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A veces, las redes sociales no son tan malas como las pintan algunos. Pueden ser productivas, unir, y acercar personas distantes incluso en una misma ... provincia. Eso les pasó a Antonio Carlos Miñán y a Iván Morales. El primero, licenciado en biología y conocido músico en la escena malagueña (durante muchos años batería de Efecto Mariposa y Pablo López); el segundo, licenciado en Economía dedicado actualmente a la publicidad y el marketing.
Uno en Fuengirola, otro en Torremolinos. Ambos con especial predilección por el vino. Aún más tras el confinamiento, cuando pudieron dedicarle tiempo a esa pasión que iba creciendo. Hasta que Instagram les puso en contacto. De ahí surgió el encuentro. Y de ahí al Club Viznaga sólo hubo un paso más. Tenían claro lo que querían: «Reivindicar los vinos de Málaga, ayudar a su difusión y a que se conozcan más», explica Miñán, aún sin creerse adonde llegaron en aquella primera toma de contacto hace apenas un año.
Sabían que tenían que «hacer algo por los vinos de Málaga», pero reconocen que nunca hubieran imaginado que acabarían dando a luz un proyecto como este en tan poco tiempo. «Hay cerca de un millar de hectáreas cultivadas en la provincia, unos treinta tipos de uva y casi medio centenar de bodegas reconocidas por el Consejo Regulador de Vinos de Málaga, hay mucha tradición y mucha historia aquí, sentíamos la necesidad de reivindicar un espacio que se merecen entre los mejores dentro y fuera de nuestras fronteras», apunta Morales sobre esta iniciativa con la que principalmente aspiran a «poner el vino más fácil».
Para ello, no sólo han llamado a puertas de bodegueros y enólogos para trabajar de forma conjunta. También se han preocupado (y siguen preocupándose) de aprender día a día. Llevan a las espaldas mucha cata, mucho gastado en vino y, por supuesto, formación (cuentan con el WSET 2 y 3). Hoy ya tienen hasta página web propia con podcast incluido. En ella se puede inscribir al club quien quiera hacerse socio por 119 euros al trimestre. ¿A cambio? Cuatro veces al año, un pack de cinco botellas con notas de cata: cuatro de alguna de las zonas vitivinícolas de la provincia (incluso puede que no hayan sido embotellados para el público general o sean ediciones limitadas especiales) y una última de cualquier otra denominación.
A Barcelona, Sevilla o Madrid han viajado ya algunas. Asimismo, prometen precios y condiciones preferentes para acceder a eventos que organicen las bodegas malagueñas a lo largo del año. Ellos también promueven eventos. En este caso, catas periódicas en distintos puntos de la provincia. Hasta ahora ya han realizado cerca de media docena (la próxima, el 1 de diciembre en Araboka Plaza), y la respuesta les motiva a seguir.
«Las intentamos hacer muy personales, sin alardes ni tecnicismos, en un ambiente distendido», cuenta Antonio Carlos Miñán, que por 'deformación profesional' tenía que darle su toque con una canción para cada vino. Nada se deja al azar. Todo entra dentro de ese paraguas reivindicativo, casi didáctico, llamado Club Viznaga. ¿Su reto? «Tener todas las referencias calificadas para que la gente que busque una en concreto sepa que si acude a nosotros va a poder encontrarla». Son ambiciosos estos «locos del vino».
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