
FERNANDO MIÑANA
Jueves, 30 de mayo 2019, 00:52
Kawhi Leonard tiene unas manos tan grandes que es conocido como 'La Garra'. Pero esta peculiaridad no es más que una simpática anécdota, un asterisco que remite al pie de página, planchada por un talento aún mayor en un jugador que en estos play off está recordando, magnífico ataque, magnífica defensa, al mismísimo Michael Jordan. Ya ha dejado claro que no es ningún manazas y sus garras permiten a los Toronto Raptors, el primer equipo de Canadá de la historia en alcanzar las Finales de la NBA, desafiar la supremacía de los Golden State Warriors, que jugarán sus quintas Finalesconsecutivas, con tres victorias en las cuatro últimas. Mañana por la noche, el primer asalto.
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Kawhi Leonard (1991) es un perfeccionista obsesivo. Por eso el año de su estreno, al ver que se producía el cierre patronal de la NBA, se levantaba todos los días de noche, cogía un par de lámparas de casa y se plantaba en el pabellón de la Universidad de San Diego State, todavía a oscuras, para practicar su tiro de larga distancia. En San Antonio –pese a ser elegido en el número 15 del Draft por Indiana Pacers, fue traspasado a los Spurs–, Chip Engelland descubrió su ética de trabajo de primera mano. El asistente de Gregg Popovich explicó que todos los años llegan a la NBA jugadores con fama de ser 'ratas de gimnasio', pero que, con el tiempo, en cuanto surgen otros intereses, se relajan. Pero Leonard no. «Lo tienes que sacar literalmente de allí», le elogió.
Siempre ha sido un portento físico, con un tren inferior excepcional, pero su padre, Mark Leonard, le inculcó desde niño la importancia de los valores y el trabajo bien hecho. Por eso, cuando una tarde de enero de 2008 regresaba del entrenamiento con su madre, Kim, y su tío Dennis, y le llamó su hermana para comunicarle que un extraño había matado a papá tras dispararle en el lavadero, no dudó en acudir al día siguiente al pabellón a jugar el partido que le tocaba. Al acabar, se fue hasta los brazos de su madre y rompió a llorar desconsoladamente. Tiempo después, confesó que eso es lo que hubiese querido su padre, quien no se cansaba de repetirle a su hijo: «Da el máximo siempre, suceda lo que suceda».
Esa educación caló en Leonard, un joven de 27 años tímido y callado que tiene clara la importancia del grupo en el baloncesto. «No me importa ser el mejor; quiero ser el mejor equipo». Ese carácter introspectivo no fue un obstáculo para crecer en los Spurs. «Llevo 16 años hablando con Tim Duncan –otro con fama de silencioso– una vez cada dos semanas. Creedme, sé manejar la situación», bromeó el entrenador, Gregg Popovich, al respecto.
En San Antonio ganó su primer y único anillo. Fue en 2014, después de una gran defensa sobre LeBron James, y se convirtió en el tercer MVP más joven de la historia, solo por detrás de Duncan y 'Magic' Johnson. Poco a poco fue equiparando su capacidad ofensiva a su fama de buen defensor. Mejoró a la misma velocidad que fueron decayendo Duncan y Tony Parker. Leonard devoraba los vídeos de Jordan y Charles Barkley para aprender y estudiaba cómo jugaba su compañero Manu Ginóbili el 2x2. Siempre obsesionado por ser un poco mejor cada vez.
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La temporada pasada sufrió una lesión y solo pudo jugar nueve partidos. Algunos no le creyeron y esa desconfianza abrió una brecha irreparable que acabó con Leonard en Toronto. Sus play off han sido monumentales. Eliminó a los Sixers con una canasta increíble, sobre la bocina, desde una esquina, cayéndose hacia atrás, en el séptimo partido. Y en la final de conferencia logró superar al salvaje Antetokoumpo para eliminar a los Milwaukee Bucks.
Por el camino se ha convertido en el sexto máximo anotador de la historia en unos play off con 561 puntos –el récord lo tiene LeBron James, con 612–. Leonard ha promediado 31,2 puntos y 8,8 rebotes para conducir a los Raptors de los españoles Marc Gasol y Serge Ibaka hasta las Finales. Ahora la duda es si los Toronto Raptors, un equipo de Canadá, sería invitado a la Casa Blanca, como es tradición con todos los campeones de la NBA. Si Kawhi Leonard envolvería la mano del presidente Donald Trump con esas garras gigantes. Porque la estrella de los Raptors tiene unas manos con 24,8 centímetros de largo y 28,6 de la punta del pulgar a la del meñique con los dedos extendidos. Una mano que quiere adornar con su segundo anillo.
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El gigante Marjanovic Boban Marjanovic es el jugador con las manos más grandes de la NBA. El pívot serbio de Philadelphia 76ers, de 2,22 metros de estatura, tiene una amplitud de manos de 32 centímetros desde el pulgar hasta el meñique.
28,6 centímetros mide la mano de Kawhi Leonard del pulgar al meñique con los dedos de la mano extendidos. Su tamaño es parecido al de un disco para jugar en la playa. Un balón de baloncesto tiene 24 centímetros de diámetro.
Una apuesta deportiva El jugador de los Raptors se ha convertido esta temporada en la gran apuesta de New Balance para hacerse un hueco en la NBA. La marca deportiva le paga, según algunos medios estadounidenses, más de cinco millones de dólares por año.
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