Récord de muertes por calor en Málaga el pasado mes de julio

El aumento de las temperaturas amenaza ya con ser uno de las principales causas de mortalidad en Málaga, o al menos una con la que hasta hace poco no se contaba. Casi un centenar de personas han perecido en la provincia este verano por motivos derivados de las altas temperaturas. En julio, fueron 62 malagueños los que fallecieron por esta causa, según el Instituto de Salud Carlos III. Este organismo, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, registra estos datos desde 2015, que, en el caso de Málaga, anotó su máximo el pasado mes. Pero todo parece indicar que el número de agosto no se quedará lejos de este récord, sino incluso superarlo, ya que se han registrado 37 decesos por calor en los 14 días que han transcurrido.

En lo que va de año, aunque la concentración se produce en los meses de verano, 99 malagueños han muerto por motivos relacionados con las altas temperaturas. Aún así, Málaga no es la provincia andaluza con más número de decesos por calor. Sevilla contabiliza, a cierre de esta edición, 155 personas muertas por estos motivos y Almería lidera este ranking con diferencia, al registrar 420 fallecidos. Sin embargo, en el acumulado desde 2015 hasta hoy, Málaga se sitúa muy cerca de la capital andaluza, 705 personas frente a las 706 de Sevilla, y Almería destaca con 3.189 muertes debidas al calor.

Uno de los datos más llamativos es que ocho de cada diez decesos por causa de las altas temperaturas el pasado mes de julio en Málaga fueron de mujeres y la misma proporción se repite en agosto en lo que va de mes. La estadística a nivel andaluz también tiende más a las féminas, pero con un 68% con respecto a los hombres en el mes de julio, frente al 81% de la provincia.

Aunque el perfil de hombre o mujer que trabaja bajo el sol es el más recurrente en el imaginario, los datos dicen otra cosa, ya que con respecto a la edad de los fallecidos, la proporción en Málaga se amplía en los mayores de 65 años. Tanto en julio como en lo que va de agosto, nueve de cada diez personas que han perdido la vida por motivos relacionados con el calor tenían 65 años o más.

Un total de 56 fallecidos que, para poner esta cifra en contexto, desde que se inició la pandemia por la Covid-19 supera por primera vez al número de decesos por esta enfermedad entre los mayores de 65 años malagueños en el mes de julio (9).

Lo que reflejan los datos es una realidad térmica que afecta directamente a la salud. Así lo explica el doctor Miguel Marcos, director médico y jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Málaga. «Los mecanismos fisiológicos tienen lugar en una temperatura concreta, que en los seres humanos es de entre 35 a 37 grados. Tenemos un centro que regula esa temperatura y ahí es donde el organismo pone su energía para que todo pueda funcionar bien. Y cuando eso no ocurre, o bien por frío o bien por calor, se ponen en marcha una serie de mecanismos que van orientados a que se mantenga», describe.

Es, precisamente, cuando el calor del ambiente se mantiene mucho tiempo en términos muy elevados cuando comienza a afectar a esos mecanismos que tiene nuestro cuerpo para intentar mantener la temperatura en unos niveles adecuados. «A través de eliminar sudor y humedad, el cuerpo intenta compensar ese calor que tenemos y hacer que la sensación térmica sea menor», matiza el responsable médico, que recalca que cuando eso ocurre se pierde líquido. «Y al perder líquidos, sobre todo las personas más vulnerables (bebés y ancianos), llega la deshidratación que puede provocar un desajuste importante en el metabolismo; no solo por la pérdida de volumen, sino también por sales iones que se pueden alterar y que pueden hacer que la vida corra peligro».

Los datos dejan claro que las muertes por calor afectan más a mujeres que a hombres, pero para el doctor Marcos no existe una razón médica. «Estadísticamente hay muchas más mujeres en edad extrema de la vida, probablemente tenga que ver con eso, porque no hay una mayor susceptibilidad por ser hombre o mujer», asegura. Ahora bien, estos mismos datos de fallecidos hacen referencia a las personas de más edad, y ahí sí que existe una explicación científica. «A medida que nos hacemos mayores tenemos menos capacidad de concentración de agua en el cuerpo, y eso se traduce en menor recursos para vencer a la deshidratación», asegura el director médico de Quirónsalud Málaga, que sí alerta de una realidad relacionada con Málaga. «Esto ocurre de forma más grave en lugares donde hay más humedad, como donde vivimos nosotros. Es verdad que en otras provincias la temperatura es más extrema, pero también la protección que pueden tener es mayor que en ciudades como Málaga».

El doctor Marcos cree que, a pesar de que se habla bastante sobre las elevadas temperaturas y las medidas a tomar, aún perciben en el hospital «algo de imprudencia» de la gente. Aunque los casos más graves –como los fallecimientos– se dan en gente mayor, señala que estos golpes de calor están ocurriendo cada vez más entre gente joven. «No aparecen en forma de fallecidos porque no mueren, pero sí nos están llegando al servicio de urgencias muchas personas que hacen ejercicio en horas extremas del día o personas que cogen la bicicleta o que se van a correr o, sencillamente, que dan un paseo en las horas más complicadas», alerta. Síntomas de mareo, debilidad, incluso pérdida de la conciencia, aunque al tener menos edad mejoran rápidamente con un poco de hidratación y dejándo a estos pacientes en observación. «Tenemos una figura muy importante que es el golpe de calor, que es aquella situación en la que todos los mecanismos fracasan. Se produce un choque, un 'shock'. Es una situación en la que el cuerpo no puede llevar oxígeno a todos lados provocado por ese calor extremo. Y eso ocurre en personas jóvenes porque suelen exponerse mucho más», recalca.

Uno de los grandes riesgos de vivir veranos más cálidos es que estas altas temperaturas no solo se dan durante el día. Al estar despiertos, podemos beber y tomar alguna medida para evitar riesgos, pero de noche –aunque el metabolismo se ralentiza– se siguen sufriendo las consecuencias del calor. «No hidratarse durante toda la noche, y más si la habitación no está ventilada, supone también un riesgo que en muchas ocasiones no se tiene en cuenta», afirma el especialista.

Precisamente, una de las formas de combatir ese calor es el uso del aire acondicionado para dormir, que a su vez puede traer consigo otros problemas indirectos. «Dentro de unos límites y con una temperatura adecuada nos protege del calor extremo, pero si no hacemos un buen mantenimiento de los filtros, puede favorecer la aparición de patologías respiratorias», sostiene Marcos, que aun así incide en lo positivo, ya que ayudan a vencer el riesgo de sufrir las consecuencias del calor. «Siempre recomendamos que se ponga un temporizador, que se enfríe la habitación, que se mantenga, pero que no esté toda la noche. Cuando estamos dormidos entramos en un momento donde nuestro metabolismo se ralentiza y nos exponemos más a todas estas variables que nos rodean».

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