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Repite el número una y otra vez para la foto, y cada vez que lo hace resulta igual de sorprendente. Julio Montoro mueve los brazos, ... chasquea los dedos y, de repente, la baraja de cartas que hay en el suelo sube directamente hasta su mano. Delante de él hay varias personas que no le quitan ojo y que, les aseguro, han comprobado muy bien que no haya nada a su alrededor que eleve el objeto. Sucede por arte de magia. Un impactante truco al que ha llamado 'Leviosa' y que le ha valido el título de mejor 'inventor' de ilusiones en el Campeonato de España.
Tiene 24 años y es la primera vez que compite, pero todo el mundo de la magia conoce bien su nombre desde hace tiempo. Julio Montoro es uno de los pocos, poquísimos, creativos y asesores de estrellas de la magia que existen en el país.
No siempre da la cara. De hecho, él prefiere pasar inadvertido y estar detrás del mago que se lleva los aplausos del público. Pero muchos de los trucos que dejan boquiabiertos al espectador llevan su firma. «Somos como los cantautores que se dedican a escribir para cantantes famosos», explica entre risas el malagueño.
Ha sido asesor en 'El Mago Pop: 48 horas con…', el programa de Discovery donde Antonio Díaz pasa dos días con un rostro popular, y pronto una de sus invenciones se verá en el escenario de Las Vegas donde actúa cada semana David Copperfield. Hace algo más de un mes, el malagueño le vendió los derechos de un truco al ilusionista más famoso del mundo. Hasta que no se estrene, la naturaleza de ese número «es confidencial». Sigue así la estela de su admirado Jorge Blass, al que Copperfield compró hace unos años su truco de teletransportación.
Fuera del circuito es muy probable que no le pongan cara, pero el trabajo de Julio es muy codiciado dentro del reducido universo de la magia. Saben que sin esas mentes pensantes que consiguen ir más allá de lo posible, no habría espectáculo. «En los congresos de magos todos me saludan. ¡Te sientes como Justin Bieber!», ríe. Desde hace dos semanas está en Estados Unidos, en una gira de conferencias por Nueva York, San Francisco, Los Ángeles y Las Vegas en las que explica a otros magos su teoría sobre la creatividad de la magia. «Y enseño mis trucos para que puedan aprender a hacerlos en sus shows», detalla. Muchas de esas claves las desvela en su libro 'The Workbook', que ahora va a ser traducido al francés y al inglés.
Más de 40 números creados por él están en el mercado al alcance de los magos de todo el mundo. En su página web (www.juliomontoro.com) tiene a la venta los más recientes lanzados bajo su propia marca, desde un coche de juguete que aparece de la nada de un trozo de papel hasta un impresionante juego de mentalismo moderno. La mayoría están agotados, entre ellos 'Leviosa' (199,95 euros), «pero se repondrán».
En otros casos, Julio Montoro diseña en exclusiva y 'ex profeso' para las grandes figuras de la magia, como en el caso de Mago Pop y de David Copperfield. «Pero en realidad tendré mil y pico trucos, aunque algunos no querrías verlos», bromea. Es joven, pero lleva muchos años en esto. Descubrió la magia con 4 años, con 10 empezó a crear y con 13 sacó a la venta su primer producto: una carta que colocada dentro de un bolsillo cambiaba su imagen a la vista de todos. «Desde que mi padre me hizo el típico truco del dedo que se separa, empecé a ver vídeos de magia, a leer libros y a inventar», relata.
Para algunas de las ideas que le rondan la cabeza aún no existe la tecnología que las haga viables. «Podría escribir un libro con la magia que jamás haré». Es cuestión de tiempo. El ilusionismo de hoy no tiene nada que ver con el de hace apenas diez años, por ejemplo. «Va modernizándose» e incorporando aplicaciones, dispositivos electrónicos, móviles... «Los nuevos magos hemos sabido aprovechar ese tirón».
Ahora lo que se lleva es trabajar con objetos cotidianos, la llamada magia orgánica. Y cuanto más visual, como la suya, mejor. El valor de su 'Leviosa', desarrollado junto a João Miranda, no reside en el clásico juego de cartas donde el mago descubre el naipe que el espectador ha elegido. Eso es lo de menos. Lo que lo hace realmente especial es el 'shock' que provoca ver levitar la baraja. Y por supuesto, como buen mago, Julio Montoro mantiene en esta entrevista el misterio de cómo consigue ese efecto.
Podría ganarse la vida solo con la magia, pero a Julio hay algo que le gusta incluso más que ver las caras de asombro de la gente: la pedagogía. Este joven nacido en Ronda y criado en el barrio de La Unión, es además maestro de inglés, su gran vocación. A partir del próximo curso empezará a trabajar de interino en la enseñanza pública. «Y no lo dejaría en la vida. Si tuviera que elegir, me quedaría con la educación». No obstante, asegura, ambas actividades «se pueden compaginar» con asesoramientos 'on line' y desplazamientos solo los fines de semana.
Nunca será un profesor convencional, su intención es recurrir a la magia para hacer más atractivas y dinámicas sus clases. La enseñanza le viene de familia, como hijo de una profesora de inglés y de un profesor de Historia del Arte. Y tiene dos hermanas, su cable a tierra. «Mi filtro para saber que un truco es genial es engañarlas a ellas, cuando lo consigo sé que es bueno», concluye.
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