Juanma Moreno gana con el debate
Javier Recio
Miércoles, 11 de marzo 2015, 12:48
Es difícil dar como ganador o perdedor a alguien en un debate y sobre todo es casi imposible que haya unanimidad sobre el resultado. Sobre todo en política, donde el simpatizante de cada bando se agarra a cualquier detalle por nimio que sea para dar por sentado que su candidato dejó noqueado al contrincante. Sin embargo, sí se puede colegir otra serie de cuestiones en el encuentro que se desarrolló el lunes en Canal Sur. Por ejemplo, el papel que desempeñó Juanma Moreno. Se esperaba que el candidato popular estuviera blandito, quizá arrastrado por los malos resultados que le auguran las encuestas. No fue así, y el conservador fue la sorpresa al conseguir cambiarle a Susana Díaz su cara, que si es el espejo del alma reflejaba contrariedad, mucha contrariedad. Quizá no esperaba la lideresa que se le diera tanta caña. No está acostumbrada Susana Díaz a que se le lleve la contraria y eso no lo lleva bien. Se le nota demasiado cómo se mosquea cuando las cosas no salen cómo espera. Moreno soltó una cascada de datos que son letales para la Junta. No tiene especial mérito acorralar a la presidenta con eso. ¿Qué podía alegar en su defensa si Andalucía es la región europea con más paro y lleva treinta años gobernada por socialistas? ¿O que la sanidad no funciona tan bien como se pregona? A lo mejor esperaba Díaz que el malagueño dejara escapar esa oportunidad. La socialista, que al principio parecía por momentos que estaba en un mitin y no en un debate, reaccionó y estuvo realmente ingeniosa cuando dijo que Juanma Moreno era una autoridad en materia de corrupción por su cercanía con Bárcenas y Mato. Ahí estuvo brillante y acalló por momentos al candidato del PP. El problema es que esa locuacidad se tornó en un atronador silencio cuando se le preguntó por Chaves y Griñán. En el capítulo de la corrupción fue donde se visualizó la putrefacción del bipartidismo. Fue en esos momentos cuando la gente echó en falta a Podemos y a Ciudadanos, dos formaciones que forman parte de la realidad política andaluza y que la ley que se rige por los criterios partidistas dejó fuera del plató. Antonio Maíllo sí se presentó como adalid contra la corrupción, aunque más de uno se pudo acordar en su casa de los consejeros de IU que también hacían uso de las tarjetas black. El líder de IU estuvo también ingenioso en un par de cuestiones, aunque cogió una perrera con el tratado de libre comercio, que sin duda debe ser muy importante, pero que no parece que ayude a inclinar un voto indeciso.
Todos tuvieron sus buenos y malos momentos. Por eso decir quién salió triunfador es aventurado, porque además es algo muy subjetivo. Lo que no parece tener discusión es que Juanma Moreno consiguió paliar uno de sus grandes déficit, que lo conoce poca gente. Además se presentó como la alternativa real a Susana Díaz y ha salido del encuentro con ánimos, lo que ha arengado a sus alicaídas bases. No se puede asegurar que ganó el debate, pero sin duda ganó con el debate.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.