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JOAQUINA DUEÑAS
Domingo, 17 de abril 2022, 15:07
La mañana amaneció casi veraniega. Después de que la Semana Santa comenzara con la amenaza de la lluvia desluciendo las procesiones del lunes y del martes, el resto de los cortejos procesionales se han podido disfrutar con total normalidad y el Resucitado ha puesto el broche de oro en una mañana esplendorosa en Marbella. La Plaza de la Iglesia estaba a rebosar de feligreses que ansiaban celebrar la vuelta a la vida de Cristo. Dos años de pandemia y uno de lluvia hacían de esta fecha aún más especial.
Tras el oficio religioso, el Santísimo Cristo Resucitado, titular de la Agrupación de Hermandades y Cofradías salía de la Iglesia de la Encarnación a hombros de 42 portadoras. Unos minutos antes lo hacía San Juan Evangelista de la ermita de Santiago, a pocos metros de allí, en la Plaza de los Naranjos. El Evangelista, llevado por 50 hombres de trono, acudía al encuentro de la procesión y saludaba a María Santísima de la Victoria (80 portadores) para compartir la buena noticia. San Juan llevaba décadas sin participar en esta procesión y por fin pudo volver a reencontrarse con normalidad con el resto de los Titulares. Un acontecimiento histórico para la ciudad.
Todas las cofradías procesionaron con los estandartes de sus Advocaciones Marianas por el Casco Antiguo de la ciudad recorriendo las calles Trinidad, Salinas, Arte o Portada y dejando lucidas estampas al son, ya sin luto, de la Agrupación Musical Cautivo de Estepona.
Emoción a raudales en el encierro cuando los hombres y mujeres de trono dieron todo lo que tenían para terminar la Semana Santa por todo lo alto, resistiéndose a la retirada hasta bien pasadas las dos de la tarde.
En San Pedro Alcántara los devotos llenaban la Plaza de la Iglesia para celebrar el paso del Resucitado. Un recorrido que estuvo lleno de emoción desde la misma salida que fue a las 12.00. El cortejo estuvo acompañado por la Asociación Agrupación Musical Sones de Carretería A.M. San Lorenzo Mártir de Málaga.
Los sampedreños despidieron la Semana Santa echándose a las calles para despedirse hasta el año que viene con una gran petalada a su Cristo. Una vuelta a la normalidad que permitió disfrutar de todas las procesiones de este núcleo urbano cuya Semana de Pasión ha logrado reponerse de los dos años de parón gracias al esfuerzo de su única hermandad.
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