«Una bala de ETA te mata dos veces; cuando asesina a tu hijo y luego a ti con el odio»
Médico de profesión, dio el salto a Vox porque si Bildu está en las instituciones, «las víctimas también debemos estar». Antonio Salvà recuerda a su hijo, el guardia asesinado en Mallorca hace diez años en el útimo atentado mortal
ELISA LÓPEZ
SAN SEBASTIÁN
Domingo, 28 de julio 2019
Han pasado diez años pero Antonio lo recuerda como si fuera ayer. Diego, pamplonés de nacimiento, como su madre, Montse Lezaun, acababa de empezar una ... nueva vida. Un gravísimo accidente de moto le había dejado en coma varias semanas y obligado a hacer un largo paréntesis en su nueva profesión. A sus 27 años, este aficionado al fútbol y a la Fórmula 1 se había convertido meses antes en un alumno en prácticas de la Guardia Civil. Era lo que él quería. El mismo día de su asesinato se reincorporó a su destino, el cuartel de Palmanova. Estaba contento porque le quedaba cerca de casa. Pero ese jueves, ETA acabó con su vida con una bomba lapa colocada en los bajos de su coche patrulla, un Nissan Patrol. La explosión mató a los dos agentes, él y su compañero, Carlos Enrique Sáenz de Tejada, otro joven de 28 años, que acabada de llegar de Burgos.
«Puedo describir minuto a minuto el 30 de julio de 2009. La última imagen que tengo de mi hijo es de ese mismo día por la mañana, muy temprano. Yo había madrugado para ir con mi barco de Palma de Mallorca a Ibiza. Me lo encontré por el pasillo de casa en pijama. Le pregunté qué hacía porque era casi de noche. Él había estado 23 días en coma tras el accidente. Me respondió que quería ir a mi cuarto de baño porque su madre le había dado permiso. Esa respuesta me desconcertó. Ahí me di cuenta de que no estaba bien del todo. Y me fui. Él salió más tarde a trabajar. Luego llamé a mi mujer y le dije que cómo le habían dejado ir al cuartel solo en coche, porque no estaba bien. Había estado un mes ingresado en una clínica especial para hacer rehabilitación. Yo soy médico hospitalario y me gustó mucho cómo le trataron. Es mi último recuerdo», confiesa. El mismo día que empezaba a trabajar lo mataron. Se dio de alta para no perder el destino. «Fue a un destino sin armas porque no estaba al cien por cien».
Y a las horas murió asesinado por ETA. «Al principio fue durísimo, terrible. No entendíamos nada», lamenta Antonio. No obstante, a este oftalmólogo mallorquín le gusta contar con alegría cómo era su hijo: «Tenía mucha sorna. Era alegre y sociable. Un personaje muy divertido. El más inteligente de mis hijos. Sin duda. Era más listo que el hambre. No quiso estudiar. Le dije que entonces tenía que buscarse un trabajo. Hizo de todo. Estuvo de vendedor, de guardia de seguridad. Y al final decidió preparar las oposiciones para la Guardia Civil. Su abuelo materno lo había sido. Aprobó a la segunda. Fuimos toda la familia a su jura de bandera».
Antonio también recuerda la llamada por teléfono de su hija Letizia el fatídico día. Él estaba en Ibiza almorzando en un restaurante. Le dijo que habían puesto una bomba en Palmanova. No se lo creyó. Llamó a la comisaría de Palma y se lo confirmaron. Le dijeron: «Toni, es tu hijo».
-¿Cómo ha transcurrido todo este tiempo para su familia?
-Al principio lo llevamos muy mal. Pero con el tiempo las cosas fueron cambiando. Afortunadamente a mi casa llegaron dos niños de acogida, una acogida que al final fue permanente, y la alegría volvió poco a poco a nuestra familia. Volvió a entrar la esperanza y llenó un poco el vacío que dejó Diego. Nos ayudó, pero un hijo es imposible de sustituir.
-¿Le inquietó alguna vez la posibilidad de que Diego pudiera sufrir un atentado?
-Cuando se graduó como guardia civil me fui con él y otros cuatro de mis hijos a esquiar a Andorra y pasar unos días juntos. Hablamos de esto, y me dijo que la posibilidad de que ETA le matara era muy escasa. Mallorca y Palma tenían un halo de seguridad. Era la isla de la calma, un refugio. Nunca pasaba nada. Pero esta imagen se vio truncada el día que lo asesinaron. Tengo que decir que, desgraciadamente, los etarras sabían lo que hacían. Lo planearon todo muy bien.
Salto a la política
Hoy, diez años después, Antonio dice que si tuviera delante a los asesinos les preguntaría por qué lo hicieron y quién se lo ordenó. Y por qué. Que se lo expliquen. Pero lo de perdón... Eso es otra cosa. «Yo necesito ese perdón. Pero tendría que ver a sus asesinos. Y ellos me lo tendrían que pedir. Si lo hacen, perdonaré. Pero también digo que en ese momento no sé lo que haría. A veces prefiero no saber quién ha sido, quién lo hizo... Pero reconozco que desde el punto de vista del final definitivo de la violencia de ETA es imprescindible saber quién fue. No solo en este caso, también en el de los más de 300 aún sin resolver», reconoce el padre de Diego.
-Su mujer afirmó que decidió perdonar porque le hacía bien y tenía otros seis hijos más...
-Es que no se puede vivir con odio. Es espantoso. Una bala de ETA te mata dos veces; primero cuando mata a tu hijo y luego cuando te mata a ti con el odio. Es horrible.
Antonio Salvà decidió dar el salto a la política de la mano de Vox. Confiesa que lo hizo por un compromiso personal: «Si los 'pseudoetarras', los de Bildu, están las instituciones, las víctimas también debemos estar».
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