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JOAQUINA DUEÑAS
Martes, 19 de julio 2016, 00:21
Siempre ha reconocido que el romanticismo y las historias de amor son su inspiración preferida y anoche el cantante Seal dio buena muestra de ello en el hotel Puente Romano de Marbella. Inmerso en una gira internacional, el rey británico del soul está celebrando sus 25 años en el negocio de la música presentando su último disco, Seal 7 que, sin embargo, es el noveno álbum de su carrera. Un trabajo que, según el propio Seal explicó en su presentación, trata de la emoción más documentada del mundo: el amor.
Seal apareció sobre el escenario apenas quince minutos después de las diez y, como no podía ser de otro modo, arrancó con uno de sus grandes éxitos, Crazy, ante un público residente y visitante eminentemente extranjero, cien por cien entregado a su ídolo. A ratos tierno y lírico, a ratos arrollador sobre el escenario, pero en todo momento en conexión con sus admiradores. «¿Vamos a bailar?» preguntó a la concurrencia. «Estamos todos guapos hoy y vamos a ser felices», les arengó.
Y así, siguió dirigiéndose al público, agradeciendo los piropos y afirmando estar muy contento de visitar la ciudad. Además, bromeó con las primeras filas: «Estoy muy contento de que estéis aquí... porque estas son la entradas más caras», lo que arrancó no pocas risas, aunque seguidamente, agradeció a todos su asistencia y los reconoció como «fans locos» por su música.
El vocalista londinense siguió mostrándose en todo momento cercano a sus admiradores, moviéndose de un lado a otro del escenario para atender a todos los flancos, llegó incluso a saltar y entrar entre sus fans entusiasmados que lo rodearon entre suspiros y teléfonos móviles. Locura por Seal. Y allí se quedó un rato, hablando con ellos y declarándose «enamorado» mientras pedía que le acompañaran a las palmas y a los coros desde el centro de la platea.
Una actitud muy común en él ya que le gusta pasear por las calles de las ciudades que visita y sentir a sus gentes. Tanto es así que recientemente se le ha podido ver en varias ocasiones cantando con músicos callejeros como en el caso de Poppy Water en Manchester. Seal, tras cantar con ella bajo un árbol sorprendiendo a los viandantes de una de las zonas más comerciales de la ciudad, Picadilly Gardens, decidió llevarse a la joven para abrir su espectáculo. Al cierre de esta edición, Seal continuaba repartiendo romanticismo a raudales en medio de su público.
Novak Djokovic
Tras cantar algunas de sus baladas guitarra en ristre y reflexionar sobre la responsabilidad individual de los artistas y de cada individuo para hacer del mundo un lugar mejor desapareció del escenario y llegó el turno de los bises. Todos los esperaban ya que en el repertorio se echaba en falta uno de sus temas estrella. De hecho, entre el público, algunos se atrevían a cantarlo incluso antes de que el artista regresara al escenario, ansiosos porque llegara el momento. Y así fue, Seal volvió a las tablas y tras saludar y dedicar la canción a Novak Djokovic y a su familia, que acudieron al concierto aprovechando que están pasando unos días alojados en el hotel Puente Romano, comenzó a entonar 'Kiss from a Rose' con su guitarra acústica.
El broche de oro lo puso con 'Life on the Dance Floor', dejando la energía en todo lo alto al bajar a cantar entre su público, bailando con unas, susurrando al oído de otras y moviendo sugerente las caderas para terminar entregando a todos los allí presentes su corazón.
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