Martín Aguilar: «Peiró fue el más grande»
El consejero consultivo del Málaga fue uno de los directivos más cercanos al extécnico
Francisco Martín Aguilar es devoto de Joaquín Peiró. Para el consejero consultivo del Málaga, el extécnico malaguista, fallecido este miércoles con 84 años, fue «el ... más grande como entrenador y como persona». Como su entorno más cercano, él también esperaba este final anunciado, pero eso no quita para que sea un día muy emotivo. Entre lágrimas y medias sonrisas. Martín Aguilar tiene miles de historias. Unas que se pueden contar y otras que no, que por eso Peiró confiaba en él. Fue una relación que empezó bien desde el primer día.
Cuando lo recogió en la estación para firmar el contrato como entrenador del Málaga. «Fui a por Peiró a la estación, luego con el tiempo descubrí su miedo a los aviones, y lo llevé al estadio. Luego, con su voz de caballero, tan exquisita y noble, me preguntó si tenía tiempo para enseñarle un poco la ciudad. Resulta que tenía muchas ganas de ver la playa, y lo llevé al Palo. Recuerdo esto como un afortunado. Quedé impresionado cuando lo conocí», rememora Martín Aguilar en un días muy especial para el malaguismo del cambio de siglo.
«Recuerdo muchas anécdotas. Tengo para un libro. Era muy cercano y muy agradable. Conmigo tenía una relación muy amistosa. Cuando íbamos de concentración siempre pedía una cerveza con dos dedos de espuma, y ahora lo hago yo para imitarlo y son muchos los camareros que recuerdan al míster. Cada 29 de enero lo llamaba para felicitarlo, porque siempre me acordaba por sistema. Es una persona que se me ha quedado grabada para siempre. Pero los últimos años era muy complicado, su mujer intentaba decirle quién era porque no se acordaba«, cuenta con mucho sentimiento el actual consejero consultivo del Málaga. »Para mí, esté donde esté será siempre el más grande. Esto no sirve para mucho, pero si para expresar mi sentimiento sobre él. Para mí ha sido el mejor«, no duda Martín Aguilar.
Lo que más le seducía de Peiró era su picardía y talante. «Escuchaba a todo el mundo y siempre respondía. Los jugadores les respetaban mucho. También tenía mucha personalidad y cuando se enfadaba, cuidado». Aunque la versión que más recuerda de él es su clase. Siempre hecho un pincel. «Cuando ya no era entrenador del Málaga me lo volvía encuentro en Madrid en un Atlético-Málaga y me dijo que no solía ir al estadio pero que era su Málaga y tenía que ir», recuerdo Martín Aguilar, que conserva miles de historias con Peiró, ya una figura eterna del malaguismo.
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