Borrar
De izquierda a derecha y de SUR
El meteórico ascenso de un grupo de desconocidas

El meteórico ascenso de un grupo de desconocidas

Se cumple el 25 aniversario del primer Campeonato de Andalucía de waterpolo femenino, cuyo título consiguió el Real Club Mediterráneo de Carlos Serra, que llegó a la liga nacional

marina rivas

Domingo, 31 de mayo 2020, 02:05

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hace 26 años no se conocían de nada y, hace 25, lograron una gesta juntas. La historia del waterpolo femenino en Málaga es relativamente reciente y tiene como baluarte el nombre de un varón: Carlos Serra. Un exjugador y entrenador de esta disciplina en el Real Club Mediterráneo que acabó dirigiendo el Servicio de Deportes de la Universidad de Málaga y fallecido a causa de un cáncer en 2018. Nombre y apellido de quien transformó a una grupo de quince jóvenes sin idea alguna de waterpolo en el ejemplo a seguir de toda Andalucía a nivel nacional y en a penas unos meses.

En aquel primer equipo, que llevó el nombre del RC Mediterráneo, sólo había tres nadadoras experimentadas: Marta Krauel (como curiosidad, sobrina de la rectora de la UMA Tecla Lumbreras Krauel), Monsterrat Caballero (delegada provincial de la Federación Andaluza de Natación) y Nieves Westendorp, la primera capitana del conjunto. La mayoría restante fue captada a través de los cursos de natación de la Universidad. De igual forma, todas partían de cero. «Nuestros primeros partidos los perdíamos todos», recuerda Krauel en tono jocoso. Sin embargo, en mayo de 1995, llegó el primer hito para el conjunto. «Llegamos al primer Campeonato de Andalucía, que además era en las instalaciones del club; sólo pensábamos que íbamos a probar, las favoritas eran las de la Universidad de Granada. Pero nos enfrentamos contra ellas en la final y ganamos», relata.

En aquel primer campeonato de la comunidad sólo participaron cuatro equipos. Además de los finalistas, el Jerez y La Malagueta (se creó poco después del Mediterráneo). Aunque fue creciendo la competencia con los años, las de Serra siguieron ganando. «Pasamos de cero a cien en un año. De perder todos los partidos a ganar el primer campeonato y el siguiente por más de 15 goles…. Mejoramos mucho», explica Krauel. Al menos, hasta que el Dos Hermanas sevillano comenzó su etapa de máximo esplendor. Aunque aquel equipo siempre guardará un recuerdo inédito. «En el segundo año, fuimos a jugar la fase previa del Nacional, las primeras andaluzas en hacerlo. Nunca olvidaremos que llegamos a Barcelona y nos preguntaron si en Andalucía sabíamos lo que era el waterpolo», recuerda molesta.

Las pioneras

Viendo los éxitos que cosecharon más adelante, sólo pueden recordar aquellas burlas de forma anecdótica. Además, su primer título es imborrable. «Las gradas estaban llenas, el ambiente era fantástico y no nos esperábamos ganar, ni nosotras ni nadie, porque salimos de la nada. Meses atrás no sabíamos ni las reglas del waterpolo. No se esperaban ni que jugáramos bien», recuerda Westendorp, que se desenamoró de las piscinas años atrás pero se reconcilió gracias al waterpolo. Además de las ya mencionadas, formaban aquel primer equipo: Miriam Mannbro, Elo Ortigosa, Esther Torrecillas, María y Leo de la Torre, Patricia Granados, María Jesús García, Mayca Ruiz, Asen Quintana, Teresa Abela y María Urigüen.

No obstante, no todo fue de color de rosa. La falta de apoyo del club, llevó a Serra buscar un nuevo impulsor del proyecto; lo encontró en la Universidad, que dió más facilidades para que las jugadoras entrenasen su deporte. A la siguiente campaña (1995-96), el conjunto llevó el nombre de la UMA Y lo hizo hasta la 2007-08.

Largos años en los que el conjunto acumuló trofeos regionales y lo más importante, compitió varias temporadas en la Primera División, la segunda nacional. Eso sí, la última década y quizás la más brillante del equipo, fue con Pablo Krauel a los mandos. «Era jugador del Real Club Mediterráneo y después de la Universidad de Málaga. Con Carlos y él confió en mí para llevar el equipo femenino, y ahí estuve diez años», explica, hasta que el conjunto, por recortes en la institución académica, acabó por desaparecer en 2008. Vivió tanto el auge del waterpolo femenino como la desaparición y reestructuración de numerosos equipos. Pero, como explica Westendorp, «sin Carlos no hubiera nacido el proyecto; pero, sin Pablo, no hubiéramos llegado a donde llegamos».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios