FERNANDO MORGADO
Sábado, 19 de noviembre 2016, 11:32
Desde que conocieran el éxito masivo allá por 2011 con su segundo disco, Hest, parece que Kakkmaddafakka (o KMF, como inteligentemente han abreviado) se ha convertido a base de conciertos en uno de esos grupos cuyo directo atrae a muchos más seguidores que sus álbumes. En España han encontrado un público muy receptivo ante la fiesta que montan sobre el escenario y cada vez son más generosos con nuestro país en las fechas de sus giras, algo que ocurre también con otras bandas internacionales como The Wave Pictures y, más recientemente, Crystal Fighters.
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Anoche los seis amigos de la ciudad noruega de Bergen demostraron en Málaga que dominan como ningún otro grupo los efectos del directo. Salieron al escenario mientras sonaba el himno de la Champions League, hicieron al público repetir su nombre en varias ocasiones, sincronizaron sus contoneos de guitarra y a la tercera canción el líder de la banda, Axel Vindenes, ya se había quitado la camiseta. Todo para animar al público de la París 15, que compensó la escasa afluencia no se llenó la sala en su configuración más pequeña con ganas de sobra.
Lo cierto es que Kakkmaddafakka atesoran ya bastantes buenas canciones para ofrecer un show que se disfruta y se baila de principio a fin. Comenzaron con Touching, uno de los himnos sacados de Hest y siguieron con Galapagos, el primer corte de su nuevo disco, KMF. Con las veraniegas Someone New y Young consiguieron que hasta los más tímidos se unieran a la fiesta, para después pausar el ritmo de la velada con Change y la coreada Is She. Los trucos de los noruegos para satisfacer a la audiencia son incontables: antes de atacar Gangsta se alegraron de estar en la ciudad de Pablo Picasso, el mayor gangsta de la historia, según Axel Vindenes.
Luego, en la introducción de Heidelberg, metieron a los malagueños en un trance guitarrero que anticipó lo que iban a ser los mejores momentos del concierto: los coros del público en Your Girl y el éxtasis total en la esperadísima Restless, precedida por un discurso en tono hippie del cantante. Aún hubo tiempo incluso para disfrutar con la balada Forever Alone y de un duelo de bailes entre los miembros del grupo, que se retiraron tras una hora y media de show que se hizo corta.
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