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Joaquín Castillo ‘Joaquinito’, en su barbería de la calle Gordon.

Un barbero con medio siglo de experiencia

Conocido como Joaquinito, es ya historia viva del barrio de la Victoria

Emilio Morales

Sábado, 28 de enero 2017, 00:53

Hay personas que se convierten en figuras de la ciudad. Joaquín Castillo, Joaquinito así es como la gente lo conoce es uno de esos malagueños que con el paso del tiempo ha logrado hacer de su peluquería algo más que un lugar para cortarse el pelo. El barbero cumple cincuenta años de cuchilla y tijeras, y ya otea en el horizonte su jubilación. En su peluquería, situada en la calle Gordon, en el barrio de la Victoria, nunca falta la alegría, y no es un decir ni una frase hecha. Se respiran las buenas vibraciones. Los vecinos entran no solo a por un corte de pelo, sino a charlar, reír y contar chistes, ya que el barbero es un hombre que no le ha cerrado la puerta a nadie en este medio siglo.

Fue su padre, Manuel Castillo, conocido como Chiquito Luis el que inauguró el negocio en 1970, y ahora Joaquinito sigue la tradición familiar, que puede estar a punto de acabar. A pesar de que a este espacio han entrado a por un retoque de barba o corte de pelo conocidas figuras de la ciudad, como el afamado futbolista Juan Gómez Juanito, que era uno de los fijos antes de su trágico accidente.

El mundo del arte también tiene su representación en este rincón: «Aquí vienen con asiduidad Chicano y Raúl Berzosa, amigos míos muy relacionados con la pintura de Málaga», explica el barbero.

Es cierto que por allí pasan personas reconocidas en la ciudad, como Javier Imbroda, o el televisivo Fernando Ramos. No obstante, a él le gusta destacar los clientes de toda la vida, con los que ríe hoy en día, y con los que ya no puede. Pela a todas las generaciones, como los de la familia Cristián, Quintanilla, Soler, Castillo, Alcalá, González o Ariza: «Conozco tanto a los abuelos como a los nietos, pasando por los padres, tíos y primos. Me gusta este barrio y me siento de aquí. Nada sería lo mismo sin mi gente, como Antonio el tapicero, el sacerdote Manuel Gámez, el párroco Benigno Santiago o Carmen, que lleva dándome cambio toda la vida».

Hay personas que se hacen un hueco en la historia de la ciudad no solo por el tiempo que han trabajado en ella en este caso, medio siglo en el mismo sitio sino por el cariño que llegan a generar. Y ese es Joaquinito, un barbero a la antigua con amor por su peluquería: «Abierto desde que vengo hasta que me voy», pero aún más por todos los vecinos de un barrio del que ya es historia viva.

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