Antes de la era de los teléfonos móviles, en muchos pueblos sólo había un teléfono público para todos los vecinos. Eran los encargados de conectar a padres e hijos, a los emigrantes y las personas que seguían en España. Eso ocurría en Merí, una aldea de Ourense, donde, en casa de Odilo, vecino de la localidad, la cabina pública sigue funcionando, aunque ya nadie coge sus llamadas.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Así se hace el lechazo deshuesado del restaurante Prada a Tope
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.