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Un explosivo fabricado con productos de droguería

DAVID S. OLABARRI

Miércoles, 24 de mayo 2017, 00:52

Su nombre técnico es triperóxido de triacetona (TATP), pero popularmente se la conoce como la madre de Satán. Se trata de una sustancia altamente explosiva, muy inestable y que puede fabricarse a nivel doméstico con productos relativamente fáciles de conseguir. Quizás por eso, por la relativa facilidad en su preparación, es el explosivo al que más recurren los islamistas radicales en sus atentados terroristas, en los que buscan causar el mayor número de víctimas por encima de su propia seguridad. Y, según las primeras investigaciones, la madre de satán ha sido la bomba «casera» utilizada por el terrorista suicida de Manchester para asesinar a 22 personas y herir a otros 59 adolescentes que salían de disfrutar de un concierto.

Para fabricar este explosivo no hace falta recurrir al mercado negro. De hecho, se compone con productos como el ácido sulfúrico, agua oxigenada y acetona. Es decir, ingredientes que pueden adquirirse en una droguería. Los detonadores, según fuentes especializadas, se pueden llegar a comprar en tiendas de petardos o en pirotecnias más especializadas. La capacidad letal del explosivo depende de cuánto se fabrique, de dónde se utilice y de que se le añadan otros elementos. En el caso de Manchester, se sabe que la bomba fue accionada en un recinto cerrado -lo que aumenta considerablemente su efecto- en un momento en el que había una gran concentración de adolescentes y, además, fue construida con tuercas y tornillos como metralla para amplificar su capacidad destructiva. Los mismos medios sospechan, a priori, que el artefacto debía estar compuesto por no menos de diez kilográmos de explosivos.

Materiales inestables

Lo más delicado es su proceso de fabricación. Se trata de materiales muy peligrosos y muy inestables que pueden explotar en pleno proceso de construcción si son manejados por manos inexpertas. Esta misma peligrosidad hace que no sea sencillo de elaborar en grandes cantidades. Puede activarse por cambios en la temperatura o por movimientos bruscos, lo que lo hace muy difícil de manejar con seguridad. Incluso químicos perfectamente equipados han resultado heridos de gravedad manipulándolo en los laboratorios

De hecho, el propio Estado Islámico dedica no pocos esfuerzos en instruir a sus terroristas en este ámbito. Lo ha hecho en varias de sus publicaciones, como en la revista Inspire, en la que ofrece detalladas lecciones sobre cómo elaborar estos artefactos.

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