Einstein y su caricatura
La caricatura lo retrata como mal estudiante que suspendía matemáticas, desahuciado por sus profesores
Teodoro León Gross
Viernes, 4 de diciembre 2015, 12:33
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Teodoro León Gross
Viernes, 4 de diciembre 2015, 12:33
El poeta Paul Valery preguntó a Einstein cómo es que no llevaba un bloc de notas en los que pudiera anotar sus ideas. El físico de pelo electrificado respondió: «Oh, no hay problema; rara vez tengo alguna». Einstein tenía pocas, porque exploraba lo esencial. Hace ahora exactamente cien años la Academia de Ciencias prusiana publicaba cuatro páginas suyas, una semana después de exponer allí su Teoría General de la Relatividad. A partir de ahí ya casi nunca se separó de la etiqueta de 'genio'; el Premio Nobel llegaría en 1921. Desde entonces cargó con su propio personaje. La caricatura lo retrata como un mal estudiante que suspendía matemáticas, y al que sus profesores desahuciaron en el aula. Es falso. Pecó a veces de rebeldía y suspendió un examen de ingreso en los estudios superiores por una prueba de letras, pero fue un alumno destacado. En 1896 renunció a la nacionalidad alemana para evitar el servicio militar -vivía en Zurich, tras la quiebra del negocio de su padre en Munich- y allí estudió cuatro años en el Instituto Politécnico. En 1900 se graduó, y poco tiempo después tuvo una hija con su compañera de estudios Mileva Maric, de la que se deshicieron por adopción aunque después formarían una familia; y mientras buscaba empleo, se dedicó a escribir artículos de Física. Se dirigió a Drude para cuestionarle su teoría del electrón mientras se envanecía ante Mileva: «Apenas tendrá algo sensato que refutarme»; y ante el desprecio del físico, le dijo después «ya no me dirigiré a este tipo de gente, en su lugar les atacaré sin piedad en las revistas científicas, como merecen». No era un pacato mal estudiante al que sonrió la fortuna. Tal vez parezca extraño que se colocase en la oficina de patentes suiza, pero tenía sentido: aquello le mantenía alerta y le dejaba mucho tiempo para pensar. Muy poco después, en 1905, su 'annus mirabilis' aún con veintitantos, publicó cinco artículos, de los que tres están considerados entre las grandes piezas de la historia de la Física. Su condición de oficinista es engañosa, y sólo sirve para la caricatura.
Más de una vez se ha contado que el pensamiento de Einstein sobre la gravedad le sobrevino al ver caer a un obrero desde un andamio. Otro camelo. No era más que un modo de vincular su hallazgo a la manzana de Newton. El propio Einstein advirtió que la anécdota era apócrifa, pues se le ocurrió en casa, sentado en una silla. No llevaba bloc, pero Einstein pensaba más y mejor que los demás. Es todo. Eso le permitió anticiparse a teorías a las que, se estima, la Física habría llegado quizá en un par de décadas. Y además se volcó apasionadamente a tiempo completo; tanto que esa dedicación a la gravedad, según se quejaba su mujer, acabó por romper el matrimonio. Einstein contribuyó a entender el mundo, pero quizá no a que lo esencial para entender el mundo es 'la funesta manía de pensar'.
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