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Papa of Rock, el sitio favorito para cenar I. G.

Los ecos de Tangana en el día del luto británico

El segundo día de un festival las cosas siempre cambian; ahora cada uno sabe dónde está su lugar bajo las estrellas

Viernes, 9 de septiembre 2022, 23:57

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Qué fácil se distinguen las caras de una segunda jornada de festival. El primer día es algo así como la niñez, en la que se va descubriendo el mundo que nos rodea. El viernes ya se es adulto, el festivalero ya sabe adónde debe dirigirse, cuál es su lugar en el mundo dentro de un recinto al que ya parecen conocer. La música ha cambiado, pero sigue primando la experiencia por encima de todo.

Por eso en este Andalucía Big Festival hay que saber muy bien qué sitio se elige para cenar. 24 horas después de que se abrieran los fogones la cola más larga es en el sitio que mejor comida. Los bocadillos de churrasco del Papa of Rock han corrido fugazmente de boca a oreja y la cosa se ha puesto imposible. Casi 45 minutos de cola en los que da tiempo a escuchar las conversaciones de los amigos que se encuentran.

En ellas aparece el nombre de El Madrileño, que el jueves mandó al rincón de pensar a todos los que se habían reído de que apareciera como 'headliner' de un festival como este. Imagino a los Franz Ferdinand preguntándose qué invento era ese que había hecho que unos promotores españoles les colocaran en el segundo escalón del cartel.

A falta de que aparecieran en el escenario los grandes, la gente charla animadamente sobre Tangana. Algunos hablan de «conciertazo». Una señora conocida relata que su hijo llegó a casa llorando de emoción. El 'hateo' también aparece, obviamente. Que si no canta, que si desafina, que si su música no pegaba. Aunque de allí no se había movido un alma. «Lo mejor es el video, que parece que está rodando un videoclip en directo».

El público extranjero no sabe quién es Tangana, eso también es verdad. Entre los británicos cunde cierto luto, aunque poco. Entre los de más edad se percibe que hablan de lo que está pasando, mientras que los jóvenes se miran asombrados cuando se les pregunta por ello. Que han venido a pasárselo bien y listo.

Donde hay menos ambiente es en la zona VIP, en la que la mayoría de visitas se realizan porque las cervezas están más baratas. La atalaya que emerge entre los dos escenarios se disuelve como un azucarillo, como un castillo de naipes tras una ráfaga de viento. A los festivales se viene a botar, a saltar hasta acabar derrotado sin importar a veces quién rasguea la guitarra. Está bien encarar así una última jornada en la Muse llevará a la mística la tercera edad de este festival.

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