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Los 'invisibles' del Málaga: «La labor es brutal; cada día es un reto»

Los 'invisibles' del Málaga: «La labor es brutal; cada día es un reto»

El responsable de Infraestructuras y Mantenimiento del club, Javi Pérez, explica la transformación de La Rosaleda y el trabajo diario de los empleados de mantenimiento para cumplir con las exigencias del protocolo de LaLiga

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Miércoles, 13 de mayo 2020, 13:59

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Son los 'invisibles', pero sin ellos la maquinaria no funciona. Su esfuerzo está siendo clave para que el protocolo de LaLiga que permite al equipo volver a entrenarse se pueda cumplir con éxito, como está siendo tras la primera semana. «Los jugadores y el cuerpo técnico son los primeros protagonistas, pero la labor de los chicos de mantenimiento es especial, es brutal. Tanto los que están con el primer equipo, aquí en La Rosaleda (ellos son los que pasaron las pruebas el pasado miércoles junto a la plantilla), como los que están fuera, están a tope», cuenta Javi Pérez, responsable de Infraestructuras y Mantenimiento del Málaga en una entrevista para los medios oficiales.

Nadie mejor que él para comentar todo lo que ha supuesto trasladar el lugar habitual de entrenamiento de la primera plantilla, el estadio de atletismo Ciudad de Málaga, por La Rosaleda, que estaba más destinada a los últimos entrenamientos de la semana y los partidos. «Nos tuvimos que incorporar con una serie de restricciones y adaptándonos a un protocolo de seguridad. Desde que entramos por la puerta ya venimos con guantes y mascarillas, y la desinfección es súper profunda y meticulosa. Nos ha pillado esto desprevenidos a todo el mundo, pero se están haciendo las cosas y se está siguiendo el protocolo», confirma Pérez.

El entrenador, Pellicer, ya les felicitó públicamente por todo este trabajo el pasado sábado, cuando iniciaron los entrenamientos individuales, porque «cada valla, cada cono y cada balón está desinfectado por jugador». Y es que el protocolo «es riguroso, pero también la única manera de que esto salga bien. Cada día es un reto, porque quieras o no surgen historias en las instalaciones y no te puedes saltar nunca el protocolo. Es una prueba de fuego. Tenemos el inspector de LaLiga (Daniel Bendodo), que nos ayuda bastante, está siempre con nosotros y vamos de la mano todos. Tiene que ser así», explica Javi Pérez, quien resalta que en esta primera fase del protocolo (que adquiere una relevancia bíblica) «no se utilizan los espacios cerrados. Ahora mismo son todo espacios abiertos, es bastante más llevadero. Cuando empecemos la otra frase será otro reto que tenemos que afrontar», adelanta.

Una cadena de montaje para los jugadores

El responsable de Insfraestructura y Mantenimiento también comparte al detalle cómo es el procedimiento a realizar con los jugadores en estos momentos, donde la precaución es total: «El jugador, desde que entra, tiene que hacer su primera parada donde tiene su gel hidroalcohólico, sus guantes y su mascarilla. Vuelven a subirse al coche y esperan su turno para acceder al campo, porque viene ya con su ropa para entrenar. En ese momento el jugador sí se quita la mascarilla; accede al campo, pero cuando sale se vuelve a desinfectar. Al entrar se quita sus zapatillas de deporte y se pone sus botas, y ya se desinfecta sus zapatillas de deporte. Cuando se retira vuelve a pasar por otra zona distinta a la que entró, donde deja su GPS y sus botas, que se desinfectan y se limpian, y recogen sus zapatillas, se las vuelven a poner y se vuelven a desinfectar. El jugador pasa por el punto de control de salida, vuelve a coger su gel, sus guantes y su mascarilla, coge el coche y fuera», simplifica.

Jornadas maratonianas

Como contábamos en SUR el pasado domingo, este formato para regresar al trabajo es un reto para técnicos porque supone multiplicar sus sesiones de entrenamientos y alargar las jornadas. También para controlar al máximo los riesgos de lesiones. Pero los empleados de mantenimiento también han aumentado el número de horas en La Rosaleda: «El último entrenamiento (dividos en turnos de cuatro jugadores en cada uno de los dos terrrenos de juego de La Rosaleda) puede ser a la una y media, y el siguiente es a las seis, pero nosotros no terminamos de desinfectar hasta las nueve de la noche, que termina el último entreno. Y seguimos limpiando el gimnasio porque tenemos que dejarlo todo preparado para el día siguiente y la verdad es que no paramos. Vamos con turnos, pero siempre hay limpieza. También los trabajos del césped, que hay que tratarlo porque le estamos dando ahora más uso», informa Javi Pérez.

Pero a pesar de todas estas complicaciones, el ambiente es positivo porque ya supone una luz al final del túnel, aún largo, del desconfinamiento. «Hay más unión. Estamos más cerca, pero no tan cerca. Por los protocolos de seguridad tenemos que guardar las distancias, pero convivimos más con ellos. Estamos atentos a ellos, especializados en ellos. Donde va el jugador, vamos nosotros detrás. Convivimos más con ellos. Es agradable volver a estar con los compañeros, hay buen ambiente, sonrisas… Es especial», concluye el responsable de Infraestructuras y Mantenimiento del club, Javi Pérez.

Este gran desgaste ocupa gran parte del tiempo, pero eso no quita que entre todos los empleados también convivan con la sombra de un futuro incierto en el que asoma un más que posible ERE (Expediente de Regulación de Empleo) en el Málaga, que está obligado a reajustar su estructura de club para seguir siendo viable, más aún con la crisis del coronavirus. Otro exigente ejercicio, físico y mental, para superar este tiempo de contradicciones e incertidumbres.

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