

Secciones
Servicios
Destacamos
Las primeras veces nunca se olvidan, ya pasen diez o cincuenta años. Sobre todo, cuando esa primera vez te cambia la vida. Aquel día, Octav ... Calleya dirigía a la Orquesta Sinfónica con un programa que apenas había ensayado: se enteró del repertorio elegido al llegar a la ciudad directamente desde Rumanía pocos días antes del concierto. Tampoco cobraría por aquel trabajo. El secretario del Conservatorio de Málaga le comunicó que todo el presupuesto que tenían se había invertido en la solista, la pianista cubana Zenaida Manfugás. Pero aún así aceptó la propuesta, sentía curiosidad por conocer la ciudad, y el 23 de enero de 1973 se subió al atril. Justo en ese momento empezaba una historia de amor con Málaga que hoy, a sus 80 años, aún continúa.
El maestro Octav Calleya celebra sus bodas de oro con la ciudad reproduciendo aquel primer concierto con el mismo programa y en el mismo lugar: Weber (Obertura 'Euryanthe'), Chopin (Concierto para piano y orquesta nº1) y Beethoven (Sinfonía nº5) sonarán en la ahora llamada Sala Falla del Conservatorio Superior de Música de Málaga. Esta vez tendrá enfrente a la Orquesta Filarmónica de Málaga –de la que fue su primer director titular– y actuará como solista el catedrático de piano Juan Ignacio Fernández Morales. La cita con la música y el recuerdo será el sábado 18 de marzo (19.00 horas), con entrada libre hasta completar aforo.
Aquella primera vez en Málaga sucedió algo singular. Cuenta Calleya que cuando llegó al concierto encontró al secretario del conservatorio, que no era otro que el pianista y crítico Manuel del Campo, «pasando la gorra» entre el público y los músicos para recaudar algún dinero y que el director no se fuera de vacío de Málaga. Al final, recibió más de 4.000 pesetas.
Desde aquel momento, Octav Calleya se quedaría ya para siempre en España. Mantiene un vínculo fuerte con su patria, a la que regresa a menudo, pero ya como un visitante. De Málaga fue a Madrid y después a Valladolid, donde dirigió una orquesta hasta 1980. Ese año volvió a Málaga para no marcharse más. Asumió la batuta de la Orquesta Sinfónica de Málaga (hoy Sinfónica Provincial), la única que existía por entonces en la ciudad, y la Cátedra de Dirección en el Conservatorio Superior de Málaga, desde la que ha formado a varias generaciones de directores de orquesta de toda Andalucía.
En 1991 llegaría uno de los grandes desafíos de su vida: dar forma e identidad a una gran orquesta filarmónica recién creada con músicos de diferentes nacionalidades. Nacía la Orquesta Ciudad de Málaga, hoy Filarmónica de Málaga. Se retiró del atril de la OFM cuatro años después dejando a una orquesta ya consolidada, valorada y al nivel de las grandes formaciones nacionales. «Siempre me decía, ya me iré, ya me iré. Pero resulta que nunca me he ido porque me había entregado mucho a mi trabajo con mi orquesta», reconoce hoy con la perspectiva del tiempo.
Se siente como un «rumano de nacimiento, español de adopción y malagueño de corazón». Aquí tiene a su familia, está muy implicado en la sociedad musical malagueña y no para de hacer cosas. Ya no enseña ni dirige tan a menudo, pero invierte horas y horas en volcar sus profundos conocimientos musicales en libros: tres tiene en perspectiva, el primero de ellos se publicará en un mes. «Cuando me vine de Valladolid a Málaga y vi cómo se vivía aquí, me dije: 'Si me quedo, me prolongo la vida cinco años'. Seguramente ha sido así», asegura mientras sonríe.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.