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El Reus salvó el primer 'match ball' a mediados de mes y evitó ser excluido de la Segunda División para las últimas 24 jornadas de Liga, pero dos semanas después se mantiene la incertidumbre sobre la presencia del equipo catalán en La Rosaleda en la cita fijada para el día de Reyes (20.00 horas). En la actualidad el cuadro reusense sólo cuenta con doce profesionales, pero estos se plantean hacer huelga y no viajar a Málaga.
El viernes cinco jugadores quedaron desvinculados oficialmente del Reus debido al impago de sus haberes en los tres últimos meses. Junto a Mikel, cedido por el Málaga, se encontraban el portero titular, Edgar Badía; el lateral Shaq Moore (cedido por el Levante), el centrocampista Vitor Silva (que ni siquiera pudo ser inscrito en verano) y el delantero Fran Carbiá. De este modo, la plantilla se ha visto reducida a la mínima expresión.
Ya a mediados de mes el máximo accionista del Reus, Joan Oliver, evitó la exclusión de la Segunda División al abonar las nóminas de septiembre, octubre y noviembre de aquellos jugadores que habían presentado la correspondiente denuncia. El dueño del club aseguró entonces que había cerrado la venta a un grupo inversor –se llegó a hablar de que estaba vinculado al todopoderoso representante portugués Jorge Mendes– y que los problemas iban a quedar resueltos. Pero dos semanas más tarde la situación no sólo no ha variado (los técnicos y los empleados del club siguen sin percibir sus haberes de los tres últimos meses), sino que se ha agravado por la marcha de los referidos cinco futbolistas. Además, otros dos, Olmo y Querol, se han acogido al proceso abreviado, así que quedarán libres si no les pagan antes del 8 de enero. La deuda del club, según admitió ayer Oliver en una rueda de prensa, asciende a 5,2 millones.
Es decir, a día de hoy el Reus sólo cuenta con doce profesionales, incluidos los citados Olmo y Querol. Se trata del guardameta Pol (que estuvo en el filial malaguista y fue convocado en alguna ocasión con el primer equipo), Bastos, Catena, Borja Herrera, Ledes, Mario Ortiz, Juan Domínguez, Carbonell, Ricardo y Linares. El descontento en este grupo de futbolistas es más que evidente porque las promesas del máximo accionista han vuelto a incumplirse nuevamente.
Hasta el momento los jugadores del Reus han actuado con absoluta profesionalidad pese a los continuos impagos, pero parece que la marcha de cinco de ellos es la gota que ha colmado el vaso. De hecho, los futbolistas meditan hacer un plante el domingo y no presentarse en Málaga para jugar en La Rosaleda. Conviene recordar que, en caso de incomparecencia o de que no cuente con al menos siete profesionales, el rival (en este caso, el conjunto blanquiazul) ganaría el encuentro por 3-0. Así lo especifica el Código Disciplinario de la Federación Española de Fútbol.
Además de sentirse engañados, otra cuestión puede llevar a los jugadores del Reus a hacer huelga dentro de una semana. Varios de ellos cuentan con ofertas para marcharse, como es el caso más que conocido del delantero centro Linares, con una propuesta del Zaragoza. El máximo accionista del club fue contundente ayer en su comparecencia: «No queremos tener a nadie a disgusto, pero no podemos poner en riesgo el futuro del club. Hablaremos con LaLiga para ver si, en caso de que permitamos alguna salida, podamos ocupar esa plaza con algún fichaje. No tenemos voluntad de dificultar la vida de nadie, pero siempre que esa baja que se pudiese producir fuese sustituible. Si no es así, no se irá nadie que tenga contrato».
No parece que LaLiga vaya a transigir con esta exigencia de Oliver de permitir nuevos fichajes cuando la deuda es tan elevada y los técnicos y empleados tienen tres mensualidades pendientes. Yademás el mensaje del dueño del Reus seguro que tampoco habrá gustado en el vestuario y en esos jugadores que desean marcharse. Por eso la pregunta es más que obvia: ¿se jugará el Málaga-Reus?
EFE
Joan Oliver, máximo accionista del Reus, aseguró que en la actualidad «no existe un riesgo de desaparición inminente» de la entidad, pero no niega que «hay una necesidad absoluta de recursos financieros, vía venta de la entidad» y que si esta no se produce «la continuidad será muy difícil».
Oliver comentó que está trabajando en dos objetivos, «encontrar recursos financieros, así como mantener al precio que sea viva la institución». «A día de hoy, y a diferencia de lo que pasaba hace 20 días, la continuidad del primer equipo está garantizada», insiste el máximo accionista del Reus, quien tiene la esperanza de que «los temas financieros» se puedan resolver más rápidamente.
Pese a ello, Oliver no quiso dar detalles sobre las operaciones para la venta de la entidad: «Hay una operación viva, se continua negociando para la venta del club». Además, dejó claras sus intenciones, que pasan por «buscar una solución, que es vender el club» y después irse. Sin embargo, dijo que no realizará el camino inverso, por lo que no se marchará hasta que no encuentre un comprador.
«El origen de la crisis es el cambio de las políticas del fútbol chino en materia de fútbol», se justificó Oliver, ya que había confiado en que se produjera una financiación procedente de China, merced a un acuerdo con el BIT FC, para afrontar su andadura en el fútbol profesional. En este sentido, Oliver reconoció que su error «fue no darme cuenta antes de esto».
Según sus cálculos, «el Reus ha perdido un millón de euros cada año para poder competir decentemente en Segunda División A», e informó de que se trata del club con menos ingresos de la categoría.
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