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La increíble historia del primer director de cine malagueño que nunca existió

La increíble historia del primer director de cine malagueño que nunca existió

Actor, fotógrafo, exhibidor y pionero del turismo, Francisco Gómez Rul viajó a México para reclamar el título nobiliario Pérez de Gálvez y acabó convirtiéndose en el primer paisano cineasta

Paco Griñán

Málaga

Sábado, 23 de noviembre 2024

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Hay vidas que parecen de película. La del desconocido Francisco Gómez Rul encaja a la perfección en el cliché. Y por partida doble. Por una vida azarosa que lo llevó a finales del siglo XIX de su Málaga natal a México para reclamar un título nobiliario y por acabar proclamándose el primer director malagueño del que tenemos noticias. Hombre inquieto, su carácter emprendedor le hizo debutar como cineasta en Cuba en 1906 con el documental 'El tabaco'. Sabemos que no era fumador, lo que no le impidió retratar la cultura cigarrera de la isla en la que fue su única película, cuyos fotogramas, como el 90% de la producción rodada en la época muda, están desaparecidos. No obstante, el malagueño no llegó a las cámaras por casualidad. Antes de rodar fue fotógrafo, reportero gráfico, actor de teatro y exhibidor de películas. El arte corría por sus venas y el cine fue una consecuencia irremediable. Lo paradójico de toda esta historia es que no existe nadie con su nombre en el registro de la Málaga decimonónica. Francisco Gómez Rul nunca nació en Málaga.

Pese a ser fotógrafo,

apenas existen unos

pocos de retratos de

Francisco Gómez Rul.

Este fue tomado poco

antes de su muerte.

Revista ‘Teosofía en Yucatán’

Pese a ser

fotógrafo,

apenas existen

unos pocos de retratos de

Francisco

Gómez Rul.

Este fue tomado poco antes de

su muerte.

Revista ‘Teosofía

en Yucatán’

Pese a ser fotógrafo, apenas existen unos

pocos de retratos de Francisco Gómez Rul.

Este fue tomado poco antes de su muerte.

Revista ‘Teosofía en Yucatán’

El rastro perdido de este pionero que ha permanecido oculto a la historiografía del cine español lo encontró el bibliófilo y poeta esteponero Francisco García Castro que dio con la pista del cineasta en el libro de fotografía 'Del daguerrotipo a la Instamatic', que registraba el nacimiento de Gómez Rul en Málaga en 1869.

El padre del cineasta, Antonio Cebrián fue magistrado y escritor. Llegó a estrenar una obra en el Teatro Cervantes

El ojo del acreditado lector no tardó en hilar que, con los datos que conocemos hoy día, podía tratarse del primer paisano que dirigió una película en la época muda, por lo que se puso en contacto con SUR para comunicar el hallazgo a finales del pasado marzo. Ahí arrancó una investigación tras las huellas de este desconocido, enigmático y novelesco personaje que acabó convirtiéndose también en un precursor del turismo en Yucatán. ¿Pero quién fue Francisco Gómez Rul? ¿Nació en Málaga? ¿Por qué no existe registro de su nacimiento?

Anuncio del estudio Rul en la calle 66, que se presentaba como «el principal centro de fotografía de la ciudad». SUR

La respuesta a estas preguntas vinieron desde las dos orillas que marcaron la vida de nuestro protagonista. Por un lado, el antropólogo, investigador histórico y biógrafo de Gómez Rul, Enrique Valdés, conserva la partida de nacimiento del cineasta que certifica su llegada al mundo con nocturnidad –diez de la noche– en Málaga el 12 de noviembre de 1869 y su bautismo en la Iglesia de los Mártires un par de días después, aunque con una importante novedad que aclara el misterio que rodea al personaje: su verdadero nombre fue Francisco de Paula Antonio María Rafael José Diego Ramón de la Santísima Trinidad Cebria de la Tovilla. Tras esa retahíla de nombres –muy de la época, como Picasso–, los apellidos originales identifican al cineasta y fotógrafo como hijo de Antonio Cebriá Pardo y Ana de la Tovilla y Velasco, lo que abre una nueva incógnita. ¿Por qué se cambió los apellidos por Gómez Rul?

El hijo del magistrado

La clave que desenreda esta última incógnita la tiene uno de los descendientes malagueños de la familia, Federico Cristofol, que ha escalado la línea genealógica hasta llegar a los Cebrián de la Tovilla –se desconoce si el documento natal dice 'Cebria' por una errata o la familia añadió posteriormente una 'n'–. Así, Francisco fue el cuarto hijo de Antonio, magistrado, juez, administrador de rentas y escritor, y de Ana, descendiente del conde de Pérez Gálvez. Del primero heredó la debilidad por las artes y la cultura –llegó a estrenar una obra en el Teatro Cervantes, según las 'Efemérides malagueñas' de Narciso Díaz de Escovar–, mientras que la segunda, como se verá, le transmitió el destino que marcaría su vida.

Buen lector, Francisco fue enviado a Madrid para estudiar ingeniería, aunque el joven prefirió la vida bohemia, la afición al teatro y el dibujo y la pintura. Un camino muy distinto al del primogénito de esta familia burguesa, Esteban Cebrián de la Tovilla, trece años mayor que su hermano, que había seguido la tradición paterna de las leyes y abrió despacho de abogado en la calle San Francisco –actual Carretería– de Málaga. Sus dos hermanas mayores fueron Ana María y Carmen, mientras que la benjamina se llamó Dolores. Pocos datos han trascendido de ellas, salvo de Carmen, que vivió en calle Larios y se casó con el ingeniero francés Antonio Germain Euvrard, que llegó a Málaga como director de la Casa Larios.

Tras fracasar en la misión famliar de reclamar una herencia en México, el malagueño decidió no volver hasta conseguirlo

Pero en 1889 todo cambiaría. La familia recibió noticia de México de una cuantiosa herencia del antepasado malagueño Antonio Pérez de Andújar y Gálvez, primer conde Pérez Gálvez, que incluía la mina de plata La Valenciana en Guanajuato. En una Málaga azotada por la filoxera y la crisis de finales del XIX, aquel legado inesperado no se podía desaprovechar. ¿A quién mandar? Con Esteban establecido como abogado y las hermanas sufriendo la falta de reconocimiento legal y social de la época, todo señaló a Francisco, descendiente en quinto grado del noble y con apenas 20 años.

Malagueño mexicanizado

En cuanto a los nuevos apellidos, adoptar el linaje 'Gomez Rul' fue la estrategia del malagueño para mexicanizar su abolengo. «Al llegar con la intención de reclamar las minas se cambió el nombre por los parientes de allí, ya que el único hijo del primer conde Pérez-Gálvez se casó con Victoria Rul y Obregón, hija del primer conde de Casa Rul», explica Federico Cristófol, que recuerda que los títulos nobiliarios se abolieron en México en 1821 al proclamarse la Independencia de España. Actualmente, existe el Museo Conde Rul en Guanajuato, donde residió esta familia en México y que es propiedad del Estado, lo que da idea de la influencia de este apellido en el siglo XIX y la decisión de Francisco de adoptar el respetable Gómez Rul, en lugar del desconocido Cebrián de la Tovilla. En cuanto al 'Gómez', éste era el último apellido del primer conde Pérez-Gálvez.

Esta visión la corrobora el investigador mexicano Enrique Valdés que argumenta que el cambio de nombre fue la manera de «justificar su parentela y reclamar la mina». Para ello se dirigió directo al DF en 1889 para solicitar al Gobierno de Porfirio Díaz su legado familiar. «Pero se enfrentó a los intereses de una nación que se oponía a validar la legalidad de dicha herencia, ya que había sido estipulada en época colonial», explica el biógrafo, que añade que la mina La Valenciana tenía dueño en aquel momento, la empresa Negociación Minera de Casa Rul. El caso era Rul vs Rul.

El malagueño no se dio por vencido y su insistencia obtuvo respuesta. Con algo de espíritu novelesco, S. Herrera Castillo, profesor y amigo del futuro cineasta, contaba que «una noche el sombrero de nuestro hermano fue clareado por una bala». Ya fuera un tiro de muerte errado o un aviso, esta escena digna de un 'western' mexicano le aclaró las ideas al heredero que prefirió conservar la cabeza y seguir siendo pobre a intentar ser el más rico del cementerio.

Pero el fracaso de la misión familiar también tuvo consecuencias en una época de honores irredentos. «Tomó la resolución de no volver a España ni decir nada a su familia de su situación financiera hasta que rescatara lo que había venido a buscar o hiciera una fortuna por sí mismo», explica Valdés, que añade que el malagueño comenzó a explotar sus talentos, pintando y fotografiando. Primero llegó a Oaxaca, después a Tabasco, donde la casualidad hizo que se enrolara como intérprete en la compañía del actor y tenor español Luis Martínez Casado, con la que seguiría de gira años hasta llegar a Mérida en 1897, que acabaría siendo su «segunda patria».

«En una de sus visitas conoció a Belisa Castillo Rivas, con quien se casó el 25 de marzo de 1899», relata su biógrafo, que añade que el malagueño colgó las máscaras y volvió a las cámaras, fundado un estudio que salió ardiendo y que reabriría más tarde como La Fotografía Rul, que esta vez sí, fue un negocio triunfador en la calle 66 de Mérida. «La calidad de sus imágenes fueron reconocidas por la sociedad y los políticos de Yucatán, llegando incluso a ser apreciadas por el presidente, Porfirio Díaz», reseña Enrique Valdés. La paradoja es que el malagueño era aplaudido ahora por el mismo Gobierno que le había negado su herencia por colonialista. El fotógrafo tomó más de 5.000 placas que documentaron el despertar de México en los inicios del siglo XX y que se conservan en la Universidad Autónoma de Yucatán.

Y llegó el cine

Pero el inquieto Gómez Rul no se dedicó en exclusiva a retratar con su cámara la antigua Nueva España. También atesoró aplausos en el teatro, aunque ya sin subirse al escenario. Así, tras su experiencia en el mundo del espectáculo, fundó en Mérida en 1900 el Circo Teatro Yucateco, asociándose con otro español, el empresario Miguel Nogués. Por allí pasaron todo tipo de compañías y formatos, y, como no, las proyecciones del novedoso cine inventado por los Lumiére. En 1906, el auditorio del barrio de Santiago llegó a exhibir incluso unas vistas sobre las fiestas presidenciales grabadas en la propia ciudad mexicana.

El Circo Teatro Yucateco fue abierto por Gómez Rul en 1900 en Mérida y exhibió espectáculos, incluidas las proyecciones de películas. SUR

Aquello no pasó desapercibido para el emprendedor malagueño que no dudó en pasarse a la fotografía en movimiento. Tuvo además al mejor profesor, Enrique Rosas, pionero y padre del cine mexicano, cuya empresa itinerante de proyecciones había alquilado el auditorio emeritense que dirigía el fotógrafo y actor para las proyecciones en 1906. La siguiente parada del exhibidor fue Cuba, un viaje al que Enrique invitó a Francisco para realizar proyecciones en La Habana, mientras le descubría los secretos de las filmaciones. Gómez Rul no tardaría en poner en práctica las enseñanzas con el rodaje de 'El tabaco', una película desaparecida y que, sin más detalle que su título, permite aventurar o imaginar un retrato de la potente industria isleña que hizo fortuna con los puros habanos.

Se desconoce si rodó más películas. Pero el documental cubano permitió al fotógrafo y actor cambiar el título nonato de conde por el de primer malagueño director de la historia del cine. No fue su único mérito. En su pecho sumó algunas condecoraciones más. Francisco Gómez Rul fundó la Casa de España en Mérida, documentó los descubrimientos arqueológicos mayas e influyó en el rescate de Chichen Itzá, dirigió la revista 'Teosofía en Yucatán', promovió la apertura de la oficina turística de México en EE UU y creó y dirigió la Compañía Impulsora del Turismo a las Ruinas de Yucatán, precedente de la actual Mayaland, la empresa de resorts y vacaciones gestionada por sus sucesores. Curiosa paradoja –una más– que el malagueño procedente de una tierra que se haría fuerte en el turismo en el siglo XX fuera también el precursor de esa misma industria en Nueva España.

La muerte sorprendió a Francisco pronto. El 16 de abril de 1926, con apenas 56 años, falleció en su casa emeritense tras ocho meses enfermo. Su hermano mayor, Esteban, fallecería al año siguiente en Málaga. Pese al indudable éxito e influencia de Gómez Rul, el fracaso de aquella herencia maldita persiguió toda su vida a Cebrián de la Tovilla. Francisco triunfó, pero nunca volvió a España. Claqueta final.

Francisco Gómez Rul, una vida en fechas

12 noviembre de 1869

Nace en Málaga Francisco de Paula Antonio María Rafael José Diego Ramón de la Santísima Trinidad, cuarto hijo del magistrado Antonio Cebrián y de Ana de la Tovilla, descendiente del Conde de Pérez Gálvez.

1972

Concluye el bachillerato en Málaga con 13 años, para trasladarse después a Madrid a estudiar ingeniería, aunque se siente más inclinado por la pintura, el teatro y la vida bohemia.

1889

La familia Cebrián de la Tovilla recibe la noticia de que es heredera en México de unas minas de plata que pertenecieron al Conde Pérez Gálvez. Francisco es enviado a reclamar el legado y adopta los apellidos Gómez Rul, pero solo logra que le disparen. Desiste del empeño y renuncia a volver a España.

1897

Tras varios años recorriendo el país con su cámara y como actor de una compañía de teatro, conoce en Mérida a Belisa Castillo y funda un estudio de fotografía.

25 de marzo de 1899

Belisa y Francisco se casan. La pareja tuvo cuatro hijos.

23 de abril de 1899

Un incendio destruye completamente el estudio de fotografía de Francisco. El establecimiento resurge bajo el nombre de La Fotografía Rul.

1900

La innovadora instantánea nocturna en interiores del malagueño lo convierte en un fotógrafo popular. También retrata los templos de Uxmal y Chichén Itzá y colabora como reportero para 'Yucatán Ilustrado'.

17 de junio de 1900

Francisco Gómez Rul se asocia con el empresario español Miguel Nogués e inauguran en el Barrio de Santiago de Mérida el Circo Teatro Yucateco, que acoge toda clase de espectáculos, también cine.

1906

Gómez Rul viaja con el cineasta Enrique Rosas a La Habana para exhibir películas. Aprende el oficio del cine y, durante los ocho meses que pasa en Cuba, rueda 'El tabaco', un documental hoy desaparecido.

7 de mayo de 1921

Funda con otros empresarios la Compañía Impulsora del Turismo a las Ruinas de Yucatán S. A. para promover las visitas a esta región mexicana. Su iniciativa es el germen de Mayaland, que gestiona resorts que siguen perteneciendo a sus descendientes.

16 de abril de 1926

Fallece en Mérida Francisco Gómez Rul, tras ocho meses de enfermedad. En su testamento dejó por escrito que quería ser incinerado, convirtiéndose en la primera cremación oficial de un cuerpo en Yucatán.

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