Retirada sangrienta
EDITORIAL ·
El ataque terrorista que causó decenas de muertos en Kabul complica el final del repliegue de EE UU y aumenta la presión sobre BidenViernes, 27 de agosto 2021, 07:42
Las reiteradas advertencias de los distintos países comprometidos en la evacuación del aeropuerto de Kabul sobre el riesgo de que el terror pudiera elegir como ... escenario la aglomeración de civiles que pugnan por abandonar el país y los efectivos militares que canalizan las operaciones se hizo finalmente cruel realidad. El ataque se cebó con los miles de personas que se hacinan desde hace días en busca de un refugio seguro fuera de un territorio convertido en un infierno. Decenas de cadáveres quedaron esparcidos en un pequeño canal de agua teñida de sangre. Las consecuencias de la doble acción suicida alcanzaron a las tropas estadounidenses, que perdieron al menos a once marines y un médico, según el Pentágono. No parece necesaria una sofisticada información de Inteligencia para conceder verosimilitud a los insistentes avisos sobre un atentado, ni para atribuir su autoría al Estado Islámico (EI), cuya determinación criminal y desestabilizadora difícilmente iba a despreciar la tentación de añadir varios grados al caos que gobierna el presente y el futuro de Afganistán.
La terrible pérdida de vidas acredita la inhumanidad de un grupo terrorista que cobra toda su dimensión si se repara en que el de ayer fue su quinto gran ataque solo en la capital afgana. Entre enero y abril de este año, el EI multiplicó por tres su ofensiva y ganó presencia en siete provincias. En mayo pasado, después de asesinar a varias trabajadoras de medios de comunicación locales, causó 80 víctimas mortales en una escuela. Una trayectoria trágica en la que sustenta su aspiración a reclamar ahora, con el foco mundial sobre Kabul, protagonismo para sus 10.000 combatientes. Un papel de hostigamiento en el repliegue de la coalición occidental y de desafío al nuevo poder de los talibanes, que tienen ante sí a un formidable enemigo aunque ayer todavía se concedieran la mezquindad de regodearse en que la seguridad de la zona atacada es responsabilidad de EE UU.
Mientras los distintos países dan por finalizados sus planes de evacuación o están a punto de hacerlo -conscientes del destino trágico de los afganos que no lograron abordar un avión-, Joe Biden debe ponderar si agota la fecha límite de retirada en unas condiciones de peligro creciente y si plantea represalias sobre los terroristas, del mismo modo que amenazó a los talibanes si hostigaban a sus militares. Después de la guerra más larga, doce de ellos volverán a casa en ataúdes.
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