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A. U.
Lunes, 16 de enero 2017, 01:24
«A mí me casó 'Kakux'. Y mis amigos de Madrid de lo que se acuerdan de mi boda es del cura. Estábamos encantados con él». Estas palabras de un donostiarra las podrían suscribir otros muchos feligreses «tremendamente impactados» de San Sebastián, adonde Juan Cruz Mendizabal, hoy exvicario general de Guipúzcoa, llegó en 1996.
«Enseguida se vio que tenía 'feeling' con la gente joven». Fundó un grupo de tiempo libre y de su última etapa recuerdan, por ejemplo, cómo con la llegada del sacerdote la tradicional misa de los domingos de la parroquia de San Ignacio multiplicó su audiencia. «Se llenaba. Hacía eucaristías muy amenas, los niños leían. A mi hija le daba catequesis, pero de un día para otro lo dejó. Tampoco nos dieron muchas explicaciones. Pensamos que sería por algún lío con la diócesis. ¿Que qué sabe mi hija? De momento le he escondido el periódico, a ver cómo le explicas a una niña de 10 años todo esto», dice este padre sobre un caso que «nos ha tocado un montón». «Es que aún no me lo puedo creer. ¡Si siempre he pensado que en la Iglesia debería haber más curas como 'Kakux'!», exclama.
Mendizabal ha unido a decenas de parejas guipuzcoanas en ceremonias que convertía en fiestas. Hay novios que relatan que algunos invitados -tras asistir a esas bodas en las que este sacerdote tan campechano se arrancaba con la guitarra-, les pedían su teléfono porque también quería que les casara. Ahora, esa imagen se ha roto para muchos, después de que se conociera el pasado martes que siendo vicario general fue condenado eclesiásticamente en julio del año pasado por «tocamientos deshonestos» a dos menores ocurridos en 2001 y 2005 y admitidos por el propio cura. El jueves se conoció la existencia de otro caso al que el Obispado otorga «un alto grado de verosimilitud» y hay un cuarto que, hasta el momento, parece un rumor.
El primer caso de abusos reconocido por la Iglesia vasca ha provocado un estupor y conmoción inusitados en la comunidad católica guipuzcoana. En Ormaiztegi, municipio en el que hace 53 años nació Juan Cruz Mendizabal, muchos de sus habitantes se confiesan «destrozados». Un pueblo al que siempre ha permanecido muy unido, y donde le recuerdan el pasado día de Navidad tocando el acordeón y cantando villancicos. «Ha sido un shock, estamos sin poder levantar cabeza. Me lo dicen hace varios meses y digo que es imposible, pero luego lees que él mismo ha admitido dos casos...», reflexiona en alto esta vecina que no oculta su pena por las víctimas.
'Kakux' ha tenido en la familia varios referentes religiosos, como un tío de su madre, que fue misionero, pero sobre todo su tío Miguel Irizar, que fue obispo de Callao, Perú. Con 30 años, en julio de 1992, Juan Cruz fue ordenado sacerdote en la parroquia de su pueblo natal, adonde nunca ha dejado de volver y donde también sorprendió el año sabático que le apartó de la vicaría general en abril de 2016. «Había tenido problemas de espalda e incluso había sido operado. Se dijo que como es muy nervioso y por el puesto que ocupaba andaba tan estresado que ni dormía ni comía, por lo que el obispo Munilla le había aconsejado que se tomara ese descanso...».
Informó a la familia
Tras las revelaciones de esta semana, los hechos han adquirido otro cariz. Al parecer, ante la inminencia de que se iban a hacer públicos esos casos, hace varios días 'Kakux' informó a su familia. «Decir que están hundidos es poco. Él también seguro que lo está. Ha tenido la humildad de reconocer los hechos», añade un conocido.
El primer destino de Juan Cruz fue la parroquia de Santa María de Tolosa, en la que ejerció de diácono y coadjutor entre 1992 y 1996. Desde entonces ha permanecido el vínculo con la villa papelera, donde dejó una gran huella entre los jóvenes «por su estilo cercano, su amabilidad por hablar de los evangelios y de Jesús de otra manera, de un modo más cercano y atractivo», recuerda un tolosarra, que como todos los participantes en este reportaje ha solicitado guardar su anonimato. Pertenecía también a un grupo de tiempo libre y era habitual verle participando activamente con su comparsa el Lunes de Carnaval. «Muchos jóvenes que le conocían empezaron a escribir mensajes de apoyo a 'Kakux' en las redes sociales. Más de ánimo que de rechazo».
«Yo me enteré por un whatsapp el martes por la tarde. Fue un shock», cuenta un tolosarra que ha tenido una relación muy estrecha con Mendizabal, a quien describe como una persona «muy sociable, con gran facilidad de contacto con la gente. «Se dice que ha tenido una fuerte depresión, problemas sensoriales, riesgo de infarto... Se habla de un año sabático sin carga pastoral, pero por ejemplo ofició en San Ignacio en mayo y junio (podía ejercer misas privadas). El miedo que tengo es que la cosa se ha ido tapando hasta que ocurre el bombazo del martes. ¿Por qué el obispo ha reaccionado de esta manera? Porque me temo que haya un goteo, que desgraciadamente no es un asunto de uno o de dos casos», sospecha.
Una situación que ha provocado una honda conmoción entre los curas más mayores con los que ha podido hablar, «que dicen que se ha venido abajo todo el trabajo que han venido haciendo» porque existe el riesgo de que «la sospecha se generalice» tras este caso protagonizado por un cura, que a partir de ahora deberá residir en un monasterio. «Para él supone un entierro en vida, porque es una persona que necesita del cariño de la gente», dice el vecino de Tolosa.
En Bergara, donde ejerció entre 2006 y 2010, tampoco hay otro tema de conversación. Los padres también están preguntando en este municipio a sus hijos por la actitud de 'Kakux'. «Los testimonios que me han llegado dicen que no han visto nada y nunca han tenido ninguna sospecha» acerca de este cura, que tampoco caía bien a todo el mundo. Un vecino que le trató define a 'Kakux' como «un 'public relations' de primera división. Era el gran míster de la simpatía, tenía una gran imagen pública». Hasta que el martes se empezó a desmoronar para siempre.
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