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1955. Jorge Fiestas, Ava Gardner y Matías Prats, en La Malagueta. Archivo SUR. Bienvenido-Arenas
Ava Gardner y Jorge Fiestas, confidencias y juergas en la Costa del Sol

Ava Gardner y Jorge Fiestas, confidencias y juergas en la Costa del Sol

Del séquito de amigos de la estrella de Hollywood en España, el malagueño fue el periodista más cercano a la actriz. Ambos compartieron secretos y apuraron las noches en Torremolinos

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Domingo, 2 de diciembre 2018

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Levantaba taquicardias a su paso. Lo sabía y lo practicaba a diario porque como acreditada Venus tenía un magnetismo que no era de este mundo. Ava Gardner fue la revolucionaria que alteró la España que trataba de sacudirse la ruina de la guerra civil con un aperturismo controlado por un tiempo pacato, temeroso y en blanco y negro. La estrella de Hollywood llegó, vio y venció sin necesidad de pegar un tiro. Sus armas eran otras: beberse el agua de fuego como si fuera un tónico y la vida como si no hubiera mañana porque siempre prefería la noche. Esa vida de vino y rosas al límite es la protagonista de la nueva serie 'Arde Madrid' (Movistar), en la que Paco León rescata a la que fue apodada como 'el animal más bello del mundo' para retratar las miserias sociales, mentales y dictatoriales de la España de los 50. Por aquella villa andaba también un joven periodista, Jorge Fiestas Bonitz (Málaga, 1928-Madrid, 1987), que no tardó en sumarse al séquito de amigos de la 'vamp' de 'Mogambo'. Una amistad forjada en la diversión y la confianza que les llevó a una amistad estrecha. Tanto como para que trasladaran aquellas confidencias con nocturnidad y alevosia a la Costa del Sol.

«Ya es tarde, muy de madrugada. Y de pronto, la animación tiene un punto de colmo, de efervescencia. Está justificado. Ha entrado Ava Gardner, guapa, majestuosa, simpática y cordial», contaba SUR un agosto de feria de Málaga de 1955 en el que la actriz llegó conduciendo un Mercedes desde San Sebastián para encontrarse con su amigo, consejero y cicerone Jorge Fiestas, que la llevó a la playa, a los toros y, por supuesto, a la feria. Ydesde que entraron en la caseta de la Gran Peña, la orquesta dominicana Ciudad Trujillo tuvo que cederle la atención a la americana más flamenca de la época que ya chapurreaba un limitado español, aunque no necesitó pedir fuego cuando sacó un pitillo porque a su alrededor se encendieron tantos mecheros que parecía que el concierto lo daba ella.

La Filmoteca Española saca a la luz documentos que revelan que la amistad acabó por una indiscreción del periodista

Ava Gardner había conocido España durante el rodaje en 1950 de 'Pandora y el holandés errante' en la Costa Brava. No sólo actuó, sino que también disfrutó de lo lindo. Especialmente con su compañero de reparto, el matador Mario Cabré, lo que provocó incluso que Frank Sinatra volara a Cataluña con urgencia para vigilar a la que poco después sería su esposa. «Frankie no estaba dispuesto a consentir que las cosas llegaran a mayores. Inesperadamente se presentó en Tossa de Mar portando con él una pulsera que debió costarle algo así como 10.000 dólares», escribía el propio Jorge Fiestas en sus memorias, que nunca se llegaron a publicar pero que ahora ha sacado a la luz la Filmoteca Española junto a documentos que dejan constancia de la estrecha relación entre el malagueño y la actriz, a la que llamaba «Avita».

Arriba, en 1960 Ava Gardner volvió a Málaga en agosto y no faltó a su cita con los toros en La Malagueta. Las noches las siguió viviendo sin descanso en la Costa del Sol. Abajo, telegrama: España volvía a ser gris cuando faltaba Ava Gardner y el malagueño Jorge Fiesta se lo hacía saber a Gardner vía urgente. Y factura de un restaurante de Madrid que refleja una comida juntos del periodista malagueño y de Ava Gardner, que dejaba su firma en la nota para el recuerdo. Costó 180 pesetas. Archivo Histórico CTI-UMA. Fondo Bienvenido-Arenas y Filmoteca Española
Imagen principal - Arriba, en 1960 Ava Gardner volvió a Málaga en agosto y no faltó a su cita con los toros en La Malagueta. Las noches las siguió viviendo sin descanso en la Costa del Sol. Abajo, telegrama: España volvía a ser gris cuando faltaba Ava Gardner y el malagueño Jorge Fiesta se lo hacía saber a Gardner vía urgente. Y factura de un restaurante de Madrid que refleja una comida juntos del periodista malagueño y de Ava Gardner, que dejaba su firma en la nota para el recuerdo. Costó 180 pesetas.
Imagen secundaria 1 - Arriba, en 1960 Ava Gardner volvió a Málaga en agosto y no faltó a su cita con los toros en La Malagueta. Las noches las siguió viviendo sin descanso en la Costa del Sol. Abajo, telegrama: España volvía a ser gris cuando faltaba Ava Gardner y el malagueño Jorge Fiesta se lo hacía saber a Gardner vía urgente. Y factura de un restaurante de Madrid que refleja una comida juntos del periodista malagueño y de Ava Gardner, que dejaba su firma en la nota para el recuerdo. Costó 180 pesetas.
Imagen secundaria 2 - Arriba, en 1960 Ava Gardner volvió a Málaga en agosto y no faltó a su cita con los toros en La Malagueta. Las noches las siguió viviendo sin descanso en la Costa del Sol. Abajo, telegrama: España volvía a ser gris cuando faltaba Ava Gardner y el malagueño Jorge Fiesta se lo hacía saber a Gardner vía urgente. Y factura de un restaurante de Madrid que refleja una comida juntos del periodista malagueño y de Ava Gardner, que dejaba su firma en la nota para el recuerdo. Costó 180 pesetas.

El periodista malagueño, hijo del empresario Bernabé Fiestas y de Blanca Bonitz, no tardó en abrirse hueco en Madrid y convertirse en un plumilla cotizado por sus buenos contactos con las estrellas. La gran revista cinematográfica de la época, 'Primer Plano', publicaba sus glamourosas crónicas, que también se podían leer en 'Diario 16', 'Fotogramas' o 'SUR'. En alguna cobertura en la Costa del Sol coincidió con el periodista de RNE Guillermo Jiménez Smerdou, que además fue su compañero de clase. «Hicimos junto tercero de Bachillerato en el Colegio de San Agustín y cuando necesité entrevistar a Imperio Argentina, Jorge me facilitó el contacto y me llevó a la casa de la actriz en Torremolinos», recuerda a SUR el locutor.

«Cuatro días gloriosos»

Gardner volvió a España en 1953 para el rodaje de 'La condesa descalza' y tras vivir en hoteles se instaló finalmente en un chalet en La Moraleja en 1955. Mientras arreglaba la que sería su residencia en Madrid, la actriz 'bajó' a Málaga un par de veces aquel año, recordaba Jorge Fiestas. Primero en mayo, cuando la actriz se alojó en el hotel La Roca de Torremolinos, muy cerca de La Verdad, la finca familiar de la familia Fiestas Bonitz. Y después en agosto. «Pasamos cuatro días gloriosos, yendo a las corridas, bañándonos en el mar y juergueando en las casetas de la feria», relataba el periodista malagueño que, junto a la actriz y bebedora de fondo, apuró hasta la última gota de la jarana malagueña.

«Ava disfrutó del ambiente y de su popularidad hasta la mañana y en su coche –cochazo– regresó a Torremolinos», añadía la crónica social del periódico. Pero la clausura de las casetas no fue sinónimo de fin de fiesta. La juerga era ella y la diversión la seguía como si fuera la flautista de Hamelín. Así, los chicos de la Orquesta Ciudad Trujillo montaron en su flamante Mercedes y se fueron con la música a otra parte.

«Muchas gracias por toda su amabilidad. Disfrutéde conocerlos a todos. Mis mejores deseos. Gardner»

Nota de Ava al periodista

«Una de las piedras que Ava expulsó tras un cólico nefrítico la llevó colgada al cuello Hemingway durante años»

Memorias de Jorge Fiestas

«No soy una actriz, pero comprendo a esta chica. Se parece mucho a mí»

Ava sobre 'La condesa descalza'

Jorge Fiestas, entonces un joven periodista, se guardó hasta cuando les duró la partitura de aquella noche verbenera que no fue suficiente ya que también le robaron horas de farra al amanecer. Aquella fue la despedida de la feriante Ava, que también se había dejado caer por La Malagueta para ver a El Litri –la debilidad por los toreros de la actriz era manifiesta dentro y fuera de los ruedos– y se retrató con otro periodista, Matías Prats. Para entonces la actriz ya daba lecciones de tauromaquia hasta el punto de que censuraba la actitud crítica del público malagueño con el matador pese a su «valentía».

«Muchas Felicidades Hermosa Abrazos Jorge Fiestas»

Telegrama de cumpleaños a Ava

«No te molestaré más con mi devoción (...). Creo que mi gran error fue tratar de compartirlo con algunos lectores de una manera positiva, no lo olvides»

El periodista sobre la amistad rota

Lo de Jorge Fiestas con Ava Gardner no fue una excepción. Todas las actores internacionales que pasaban por España reservaban tiempo para algo más que entrevistas con el periodista. Tuvo encuentros 'on the rocks' con los más grandes, como Clint Eastwood o Marlon Brando. A este último también se lo trajo a su casa de Benalmádena a finales de los 50, como antes hizo con Ava Gardner. Aunque con ninguna otra megaestrella tuvo una relación tan estrecha como con la protagonista de 'La condesa descalza'. Hasta que la profesión de Fiestas se interpuso. El periodista contó algo que Avita consideró una traición. Y pese a las llamadas para asumir su error y la cartas de disculpas de Jorge, ella solo le devolvió silencio. «Me temo que la única forma de verte a partir de ahora será en la pequeña pantalla de mi vídeo», asumía el malagueño en la última carta que le envió a su antigua amiga de confidencias y juergas.

«España sin ti, no es España Stop Love»

La relación de Ava Gardner y Jorge Fiestas duró más de tres décadas. Se conocieron una noche de 1951 en el restaurante Parrilla Rex de Madrid, junto al cineasta Edgar Neville, como recordaba el propio periodista malagueño en una de las cartas de su archivo que se guardan en la Filmoteca Española. Al día siguiente, Fiestas se marchó a hacer la mili con una foto firmada por su «Avita» y que no dudó en sacar para presumir entre el resto de reclutas.

Tras fijar en Madrid su residencia a mediados de los 50, Fiestas se convirtió en unos de los asiduos en casa de la estrella y en sus salidas nocturnas. Junto a Chicote, otro de los escenarios habituales fue el bar de copas Oliver, el local que el propio periodista había montado con el actor Adolfo Marsillach y que fue el garito indispensable de la farándula capitalina de la época. En sus memorias nunca publicadas, Jorge Fiestas relataba que la vida sentimental de Ava «fluctuaba» entre Porfirio Rubirosa y Luis Miguel Dominguín, y que Ernest Hemingway se hizo un colgante con una de las piedras que la actriz expulsó tras sufrir un cólico nefrítico en 1954. Además, el malagueño extrañaba a Gardner cuando residía en Londres y le enviaba telegramas en los que la llamaba «hermosa» y le recordaba que «España sin ti, no es España Stop Love».

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