El Servicio Andaluz de Salud (SAS) tiene un nuevo gerente. Miguel Moreno Verdugo se llama y es de Málaga. Ser de Málaga no ofrece la garantía de que lo vaya a hacer mejor o peor que si hubiese nacido en Jaén o en Soria, porque la valía de las personas no se mide por ser natural de un lugar o de otro, sino por su capacidad para resolver problemas, los conocimientos que atesora y su entrega diaria. La ventaja que tiene para la sanidad pública malagueña el nombramiento de Moreno Verdugo es que no habrá que ponerlo al día de las carencias que soportan los hospitales y los centros de atención primaria de su ciudad natal, unas deficiencias que son muchas y variadas. Del nuevo gerente se espera que dé un impulso al SAS y, por ende, que lo haga más eficaz por el bien de los pacientes y de los profesionales. Hay cargos que cuando se ejercen son una especie de potro de tortura. Estar al frente del SAS es como poner de continuo la cabeza debajo de la espada de Damocles sostenida por un hilo fino que puede romperse en cualquier momento. Eso lo sabe, o lo tiene que saber, Moreno Verdugo, lo mismo que sabe, o tiene que saber, que los cien días de cortesía que se dan cuando un dirigente asume un cometido, en su caso, pueden quedar reducidos a muchos menos. Hay puestos en los que lo cortés sí quita lo valiente. Y la valentía es imprescindible para tomar medidas que den vida a la sanidad pública malagueña.
Moreno Verdugo ha sido cocinero antes que fraile. No en balde ocupó primero la subdirección económica administrativa del Hospital Clínico y después fue director económico administrativo del antiguo Hospital Regional Carlos Haya durante ocho años. Vamos, que conoce el paño. Eso es bueno para acabar con lo malo que soportan los enfermos y el personal sanitario por culpa de la falta de recursos. Tanto al consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, como a Miguel Moreno Verdugo se les va a exigir que lleven a la práctica todas las promesas realizadas por el PP durante su larga etapa en la oposición. Aquí ya no vale poner medias suelas a los zapatos; es necesario un calzado nuevo y que se amolde como un calcetín al pie. ¿Parches?, no, gracias. Ignoro qué ha hecho a Moreno Verdugo aceptar ser el gerente del SAS, pero sí sé lo que se espera de él: incrementar las plantillas de profesionales, acortar las listas de espera, potenciar las urgencias, acometer la segunda reforma de la atención primaria, contar con gestores eficientes... Eso para empezar. El tiempo dirá si acierta o se equivoca.
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