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La misión de Jesús

ANTONIO MANUEL MONTOSA

Domingo, 14 de agosto 2022, 00:30

Jesús habla de su misión de manera enigmática. Expresa el objetivo de su ministerio, de su proclamación y de su actividad figuradamente como fuego. Usa el enunciado simbólico: «prender fuego a la tierra». En la Escritura el fuego simboliza la presencia de Dios, su amor, su juicio, la purificación divina, la presencia del Espíritu Santo para llevar a cabo cambios en nosotros. Él desea ardientemente que el amor de Dios, su presencia, nos llene y purifique. En este sentido, la misión de Jesús consiste en purificar la comunidad, en acendrar las impurezas. Jesús lo realiza mostrándonos el amor de Dios, su misericordia y su perdón. Lo realizará con un bautismo que no es sólo de agua, como el del bautista, sino un bautismo de fuego en el cual debe ser bautizado.

Jesús está deseoso de que llegue el momento. Este bautismo está íntimamente vinculado a su ministerio cuyo culmen es la Cruz. Anticipa su pasión y muerte, su firme decisión de cumplir con la voluntad del Padre, voluntad que ya ha manifestado en el camino de su vida, de su existencia. Una existencia marcada por la discordia. Aceptar y seguir a Jesucristo es acoger la confrontación por fidelidad al Evangelio, por fidelidad a los hombres. Esto perseguirá a Jesús durante toda su vida. Ya desde el inicio, Lucas lo manifiesta. Jesús está marcado como bandera discutida, como señal de contradicción.

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