No hay ya profesionales ni equipos de prestigio que no ofrezcan presencia y visibilidad a través de páginas web, blogs, cuentas de Twitter o perfiles de Linkedin
CÉSAR P. RAMÍREZ PLAZA. CIRUJANO
Martes, 6 de diciembre 2016, 11:57
La Sanidad del siglo XXI necesita contar con el universo 2.0 para poder mostrarse accesible, saludable y acompasada a la nueva era. Nadie pretende una nueva forma de hacer o ejercer la Medicina, sino la adaptación de ésta a una sociedad que ha dejado de usar bolígrafos y se maneja entre teclados, 'tablets' y 'smartphones'. Este tsunami, que ha dado la vuelta a las formas de relación social e interpersonal, está también poniendo en riesgo de un revolcón a todos aquellos profesionales sanitarios que lo ven como un esnobismo pasajero y algo ajeno a su presente y futuro inmediato. Al igual que nuestros hijos nacen con el grado adquirido de nativos digitales, muchos de nuestros coetáneos pueden servir para acuñar el concepto de ignorantes digitales si no son capaces de entender las necesidades y el estatus de desarrollo global galopante que estamos viviendo.
La Salud 2.0 no pretende trasladar los escenarios de la comunicación médico-paciente a un espacio virtual, nada más lejos de la realidad. La cercanía de la mano del paciente y el calor del contacto físico, el humanismo como base de la relación, son elementos primarios inherentes e inamovibles de una prestación sanitaria digna y de calidad; la persona debe ser lo primero y eso es intocable. Sin embargo, el mundo se ha globalizado, las distancias entre los seres humanos se han reducido y la sociedad ha diseñado unos nuevos canales de transferencia a través de los cuáles se puede ejercer una Medicina complementaria, añadida y nunca sustituta o con intención de reemplazo, que pronto conoceremos como Salud 3.0 y en la que también encontraremos a médicos capacitados para ejercer como 'knowmads', entendiendo como tales a profesionales con alto grado de innovación, creación e imaginación que son capaces de trabajar prácticamente con cualquier persona, en cualquier lugar o en cualquier momento. Es el devenir imparable de la evolución de la sociedad 2.0 del conocimiento a la 3.0, innovadora e integral.
A principios de semana recibí la nominación como finalista, por parte de un tribunal de alto nivel científico y académico, del galardón al Mejor Profesional Sanitario dentro del I Premio de Comunicación en Salud 2.0 del IVI (Instituto Valenciano de Infertilidad), una empresa privada que desde los pilares de la investigación y la excelencia ha adquirido una posición de liderazgo en medicina reproductiva a nivel mundial. El proceso de selección inicial se seguía de una fase de votación abierta al público libre en la que la cantidad de votos acumulada en número absoluto era lo determinante; es algo que puede parecer, además de folclórico y mediático, injusto y poco objetivo, pero eran las normas con las que había que jugar. Pues bien, en sólo 72 horas he percibido de forma clara la fuerza de todos los medios de comunicación de Malaga y el apoyo sincero de muchos amigos, compañeros y pacientes, que me han devuelto y dado 'feed-back' a todos los esfuerzos que hago a diario por prestar atención humana y virtual a través de las redes sociales. Sirvan estas líneas de sincero agradecimiento a todos los que me han apoyado y de disculpa a los cientos de mensajes de 'whatsapp' que no he podido responder.
La Salud 2.0 no es un ejercicio propagandístico ni pretende rellenar espacio en las redes sociales. Lejos de eso, es una forma más de asumir el papel de compromiso que los médicos (y cualquier sanitario) tenemos con nuestra sociedad, que nos quiere ver tomando decisiones y jugando el partido del día a día en el campo y no mirando desde la grada; es una forma de orientar y ayudar a los pacientes para que puedan acceder a una información veraz y accesible acerca de la salud y las enfermedades en un tiempo en el que internet se ha llenado 'pseudo-doctores google' que venden humo y no saben lo que la medicina se mueve por evidencias y no por impresiones; y, finalmente, es un modo nuevo de comunicar y difundir noticias en formatos de todo tipo que pueden ser compartidos en países en vías de desarrollo dónde los recursos de acceso a la sanidad son limitados. Sin embargo, la Salud 2.0, como forma complementaria que insisto que es, supone también un gran esfuerzo añadido para los que nos movemos en ella; cada contenido vertido es un ejercicio de responsabilidad en base a una exposición abierta, un escaparate de prestigio y una inversión de tiempo que sale del período de descanso o del que se dedica a la familia, puesto que la labor asistencial humana y directa no puede tener detrimento como antes he dejado claro y debe seguir siendo la base. Por eso es tan importante el papel que muchos compañeros líderes en comunicación de salud digital (José A. Trujillo, Virginia Ruiz, Juan Toral, Rafael Ruiz Cruces, Julio Mayol.) juegan a diario desde sus ámbitos de influencia en las redes; con ellos quiero, también, compartir este premio.
El guante tendido por la Salud 2.0 está siendo recogido en los grandes hospitales y unidades de gestión clínica de la mayoría de los hospitales públicos y privados. No hay ya profesionales ni equipos de prestigio que no ofrezcan presencia y visibilidad a través de páginas web, blogs, cuentas de Twitter o perfiles de Linkedin; más aún, la ausencia de estos canales sociales la empezamos a interpretar ya como una señal, negativa por supuesto, de ignorancia digital. Estamos entendiendo que debemos salir al encuentro de los pacientes y que estas herramientas, bien usadas y manejadas de forma profesional, van a conseguir dar un sentido añadido a lo que es el deseo máximo de todos los profesionales que ejercemos la sanidad: ayudar a mejorar las vidas de las personas.
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