

Secciones
Servicios
Destacamos
Triunfar con una cadena de churros en una provincia en donde hay churrerías en cada esquina no es tarea sencilla. Tejeringo's Coffee no sólo lo ha logrado a escala local, sino que ya busca su hueco en el mercado nacional y sueña con conquistar Europa y las Américas. Su propietario, Antonio Arrebola, se muestra convencido de que tiene un producto único porque han sido capaces de modernizar las tradicionales churrerías, pero también de que hay que crecer poco a poco, «con la cabeza en el cielo y los pies en el suelo».
–¿Cómo logra convertir un producto tan sencillo como el churro en una franquicia de éxito?
–Eso es un proceso muy largo, no es algo que se logre hacer en un día. Todo viene de mi madre, que es la que me dejó la herencia de los tejeringos gracias a un negocio que aún sigue abierto detrás de Barbarela. Como yo no soy buen estudiante, mi madre me puso a trabajar muy temprano, con 15 años, y yo le cogí como mi modelo de referencia. Me gustaba la idea de ser mi propio jefe y, a partir de ahí, empecé a tener claras mis ideas. Con 19 años monté mi primer negocio, que no me salió del todo bien, y un año y medio después abrí El Artesano, en Churriana, que es donde germinó la idea de Tejeringo's Coffee. Empecé con un local pequeño con cuatro mesas y después fui ampliando y creciendo, decidí dar el salto al Centro, crear un logo y así poco a poco hasta el día de hoy.
–¿Cuándo decide exportar su producto a otros sitios?
–No creo que eso se decida en un momento concreto, sino que es parte de la evolución natural. Cuando ya habían pasado 13 años y tenía un local de 200 metros cuadrados en Churriana me di cuenta de que venían personas de toda Málaga y me interesé por el modelo de las franquicias. Mi idea superlativa era llegar algún día a Londres (risas).
–¿Qué le animó a dar el salto?
–Eso es un desarrollo bastante largo, aunque yo me acuerdo de la primera vez que vi un Dunkin' Donuts (actualmente Dunkin'), que estaba en la estación de trenes antigua, y me pareció una locura: una franquicia que venía de Estados Unidos… Eso fue mucho antes de yo tener un negocio propio, pero ya estaba enamorado de esa idea. Pero para llegar a eso tienes que hacer todos los pasos. No hay ningún punto en el que dices quiero hacer una franquicia. En Churriana me sorprendía de ver a personas que esperaban 40 minutos para llevarse tejeringos a su casa porque yo mismo no lo esperaría. Desde luego hay cosas que encienden las luces rojas y te indican que vas por el buen camino, como que un humorista de la talla de Tomás García te dedique un monólogo completo.
–¿Cuál es el secreto del éxito?
–Nuestro secreto es que le hemos dado la vuelta al concepto. Cuando piensas en una churrería se te viene a la cabeza aceite, grasa, papeles en el suelo, una freidora negra… y Tejeringo's es todo lo contrario. Es una cosa artesanal, clásica pero también muy moderna y rompedora. Recuerdo que en El Artesano, en plena crisis de 2007, decidí invertir casi 100.000 euros en reformar el local e incluir una decoración más moderna. Para eso me tuve que pelear incluso con mi familia, que me decía que estaba loco, pero lo saqué adelante y la caja subió un 35%. Desde entonces supe que ese era el camino.
–¿Todo ha sido así de sencillo?
–Para nada. Me he equivocado muchísimo y me he pegado unos tortazos brutales. Pero tienes que aprender de las cosas que vienen mal dadas, reconocer que por mucho que haces nunca lo sabes todo. En todas las aperturas hemos tenido que superar problemas. De todas formas, hay que estar un poquito loco para lanzarte como yo, porque lo normal es que te encuentres con gente que te pone los pies en la tierra. Yo siempre he sido muy soñador y he proyectado lo que quiero en el futuro. He sido siempre una persona ambiciosa y eso no me parece algo malo siempre que respetes a los demás y seas honesto.
–¿Cuántos locales tiene Tejeringo's Coffee?
–Ahora mismo 13: diez en la capital, uno en Fuengirola, otro en Las Lagunas y otro en Sevilla.
–¿Para cuándo un Tejeringo's en Londres?
–(Risas) Después de la experiencia en Sevilla ya te digo que va a tardar. Aunque también te digo que nuestro crecimiento está siendo exponencial y en los últimos años se ha producido una explosión. Si no llega a venir la pandemia hubiéramos montado muchos establecimientos y quizá ya estaríamos en Córdoba, Granada o Madrid, pero esto nos ha cortado las alas. Incluso así, el martes firmo cuatro establecimientos nuevos y luego tengo pendientes otros tres más. Desde luego que quiero llegar a Londres y a Nueva York, pero hay que tener la cabeza en el cielo y los pies en la tierra. Primero vamos a ser nacionales. No tengo prisa porque no quiero morir de éxito. Mientras más creces, más te das cuenta de que te faltan cosas.
–¿Dónde abrirán los nuevos establecimientos?
–En Marbella, Estepona, San Pedro y Algeciras. Se trata de un inversor muy potente que montará muchos más si le va bien. Es un empresario que viene de tener 100 Pizza Hut en Nigeria y nos va dar un salto cuántico bastante importante. Probablemente después lleguemos a Granada y, posiblemente, a Madrid.
–¿Cuántos trabajadores tienen?
–Contando todas las franquicias tendremos unos 100 trabajadores.
–¿Y cuánto facturan?
–Es complicado de saber porque cada local es diferente. Hay algunos que facturan 38.000 y otros que llegan a 60.000 euros. Una media podrían ser 50.000 por local.
–¿Cuál es la mejor época para los tejeringos?
–El invierno. Cuando empieza a bajar la temperatura, empezamos a vender. Diciembre y enero son meses buenísimos, pero también hay excepciones. En Fuengirola, por ejemplo, el verano ha sido brutal, o en El Palo, en donde hemos aumentado un cinco por ciento las ventas durante el confinamiento. Es verdad que otros han bajado un 40% las ventas, pero no se puede pedir más con la situación actual.
–¿Cómo están viviendo la Covid?
–Dentro de lo que cabe estamos contentos teniendo en cuenta la cantidad de empresas que están cayendo. Nosotros hemos respondido bastante bien, todos nuestros negocios están abiertos y el cliente se ha mantenido fiel. También tiene que ver que nuestro ticket es más pequeño que en otros negocios. La gente se puede quitar de un restaurante más caro, pero del café, del desayuno o de ir con los amigos no se quita porque necesitamos vernos y estar en un sitio agradable.
–¿El coronavirus le ha hecho replantearse algo del negocio?
–En nuestro caso probamos el servicio a domicilio pero no nos convenció cómo llegaba el producto a casa y lo hemos dejado de hacer. Lo que más me ha cambiado es que pienso que los locales tienen que ser más grandes aún, como mínimo 200 metros cuadrados, y tener terraza, sí o sí. Lo fundamental es darle más calidad al cliente para que continúe viniendo.
–A nivel general, ¿cómo cree que vamos a salir de esta?
–La situación es muy difícil, está cayendo mucha gente y esto va a acelerar muchas cosas a nivel empresarial, como la tecnología, los coches eléctricos o los servicios que se están haciendo, como el teletrabajo o las videoconferencias. A nivel de hostelería creo que los bares de toda la vida, a no ser que tenga una diferenciación muy grande o hayan fidelizado a los clientes, van a caer todos y es una lástima tremenda. Hace dos años escuché que las meriendas y los desayunos años iban a estar en manos de franquicias en un plazo de diez años, y si te fijas McDonald's o Burger King ya han comenzado con el café porque quieren pillar este mercado. Y el coronavirus va a acelerar eso mucho. No es lo mismo tener un negocio que tener una marca, hay mucha diferencia, Una marca es una promesa de algo y esa es la fortaleza que tienen las franquicias.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.