Borrar
Arthur Conan Doyle y Victor Hugo

De los detectives de Arthur Conan Doyle a Los Miserables de Victor Hugo

El 22 de mayo de 1859 nació en un pub edimburgués, sito en el número 11 de Picardy Place, Arthur Conan Doyle. Si bien en la actualidad te sirven allí unas pintas cuyos precios no son nada decimonónicos, el 11 de Picardy Place no era aún un pub sino una recia casa victoriana cuando Arthur lloró allí su primera investigación

María teresa lezcano

Domingo, 22 de mayo 2016, 00:02

Arthur Conan Doyle. 22-5-1859 al 7-7-1930

El 22 de mayo de 1859 nació en un pub edimburgués, sito en el número 11 de Picardy Place, Arthur Conan Doyle. Si bien en la actualidad te sirven allí unas pintas cuyos precios no son nada decimonónicos, el 11 de Picardy Place no era aún un pub sino una recia casa victoriana cuando Arthur lloró allí su primera investigación. Fue en la Universidad de Edimburgo, en la que estudiaba medicina, donde conoció a Sherlock Holmes bajo el nombre de Joseph Bell, profesor y médico forense, aunque Conan Doyle tardaría aún más de diez años en forjar al personaje que le proporcionaría celebridad. La ocasión se presentó cuando, tras establecerse como oftalmólogo en Londres, la absoluta ausencia de sujetos cecucientes le dejó tanto tiempo libre que al famoso detective no tardaron en acumulársele los razonamientos deductivos y las adicciones, en la proporción exacta en que la mente de su creador se acrecentaba con el odio que sentía por su personaje. Decidido a librarse de él, lo mató tirándolo por las cataratas de Reichenbach aunque los lectores se le lanzaron a la carótida, algunos de manera epistolar y otros literalmente, y se vio forzado a resucitarlo para preservar su propia integridad física. Siguió detestándolo sin embargo y, para olvidar al detective omnipresente por decreto lector y a un hijo ausente por defunción, se refugió en el Espiritismo de Allan Kardec, transitando por la mediumnidad y la levedad ectoplásmica como Sherlock por su casa, es decir por el 221B de Baker Street, y hasta rompiendo relaciones con su amigo Harry Houdini, quien al escaparse tanto de todas partes tenía muy claro que el más allá era oscuro y que la inmortalidad del alma moría cuando el cuerpo ya no podía seguir buscándola. Cuando Conan Doyle se encontró, o no, frente a frente con su inmortalidad, hacía ya cuatro años que Houdini había abordado la suya y, para no perder la costumbre, se había escapado.

Victor Hugo. 26-2-1802 al 22-5-1885

Mientras el padre de Sherlock Holmes celebraba su vigésimo sexto cumpleaños en Plymouth, moría en París Victor Hugo, con el cerebro estallado en un poema épico y una dramaturgia de la fatalidad clavada en el corazón. Antes de convertirse en patrimonio de la Tercera República, Hugo había resultado un auténtico incordio para su anterior dirigente: tras el golpe de estado de Napoleón III, Hugo, hasta esa fecha diputado de la república por París, se exilia voluntariamente a Bruselas, donde publica el panfleto Napoleón, el pequeño ¡Cómo! Porque hayamos tenido a Napoleón el Grande tenemos que tener también a Napoleón el pequeño , y de donde es conminado a marcharse por el gobierno belga que alega que, visto de cerca, el nuevo emperador no es tan pequeño . Hugo se trasladó entonces a la dependencia británica de Jersey, donde llegó con un ídem sobre los hombros por la consabida humedad insular, y en la pluma una crítica a la reina Victoria por visitar Francia, opinión a la que la soberana respondió con una invitación a abandonar su propiedad sin demora. Refugiado en Guernsey, el escritor, a pesar del decreto de amnistía que permitía el regreso de todos los expulsados tras el golpe de estado, se niega a volver a Francia Y si sólo queda uno, ése seré yo mientras Napoleón el pequeño siga ejerciendo como si fuera grande, a la vez que contrarresta la desilusión política con una fecundidad literaria durante la cual engendra una de sus obras más representativas, Los Miserables. Según explicó el propio autor, la novela se había inspirado en la historia de un famoso criminal, Vidocq, quien, ya redimido y eximido y un tanto exprimido, acabó creando el cuerpo de seguridad nacional francés. Tout est bien qui finit bien.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur De los detectives de Arthur Conan Doyle a Los Miserables de Victor Hugo

De los detectives de Arthur Conan Doyle a Los Miserables de Victor Hugo