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El fuengiroleño David Galán da un pase a uno de sus astados. :: efe
David Galán se va de vacío          en su regreso a Las Ventas

David Galán se va de vacío en su regreso a Las Ventas

Elzaragozano Ricardo Torres se reivindica en Madrid con una buena corrida de El Ventorrillo

JAVIER LÓPEZ. EFE

Domingo, 7 de agosto 2016, 23:50

La primera corrida de toros del mes de agosto en Las Ventas, y la primera también que acoge la Monumental madrileña desde San Isidro, dejó varias y muy gratas sorpresas. La primera fue la de Ricardo Torres, un veterano y modesto torero de Zaragoza, muy poco placeado desde que tomara la alternativa allá en el año 2001, y que ayer demostró en Madrid que puede funcionar si se le da sitio. Ojalá tenga suerte. Ahí, al menos, quedó su reivindicación.

EL FESTEJO

  • uLugar. Primera corrida del mes de agosto en Las Ventas. La plaza registró un cuarto de entrada en tarde de mucho calor.

  • uToros. Astados de El Ventorrillo, bien presentados, muy nobles y de buen juego en su conjunto, sobre todo tercero, cuarto y quinto. Primero y sexto estuvieron en la frontera, mientras que el segundo fue el único que desentonó.

  • uToreros. Ricardo Torres, de verde y oro tres pinchazos y estocada atravesada y descabello (silencio tras aviso); y estocada atravesada y descabello (vuelta al ruedo tras petición). David Galán, de blanco y oro

Pero asimismo hay que elogiar la extraordinaria corrida que lidió El Ventorrillo. Loor, por tanto, también para el ganadero. Circunstancia sobresaliente que no suele darse en la canícula madrileña.

Ricardo Torres sorteó en primer lugar un toro noble y de buena condición con el que anduvo muy desigual, quizás atenazado por la oportunidad que tenía hoy por delante para tratar de encaminar sus designios en la profesión. De ahí que en este toro lograra muletazos de buen trazo por el derecho, pero le faltó hacerse con la situación para acabar de aprovechar convenientemente a su antagonista.

En el cuarto, sin embargo, enmendó la plana Torres con una faena templada y de buen gusto por los dos pitones. Todo lo que no fue capaz de desarrollar en el que abrió plaza lo hizo en éste, con el que estuvo francamente bien por el asentamiento, la seguridad, el aplomo y el desparpajo que mostró, muy de verdad y muy valiente también.

Conectó con todo el mundo menos uno, el presidente, que decidió birlarle una oreja más que merecida y que, a buen seguro, le hubiera valido, y mucho, para relanzar su carrera.

Con una larga cambiada recibió el malagueño David Galán al segundo de corrida, toro muy justo de raza, frenado y de viaje corto al que planteó una batalla firme y sincera, aunque de poco eco en los tendidos. Quiso mucho el de Fuengirola, e incluso robó algún pase suelto de buena compostura por el derecho, mas el conjunto no acabó de despegar en ningún momento por culpa de la extrema sosería del animal.

El quinto fue un toro noble y manejable con el que Galán se perdió en un toreo «al hilo», sin apreturas y poco mandón. Faena aseada, correcta sin más, pero de poco argumento artístico. Lo mejor, como en su anterior oponente, fue la estocada final.

Soberbio fue el saludo a la verónica de Pepe Moral a su primero. Lances mecidos, cadenciosos y ganando terreno hasta los medios, y abrochados con una media a pies juntos de auténtico cartel de toros. Pero muleta en mano no hubo sintonía entre toro y torero, y eso que el de El Ventorrillo fue excepcional para el toreo, pero el defecto de Moral fue el no someterle en ningún momento.

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