No desear la muerte del prójimo
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Me parece que el mandamiento se refiere a la mujer pero no a la muerte y, aun cuando no lo encuentro entre los diez, no ... puede ser bueno el albergar esa tentación. En un tiempo en que se alarga de forma notable la permanencia de los mayores entre nosotros, resulta inevitable que a veces te puedan asaltar malos pensamientos. Especialmente cuando una desaparición a tiempo puede cambiarte la vida para mejor.
Porque, como es bien sabido, el tránsito al más allá produce una serie de efectos en el más acá, empezando por la apertura de la herencia. No deja de ser triste que se sucedan una pléyade de acontecimientos inevitables, algunos domésticos y ramplones cuando la atención debería estar concentrada en lo trascendental del momento. Una de las cosas que se me vienen a la memoria cuando enterré a mi madre es el catálogo que en colores te ofrecían diversos modelos de ataúdes de diferentes precios y condiciones. Como si de un electrodoméstico se tratara.
Y la herencia trae aparejada un odioso impuesto nada despreciable y que, en algunos casos, determina a los deudos a rechazarla por no poder hacer frente a la cuantiosa cuota que se le calcula, por falta de liquidez. Es una pena. Una pareja ahorrando toda su vida para comprar un piso que piensan legar a sus hijos y éstos conminados a no aceptarlo porque la valoración del inmueble nada tiene que ver con el estado en que se encuentra y la cuantía del tributo es inasumible.
Últimamente, algunas comunidades autónomas, entre ellas la nuestra, han reducido casi por completo el impuesto a los parientes cercanos para que no se vean en esa lamentable tesitura.
Beneficia esta bonificación generalmente al llamado Grupo I, hijos y descendientes por consanguinidad menores de 21 años y, a veces, del Grupo II, los mayores de esa edad, cónyuges y ascendientes. Los paisanos vecinos de esas comunidades autónomas pueden, pues, morirse tranquilos sabiendo que sus hijos podrán sucederles sin dificultades económicas.
He leído que Murcia ha dado un paso mucho más importante al eliminar no ya el impuesto de sucesiones sino también el de donaciones hasta en favor de hermanos, tíos y otros parientes cercanos incluidos en el llamado Grupo III. La región establece una bonificación del 99% en ese grupo de parentesco. Me parece una muy buena medida que ojalá sea imitada por doquier.
Porque creo que debería alentarse a las personas mayores para donar en vida, por supuesto, sus bienes a los que un día serán sus herederos. Puede ser peligroso porque la actitud de éstos hacia el anciano o anciana puede variar radicalmente. Sin este estímulo incluso, las estadísticas de la vida de las personas mayores son bien poco satisfactorias. Una gran proporción vive sola y lo que es peor una buena parte de ellos no recibe jamás una visita. Confío que las estadísticas que arrojan estos resultados sean tan fiables como las que pagamos entre todos y predicen los resultados de las elecciones.
No es solamente el descartar el abominable pensamiento de los herederos ansiosos de que todos pasen a mejor vida, ellos y el causante en distintas acepciones lo que me mueve a pensar así. No. Creo que el capital, uno de los factores de la producción, debe estar en manos de las personas que van a utilizarlo para mover la economía. Los viejos tienden a ser conservadores, a veces en exceso, no arriesgan, no invierten y simplemente atesoran sus fondos y los sacan de la circulación. Los jóvenes, por el contrario, son generalidades, claro, tienden a lo contrario.
El gobierno murciano, en esa línea, lo explica: «Supone (la medida) un avance más en las políticas de moderación fiscal del Gobierno regional para dinamizar la economía», ya que «favorece la creación de empleo y el crecimiento económico. Por ejemplo, puede ser la herramienta ideal para la continuidad y renovación de negocios y empresas cuya titular esté cerca de la jubilación». Además, insiste en que «el impuesto de donaciones tiene un carácter voluntario y bonificarlo es una manera de incentivar esas donaciones, que tienen a su vez un efecto de ayuda entre las familias y de impulsar el crecimiento». Me interpretan plenamente.
Con esto de la maldita pandemia las herencias se han disparado. Hay datos sobre las viviendas trasmitidas, casi 200.000 en 2021, según el INE, 545 al día. El 75% de los españoles es dueño de su vivienda y el 25% tienen más de una.
La derogación del artículo 28 de la Ley Hipotecaria que sometía a un plazo la trasmisión incondicional de ciertos bienes heredados ha venido a estimular las ventas pero sería mejor que entrasen al mercado sin esperar el fallecimiento de sus titulares. Eliminando también la plusvalía del donante como se eliminó la llamada 'plusvalía del muerto'.
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