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GERARDO ELORRIAGA
Lunes, 24 de octubre 2016, 00:58
El plano panorámico muestra una aldea formada por casas sencillas y homogéneas, como cubos yuxtapuestos pintados en tonos amarillos y pardos. No ocurre nada, no hay vida aparente. De repente, un estruendo da paso a columnas de humo oscuro. El artillero que comenta las detonaciones parece hablar en idioma kurdo y suponemos que sus potenciales objetivos, los voluntarios del Estado Islámico que resisten en el interior de la localidad atacada, se expresan en árabe, checheno o cualquier otra lengua europea.
El canal Rudaw, con sede en Erbil, muestra el conflicto bélico en directo. Pero no se trata tan sólo de una vocación informativa, también existe una voluntad política, el propósito de demostrar que otro Irak es posible, un renovado país capaz de reunir a todas sus facciones en el común objetivo de terminar con la invasión radical y crear un nuevo escenario político muy diferente al surgido tras la caída de Sadam Hussein.
La gran ofensiva se puede contemplar en Livestream, Youtube y Facebook. Diez equipos de profesionales siguen las operaciones y vuelcan sus crónicas en la website. La guerra en la vecina Siria apenas tiene periodistas que la escriban, mientras que la de Mosul es una contienda 'on-line', transmitida en tiempo real para una audiencia global.
Rudaw pretende emular a la CNN durante la Guerra del Golfo con los medios tecnológicos actuales. Ahora bien, esa ambición parece tener ciertas cargas clientelares. En la región autónoma de los kurdos, los partidos cuentan con sus propios órganos de comunicación y esta empresa aparece vinculada al primer ministro Nechervan Barzani, nieto del presidente de la entidad, Masud Barzani, y líder del Partido Democrático de los Kurdos (PDK). La competencia le reprocha un presupuesto generoso de más de 27 millones de euros cuando el territorio autónomo sufre, desde hace dos años, una profunda recesión debido a la caída de los precios del petróleo y la interrupción de la transferencia de fondos desde Bagdad. La administración adeuda salarios a sus empleados y el consumo se ha desplomado en la capital Arbil, la que fue llamada la 'Dubai iraqui'.
Si el canal es la presunta voz de su amo, la aparente objetividad del enfoque demuestra el mensaje conciliador, trasunto de la filosofía que comparten todos los aliados en la lucha contra el yihadismo. El canal cubre la actuación de todas las fuerzas implicadas en la liberación de Mosul.
Mujeres, ancianos y niños, quizás procedentes de la población atacada, ascienden colinas peladas hasta alcanzar las posiciones de los 'peshmergas', los guerrilleros kurdos. Todos claman contra la opresión sufrida y la voluntad criminal de los radicales, mientras una voz en 'off' asegura que los civiles se han convertido en escudos humanos en la retirada yihadista. Los recién llegados piden a Dios que conceda la victoria a los liberadores. La web de Rudaw ha lanzado el 'hashtag' en la red '#mosuloffensive' y las mismas demandas, en forma de tuit, inundan el espacio virtual.
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