Aníbal Jozami, Diana Weschler, Eugenio Carmona y Salomón Castiel supervisan el diseño de las exposiciones junto a Joaquín Abenza, de Arte Montaje. La Térmica/José Báez
La Térmica se pone en el mapa de la Bienal Sur
'Al Sur del Sur' ·
El centro de la Diputación se convierte desde este martes en la sede española del ambicioso evento internacional dedicado al arte contemporáneo que en su tercera edición gira en torno a las cartografías
La distancia es una cuestión mental, no física. Vale que pueda medirse en metros, yardas o cuadras, pero sigue siendo una construcción intelectual y, por tanto, también política. «Tenemos que descolonizar la mirada...», comparte como quien piensa en voz alta Aníbal Jozami, que sabe bien de lo que habla. Porque Jozami es sociólogo, experto en Relaciones Internacionales, coleccionista de arte y rector de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) de Buenos Aires, la institución que capitanea la Bienal Sur, una suerte de laboratorio expandido, transversal y reticular, que aboga por plantear discursos propios sobre el arte contemporáneo desde las periferias. 'Al Sur del Sur', por emplear el santo y seña de la propuesta que desde este martes hace de La Térmica la sede española de un evento que despliega su tercera edición en 50 ciudades de 23 países con las cartografías como espina dorsal.
«El sur es un estado de pensamiento, no una cuestión geográfica», hilvana Jozami para tender uno de los asuntos cruciales de la Bienal Sur, planteada como un acontecimiento en red capaz de tejer más de 150 proyectos de manera simultánea en diferentes latitudes del globo, haciendo convivir en su propuesta a las grandes instituciones del ecosistema artístico con los espacios menos trillados de la práctica expositiva. «Bienal Sur trabaja en el entre lo local y lo global, reflexionando sobre cómo se han replanteado estas palabras en el entramado de la pandemia», abrocha Diana Weschler, directora artística de la Bienal y comisaria del proyecto presentado en La Térmica hasta el 1 de noviembre. Un desembarco doble y complementario, compuesto por un lado por el montaje de la chilena Voluspa Jarpa titulado 'Zoo' y, por otro, por las obras de la uruguaya Paola Monzillo y de las argentinas Graciela Sacco y Agustina Woodgate, reunidas en la exposición 'Cartografías disidentes', cuyo título bien podría ser el escudo de armas de toda la Bienal.
Porque gira la tercera edición del evento en torno a dos asuntos centrales: las migraciones y las «políticas del arte». Y no son cuestiones tomadas al azar o bajo el criterio caprichoso de sus promotores. Más bien todo lo contrario. «Para cada edición se realiza un sondeo entre la comunidad artística internacional con el objetivo de identificar cuáles son los temas que forman parte del debate», ofrece Weschler, antes de detallar que para la tercera entrega de la Bienal se recibieron más de 5.500 propuestas procedentes de esta convocatoria abierta en todo el mundo.
Porque la Bienal Sur parece articulada a partir de diversas rupturas. O disrupciones de algunos de los modos de hacer más asentados en la práctica convencional artística. Desde esa llamada abierta a toda la comunidad hasta la propia convicción de un «trabajo en red» a partir de «un centro descentralizado». Emplea la expresión el catedrático de Historia del Arte y coordinador de la Bienal Sur en Málaga, Eugenio Carmona. «Todas las bienales de arte contemporáneo, salvo la de Sao Paulo, se celebran en Europa con sus correspondientes modos de ver. Desde su propia capacidad para la autogestión, Bienal Sur quiere modificar esos criterios de las bienales, desde el máximo respeto, pero no reproduciendo modelos gestados con otra visión del mundo», apostilla el catedrático y comisario de exposiciones.
Y esas nuevas visiones pasan por Málaga, primero, y por La Térmica, en segunda instancia. Jozami y Weschler reivindican la apuesta por esta sede por tratarse de «un lugar de diversidad», concepto también crucial en la hoja de ruta de esta iniciativa. «Siempre hemos trabajado para encontrar otras dinámicas más horizontales e inclusivas», aporta la directora artística de la cita. Y apuntala el rector de la universidad bonaerense: «Uno de los principales objetivos de la Bienal pasa por que las propuestas tengan un acceso social amplio, porque reivindicamos desde la práctica el derecho a la cultura y a la diversidad cultural y por eso, para nosotros, era muy importante estar en Málaga, por toda la significación que tiene además en el contexto andaluz».
Weschler toma el relevo de esa línea argumental para recordar cómo La Térmica está «construyendo nuevos públicos» a través de su programación. «No queremos caer como un ovni en un lugar como en otro cualquiera, sino que trabajamos para determinar cuáles eran las líneas de trabajo previas en los espacios donde llegamos para ver cuáles pueden ser nuestros puntos en común, ya que cada proyecto es específico para cada sede», desglosa la directora artística de la Bienal, en cuyo consejo asesor internacional para su edición de este año figuran entre otros el director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, y la historiadora y crítica de arte Estrella de Diego.
La importancia de estar en Málaga
«Deseamos que la comunidad que suele venir a La Térmica se apropie de este proyecto y que aquellos que no sean habituales, encuentren aquí un motivo para la visita», glosa Weschler. Y desde el corazón de La Térmica, su director, Salomón Castiel, valora la inclusión del centro en el plantel de Bienal Sur como «un salto cualitativo muy importante». Y añade: «En nuestro horizonte más cercano uno de los objetivos prioritarios pasa por nuestra visualización internacional y este proyecto nos va a dar otro vuelo. Además, lo recibimos como un refrendo a todos estos años de trabajo en la parte expositiva, donde nos hemos ido centrado en la fotografía y en proyectos inéditos en España». De este modo, la llegada de la Bienal Sur representa «un primer paso» en una senda que La Térmica quiere explorar y que ya encuentra otro hito en una futura línea de colaboración abierta con el centro de arte contemporáneo de la localidad marroquí de Ifitry.
También incide Carmona en la trascendencia conceptual de que la Bienal recale en el centro cultural de la Diputación: «Este espacio se ubica en un contexto geográfico gentrificado, nacido y crecido hace décadas a raíz de la venida de un aluvión de familias procedentes de los pueblos de Málaga y de otras provincias, donde se produce ese tránsito de lo agrario a lo urbano. Además, La Térmica tiene un pasado histórico como Casa de Misericordia... Es un lugar donde confluyen una serie de transformaciones fascinantes y al que hay que venir si alguien de fuera quiere saber cómo se vive en Málaga, porque el centro histórico se ha vaciado y la vida se ha trasladado a esta parte de la ciudad. En los últimos años se ha producido un cambio de apreciación geográfica esencial en la ciudad y ese aspecto enlaza también con la cuestión de las cartografías que preside esta edición de la Bienal».
Un mapa de relaciones no sólo físicas, sino también históricas y conceptuales. Porque si La Térmica fue en tiempos casa de acogida para niños huérfanos y ancianos abandonados, la Bienal Sur parte del Museo de la Inmigración de la UNTREF, situado en un antiguo hotel al que llegaban los migrantes desde el otro lado del mundo. Ahí está el Kilómetro Cero de la Bienal Sur. Y a 9.692 kilómetros, La Térmica. Tan lejos y a la vez, tan cerca, porque la distancia es, sobre todo, una cuestión mental.
Detalle del montaje en La Térmica.
José Baéz
Un puente aéreo académico Málaga-Buenos Aires
La Bienal Sur está impulsada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero de Buenos Aires, cuyo rector, Aníbal Jozami, confía en que el desembarco del proyecto artístico en La Térmica sirva también para estrechar lazos con la Universidad de Málaga (UMA). «Tenemos muchas expectativas en la posibilidad de establecer alianzas con la Universidad a través de diferentes proyectos», esboza el director general de la bienal de arte contemporáneo, que tiene como coordinador para su escala en La Térmica al catedrático de Historia del Arte de la UMA y comisario de exposiciones Eugenio Carmona.
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