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marina rivas
Jueves, 6 de febrero 2020, 23:56
Todo lo que separan las barreras y las culturas es capaz de unirlo el fútbol, el deporte más universal. Sólo por ser japonesa podríamos pensar que los inicios de Ayano Dozono fueron diferentes o incluso más duros que los de una chica española hace ya 30 años, los que cumple en marzo. Sin embargo, fue el mismo que el de muchas profesionales de hoy en día. «Comencé jugando con mis hermanos y en el colegio, con los niños o incluso sola, golpeando el balón contra la pared. Después entré en un equipo de chicos, con los que jugué hasta los 15 años», comenta la centrocampista del Málaga. Quizá el único impedimento lo encontró en su casa, donde se veía bien que sus primos (varones) jugaran, aunque se torcía el gesto cuando la que perseguía el balón era ella. A base de esfuerzo, hizo cambiar a sus padres de idea.
Se fue de casa (de Kagoshima, al sur de la isla) a los 18 años, al Urawa Red Diamonds, la sección femenina de uno de los clubes más potentes de Japón, tanto en la Primera masculina como femenina. A modo de curiosidad, la empresa Mitsubishi fue la fundadora del club en 1950. Con este conjunto ganó dos Ligas y comenzó a ser internacional hasta sub-20, y además acudió al Mundial de esta categoría y fue campeona de la Copa de Asia sub-19.
Sin embargo, nada es eterno y el no poder dedicarse a su sueño llevó a Ayano a replantearse su futuro: «A los 24 años iba a dejar el fútbol, me cansé y seguí con mi trabajo». Y es que nunca, durante estos años, recibió un salario como jugadora, dado que la liga femenina japonesa sigue sin estar profesionalizada. Por aquel entonces trabajaba en una fábrica de pegamento, testando la calidad de los productos.
Pero un día cambió y retomó su pasión. Así lo rememora: «Una amiga japonesa está jugando en España y le pregunté qué tal era el fútbol allí. Ella me dio el número de su representante y me consiguió tres equipos: el Granadilla de Tenerife, el Zaragoza y el Espanyol (todos de Primera)». Esa amiga es Minori, la primera japonesa que formó filas en el Málaga, en la pasada temporada en la Liga Iberdrola y su excompañera en el Urawa Red Diamonds. Ayano se entrenó una semana con cada conjunto y fichó por el tinerfeño (a 12.500 kilómetros de su casa) en 2016. Allí conoció al actual técnico malaguista, José Herrera, ayudante y analista del conjunto canario. Tras tres temporadas, marchó al Santa Teresa de Badajoz de Segunda y después recaló en Málaga, gracias a la llamada de Herrera.
Todavía le cuestan ciertas pronunciaciones en español, pero habla con bastante fluidez y, lo más importante, no sólo es una más del equipo, es la revelación de las últimas jornadas. «Estoy muy contenta. Al principio no podía jugar, porque estaba lesionada, pero todo el mundo me dio mucha confianza y ahora lo estoy jugando casi todo. A veces los resultados son injustos, pero todavía creemos que se puede subir», asegura. Debutó como titular en el partido contra el Fundación Albacete y se estrenó con gol y con un carácter y una verticalidad arrolladora. En las siguientes cuatro jornadas marcó dos veces más (ya suma tres). Nunca fue seguidora de ningún equipo ni de un jugador, pero desde pequeña tuvo una obsesión: «Me encanta ver vídeos de goles, desde pequeña, e intentarlos después». No es Primera, ni es la liga japonesa, pero Ayano está satisfecha y ya se considera medio española.
Lo que la centrocampista tiene claro es que, por ahora, no piensa en regresar a su país. Por un lado, porque aquí sí puede considerarse futbolista: «Cuando llegué, la liga española me pareció que tenía un poco menos de nivel que la japonesa, que es más técnica, pero aquí la Primera es profesional y en estos años está evolucionando mucho», explica. Y por otro lado, porque ya se ha empapado de la cultura española y, aunque le gustaría testarse en otras ligas, se siente cómoda en España. De hecho no es la única que opta por nuestro país. «Las japonesas que destacan se van a otros países, como Alemania, Australia, China, Corea, Francia y también España. Ahora cada vez más japonesas se quieren venir aquí». Y es que el fútbol español tiene gran calado en su país. «Allí los deportes estrella son el béisbol y el fútbol y las ligas que más se siguen son la japonesa y la española», asegura. No es habitual el fanatismo a los grandes equipos españoles, como en China, pero sí destaca: «Desde que Iniesta está en Japón mucha gente se interesa por él y va a verle jugar». Todavía no tiene claro qué rumbo tomará en un futuro cercano, pero por ahora seguirá buscando victorias con el Málaga.
–¿Un cantante o estilo de música favorito?
–Me gusta la música tranquila, para relajarse y, como grupo, Arashi.
–¿Una película preferida?
–Me gustan 'Chef' y 'Campeones'.
–¿Algún amuleto o manía antes de competir?
–En Japón me ponía siempre un vídeo de Arashi antes de jugar, ahora sólo hago ejercicios con la goma para ejercitarme.
–Un segundo deporte.
–El voleibol.
–¿Algún referente deportivo?
– Iniesta.
–¿Es seguidora de algún equipo de fútbol?
–La verdad es que no. Lo que más me gusta es ver vídeos de goles. De pequeña ya lo hacía y los intentaba imitar después.
–¿Qué le gustaría aprender a hacer?
–Mejorar mi español y estudiar otros idiomas.
- ¿Cómo se ve en diez años?
- Entre otras cosas me gustaría ser madre y ojalá poder seguir ligada al fútbol; si no, buscaré otro trabajo.
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