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Entre negocios pensados para guiris y turistas en Torremolinos, aparece como un oásis del buen comer el local de Alejandro Ortiz y su troupe. En pleno barrio de La Carihuela, entre hoteles y pubs que ahora permanecen cerrados, La Viña de Ale es uno de esos lugares que nunca defraudan para tapear o echar un buen rato de charla con amigos. Los asiduos a este local, cuyo concepto se podría asemejar al de un gastrobar, saben que cualquiera de los platos que aparecen en su carta son un deleite para el paladar, aunque las virutitas de solomillo con alcaparras, la ensalada de gulas o el solomillo troceado con huevos fritos de codorniz son de matrícula de honor. Y prueba de ello son las colas que suelen formarse en la entrada cualquier fin de semana.
En este pequeño pero coqueto local también se puede copear sin hacerle caso al reloj, pues disponen de una amplia carta de vinos que no necesariamente hay que tomar por botellas. Ypostres. Y copas. Y, en definitiva, todo lo necesario para disfrutar de una buena mesa en la mejor compañía.
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