La excusa nuclear
El 13 de junio, Israel inició unas acciones militares aéreas contra Irán para, según afirma su Gobierno, destruir instalaciones militares y nucleares, y así eliminar ... la capacidad del régimen iraní para adquirir armas de destrucción masiva. Más de 200 muertos y miles de heridos en Irán es el resultado de esta agresión, mientras que la respuesta de este país, mediante ataques con misiles y drones, han provocado la muerte de más 20 personas y centenares de heridos en Israel.
El encargado de negocios israelí en España (ha sido llamada a consultas la embajadora hace un año), critica que el Gobierno de España no ha mostrado interés por «la amenaza existencial que representa para Israel» el programa nuclear de Irán, ni tampoco con los 24 muertos por la respuesta de Irán. Sostiene este diplomático israelí que hay una «gran diferencia» entre los ataques de Israel y los persas, ya que ellos solo tienen objetivos militares, y minimizan «daños a civiles», mientras que Irán ataca deliberadamente zonas habitadas. A tenor de las cifras recogidas por los medios, resulta difícil creer. El régimen iraní no es un ejemplo para nadie, y desde hace décadas pisotea la libertad de expresión y de reunión, con especial ensañamiento contra mujeres y niñas, personas LGBTI y minorías étnicas y religiosas; la tortura y los castigos crueles (flagelación o amputación) siguen estando a la orden del día. Pero el Estado de Israel tampoco está para sacar pecho en materia de derechos humanos, y basta recordar sus crímenes contra los palestinos desde su creación en 1948, iniciando una limpieza étnica, y ahora una guerra genocida contra los habitantes de Gaza, con desprecio absoluto del Derecho Internacional, con muchos años por medio de opresión y violencia contra el pueblo palestino.
Pues bien, las normas internacionales determinan que estos ataques israelíes contra instalaciones nucleares iraníes implican una violación del artículo 2.4, de la Carta de las Naciones Unidas, que prohíbe el uso o la amenaza de la fuerza contra la integridad territorial y la soberanía de cualquier Estado miembro, que por otra parte no se ha limitado a estas últimos agresiones, ya que en abril de 2024, Israel bombardeó el consulado iraní en Siria. Y sobre el supuesto arsenal atómico, las instalaciones nucleares están sometidas a la supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), y atacarlas vulnera el artículo 12 del Estatuto de la AIEA, que prohíbe las acciones hostiles bajo salvaguardias internacionales. Además, Israel no está para dar lecciones en la materia, ya que no confirma ni niega oficialmente su capacidad nuclear, pero parece que la tiene, a tenor de declaraciones a la prensa de un técnico en 1986, que le costó al afectado la prisión.
¿Cuáles son las razones de Netanyahu para iniciar esta escalada de tensión? Tiene toda la pinta que el objetivo es torpedear las negociaciones de EEUU e Irán, sobre el programa nuclear persa, y obviamente, desplazar el foco mediático del genocidio en Gaza. La supervivencia política del primer ministro de Israel está costando demasiada sangre.
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