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La silueta de Eastwood se recorta sobre el más conocido de los escenarios de la película de Sergio Leone. R. C.

Sad Hill 'dispara' a Italia para crecer

El mítico cementerio burgalés de 'El bueno, el feo y el malo' se postula como Bien de Interés Cultural apoyado por el futuro museo Carlo Simi-Sad Hill y un convenio con un prestigioso centro de cine de Roma

Sábado, 30 de agosto 2025

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«Tiene 95 años, está muy mayor y apenas sale de su rancho de Carmel pero le vamos a enviar una carta manuscrita invitándole a que venga a Covarrubias cuando se inaugure el museo». Lo cuenta entusiasmado Joseba del Valle (Bilbao, 50 años), uno de aquellos locos que hace diez años con una fe inquebrantable desenterraron de la nada el legendario cementerio de Sad Hill, en la burgalesa comarca del Arlanza, donde aún resuena el eco de los disparos de la escena final de 'El bueno, el feo y el malo' (1966).

Del Valle es un soñador que ahora se ilusiona imaginando a Clint Eastwood aceptando la invitación y volando en un par de meses a España hasta aterrizar en Covarrubias (Burgos), donde prosiguen a buen ritmo las obras para inaugurar este otoño -«a finales de octubre o principios de noviembre»- el museo Carlo Simi-Sad Hill, que acogerá el legado cedido por la familia del arquitecto italiano Carlo Simi, quien dio vida al icónico cementerio circular, levantado en pleno campo del término municipal de Santo Domingo de Silos.

Simi, fallecido en 2000, fue el escenógrafo del wéstern dirigido por Sergio Leone, con la memorable banda sonora compuesta por Ennio Morricone y protagonizada por esos tres formidables villanos que eran Lee Van Cleef, Eli Wallach y el propio Eastwood.

El bueno, el malo y el picoleto. Clint Eastwood y Lee Van Cleef posan junto a un sonriente guardia civil en un descanso del rodaje de la película rodada en 1966. R.C.

La empresa de traer al Rubio desde California a Burgos se antoja tan puñeteramente complicada como dar con la vieja tumba de Arch Stanton (donde se ocultaba el tesoro que enloqueció a Tuco) entre las miles de cruces de Sad Hill. O seguramente más.

De hecho Eastwood, que ya está preparando un nuevo proyecto, la que sería su película número 41 como director (suele decir que a sus 95 no para de trabajar «para no dejar que el viejo entre») apenas sale de su rancho californiano si no es para rodar. E incluso ha espaciado sus sorpresivas apariciones tocando el piano en el salón del hotel de su propiedad donde su poderosa presencia dejaba atónitos a los huéspedes. Por si fuera poco Clint no ha regresado a España desde 1966, cuando rodó en Sad Hill la última de las películas de la Trilogía del Dólar (las otras dos, 'Por un puñado de dólares' y 'La muerte tenía un precio' datan de 1964 y 1965, respectivamente).

Pero no conviene desdeñar la tenacidad de Del Valle, un tipo acostumbrado a cabalgar tras sus sueños y no dejarlos escapar, aunque se trate de traer a un pueblo de la España vaciada, a más de 9.000 kilómetros de Carmel, a la que quizás es la última leyenda de Hollywood. Al fin y al cabo este bilbaíno ya se propuso en 2014 junto con un grupo de amigos reconstruir Sad Hill, sacar a la luz su empedrado, desbrozarlo de la vegetación que llevaba medio siglo creciendo a su alrededor y clavar unas 5.000 cruces de madera para devolver el aspecto original al cementerio donde se desarrolla el recordado duelo final de 'El bueno y el feo y el malo'.

Aquella gesta, acometida con pasión y sudor a partes iguales, quedó recogida en el documental 'Desenterrando Sad Hill' (2017), de Guillermo de Oliveira, un faro que guió a miles de fans del filme de Leone hasta este mágico lugar perdido en mitad del valle del Arlanza, abriendo la comarca al turismo de cine.

1966 Es la fecha

en la que se rodó 'El bueno, el feo y el malo', que cierra la llamada Trilogía del Dólar, que Sergio Leone hizo con Clint Eastwood en España e Italia. La primera fue 'Por un puñado de dólares', rodada en 1964 y la segunda, 'La muerte tenía un precio', en 1965.

El siguiente sueño de Joseba fue el de aprovechar el filón de Sad Hill para ofrecer nuevos incentivos a los viajeros que llegaban hasta allí desde todos los rincones del mundo. A él y a sus colegas se les ocurrió montar un museo en homenaje a 'El bueno, el feo y el malo' y en general al género del spaghetti wéstern. Justo en ese momento se cruzaron en su vida Elisabetta y Giuditta Simi, viuda e hija de Carlo Simi, dispuestas a ceder el legado cinematográfico de la familia para el futuro museo, una colección particular que incluye cientos de planos, bocetos, piezas y material de atrezzo utilizados en la Trilogía del Dólar y en otros rodajes en los que participó el italiano, como 'Hasta que llegó su hora' o 'Érase una vez en América'.

Del Valle constituyó entonces la Asociación Cultural Carlo Simi, que preside, y en la tarea de buscar ubicación para el centro, iniciaron conversaciones con ayuntamientos del valle del Arlanza hasta que la villa medieval de Covarrubias (500 vecinos) levantó la mano. El museo, ya en su recta final, ocupa un céntrico enclave de este pueblo situado a 14 kilómetros de Sad Hill, con idea de inaugurarlo, con o sin Clint Eastwood, este mismo otoño.

«Es un salto internacional»

El último hito ha sido el de expandir el horizonte de Sad Hill con la reciente firma de un convenio entre la Asociación Cultural Carlo Simi yel Centro Sperimentale di Cinematografia (CSC), de Roma, la institución de cine más antigua de Europa Occidental, fundada en 1935, y ubicada junto a Cinecittà, los históricos estudios donde Leone rodó gran parte de las escenas interiores de sus wéstern.

El cementerio de Sad Hill, diseñado por Carlo Simi, es el escenario del duelo final de Leone

«La firma del convenio supone un salto internacional para el proyecto de Sad Hill», esgrime Del Valle, para quien la vinculación entre una institución italiana de prestigio y un proyecto nacido en el corazón de una comarca rural española «refuerza la conexión con los espacios diseñados por Simi», entre ellos los burgaleses (el Puente de Langstone en Hortigüela), el Fuerte de Betterville (en Carazo), la Misión de San Antonio (en el Monasterio de San Pedro de Arlanza), y el propio cementerio de Sad Hill (en Santo Domingo de Silos), pero también los poblados de Almería (Tabernas) y otros escenarios ubicados en Granada y Madrid. «Este es un paso de especial relevancia para el reconocimiento cultural a nivel internacional tanto del legado de Simi como de todo el colectivo que trabaja en Burgos», se enorgullece Joseba.

Una escena de la película en el escenario de Sad Hill. R.C.

También Giuditta, la hija de Carlo Simi, está feliz con la firma del acuerdo. «Es un reconocimiento a la labor de mi padre y a todas aquellas personas que trabajaron en las coproducciones realizadas entre España e Italia; en definitiva, es un homenaje a la labor que ambos países realizaron conjuntamente y que casi 60 años después vuelve a unir a España e Italia», señala.

La Asociación Cultural Carlo Simi confía en que la firma de este primer convenio internacional permita acelerar la declaración de Bien de Interés Cultural (una tramitación que debe partir de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León) del cementerio diseñado por Simi, que hoy sigue siendo un imán para los aficionados al wéstern. Al fin y al cabo todo empezó en ese santuario. Ahí se encendió la chispa que prendió el proyecto del museo y ahora la firma del convenio con los italianos.

«La declaración de BIC está ligada a Sad Hill, que es el motivo que nos ha traído hasta aquí. El objetivo es que aparte del merecido reconocimiento patrimonial del lugar, aporte fondos para el mantenimiento». Esta tarea, básicamente, consiste en cortar la hierba, conservar el empedrado («la gente se suele llevar piedras de recuerdo») y reponer las cruces que se rompen con frecuencia, principalmente por el ganado que pasta por allí y las utiliza para rascarse.

Así que Joseba y sus colegas de la asociación velan armas antes de ensillar sus caballos camino de Valladolid para intentar convencer al Gobierno castellanoleonés de la declaración de BIC. Es el último reto antes del sueño de ver al 'hombre sin nombre' de cuerpo vivo y presente en Covarrubias. El sueño sigue. La leyenda continúa.

La silla de Leone, el poncho de Eastwood y la ropa de 'El feo'

El museo Carlo Simi-Sad Hill albergará una exposición permanente con todo aquello relacionado con las localizaciones creadas por Simi para el rodaje de sus películas. La planta superior se destinará a muestras temporales, que rotarán a lo largo del tiempo dada la magnitud del patrimonio de Simi. Habrá también secciones dedicadas a Sergio Leone (quieren instalar una réplica de la silla utilizada por el director en sus rodajes), Ennio Morricone (su música inconfundible 'ambientará' el museo), y por supuesto a Clint Eastwood, del que les encantaría contar con su famoso poncho de alpaca, una reliquia con 'cicatrices de bala', remiendos y polvo, que se exhibe tras un cristal blindado en un restaurante mexicano en Carmel (California) propiedad de un buen amigo del cineasta. El museo acogerá parte del vestuario que Eli Wallach ('El feo') lució en la película y que conserva la familia Simi. Además de 'El feo', Wallach era conocido en el filme como 'El puerco' y su nombre completo obedecía al de Tuco Benedicto Pacífico Juan María Ramírez. A Clint no le hizo mucha gracia que Tuco le robara protagonismo, aunque su relación fue fantástica.

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