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Elías Bendodo es un hombre feliz hoy. Se le notaba en su rictus cuando el lunes se sentó en el comité ejecutivo nacional del PP ... en Génova 13. El malagueño disfruta más en los entresijos del partido como gran fontanero que como gestor. El puesto de número 3 de los populares como coordinador general, que más de uno piensa que es el número dos de facto, le viene como anillo al dedo. Seguramente no ha sido nombrado secretario general porque no está en el Congreso de los Diputados y porque además no es mujer, factor éste que hoy cotiza muy alto en política, porque Bendodo es bastante más cuco que Cuca Gamarra. El malagueño es un gran negociador. Lo ha demostrado cuando tuvo que gobernar con Ciudadanos en la Diputación, donde no tuvo problemas de especial importancia con los naranjas. Incluso ya fuera del ente supramunicipal maniobró cuando Ciudadanos saltó por los aires con la salida de Juan Cassá y más recientemente con la 'espantá' de Juan Carlos Maldonado. También le echó una mano al alcalde cuando De la Torre quiso apretar las tuercas a la formación naranja queriéndole quitar competencias a Noelia Losada, lo que hubiera complicado la gobernabilidad de la Casona del Parque. La suerte se ha aliado con Bendodo, pues una carambola le ha permitido dar el salto a la política nacional, que era una de sus grandes aspiraciones. La salida abrupta de Casado y Teodoro García Egea le ha permitido coger un tren que difícilmente iba a pasar por su puerta. Juanma Moreno pierde en la Junta a uno de sus grandes puntales, pero también le permite tener sus ojos y oídos en Génova, algo que no ocurría con la dirección anterior, que se la jugó por ejemplo en el congreso del PP sevillano. A Elías Bendodo se le ha ido poniendo cara de ministrable a medida que pasaba el tiempo en política. Nadie puede tener duda de eso. Y lo será, porque sabe administrar muy bien sus movimientos. Ha tenido un tira y afloja constante con el alcalde de Málaga, pero siempre ha sabido nadar y guardar la ropa, nunca ha roto con él, ni públicamente ha alimentado polémicas más allá de los roces habituales que pueden existir entre miembros destacados de un mismo partido. El consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía ha ido creciendo en este puesto. Fundamentalmente por su labor política, que es para lo que está destinado el consejero o el ministro de este ramo. El malagueño ha sido el parapeto del presidente de la Junta, ha sido el encargado de engrasar los pactos a dos bandas con Ciudadanos y con Vox, con el que no tiene reparo alguno a la hora de negociar, y ha sido el encargado de arremeter contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Eso lo hace como nadie. Y es lo que debe explotar. Bendodo también es conocedor de que no es un hombre que levante pasiones electorales. No tiene ni de lejos el carisma del alcalde o del propio Juanma Moreno. Eso es así. No logra conectar del todo con los votantes, que lo ven como un hombre distante, pese a que en las distancias cortas es un hombre afable.
Lo que parece claro es que Bendodo tiene ya la cabeza puesta en Madrid, por lo que se antoja muy difícil que mantenga el pulso en la Junta de Andalucía, donde cada vez suenan más tambores electorales. Incluso Juanma Moreno ya no descarta el adelanto cuando antes sostenía lo contrario. Se abre además un interrogante importante en el PP de Málaga, partido del que sigue siendo presidente provincial Bendodo. Hasta después de las elecciones andaluzas no parece viable que se abra ese melón, aunque los estatutos del partido le permitan a Bendodo ser coordinador general y presidente provincial. Todo parece indicar que la sustituta será Patricia Navarro, actual secretaria general del PP de Málaga y delegada del Gobierno de la Junta en la provincia. Hay varios factores que apuntan a esa elección. Primero, porque en el PP es tradición que el secretario general sea después el que ocupe el puesto de presidente. Ya pasó con Joaquín Ramírez y con el propio Bendodo. Segundo, porque en el partido están contentos con la labor que está desempeñando tanto en el partido como en la Junta. Tercero, porque como se ha apuntado anteriormente es mujer. Y en último lugar porque es una mujer de confianza de Bendodo, que incluso se peleó con la anterior dirección nacional para que se hiciera una excepción con Patricia Navarro, pues en los estatutos del PP se impide ser delegada del Gobierno y secretaria provincial. Y ganó la batalla. Como casi siempre, porque para eso Bendodo es muy cuco...
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