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El recinto ferial de Torremolinos acoge los domingos su mercadillo.
Tras el rastro de la mejor música

Tras el rastro de la mejor música

Decenas de melómanos se citan cada semana en los mercadillos de Málaga

ISABEL VARGAS

Domingo, 9 de agosto 2015, 00:10

No corren buenos tiempos para la música. Especialmente en su faceta física. Sin embargo, decenas de malagueños se citan cada semana para rendir culto a los brillantes del plástico y el mercurio acudiendo a los rastros. En ellos aún se puede encontrar alguna joya musical en forma de cedé o vinilo.

Probablemente la historia de los rastros en esta ciudad se remonte a la creación de la misma. Y es que lo que se viene haciendo en estos mercadillos de segunda mano tampoco dista mucho de lo llevado a cabo por los fenicios hace siglos: vender, intercambiar y vender.

Además, la Costa del Sol cuenta con un aliciente extra: las colecciones de los turistas extranjeros que en los 70 y 80 se vieron seducidos por los cantos de sirena, sustituidos en este caso por las playas, el buen comer, su gente y la temperatura. «Hemos heredado la costumbre de compraventa de los británicos que se mudaron aquí hace décadas.

¿A qué mercadillos voy a comprar música?

  • 1.- Fuengirola. «La madre de todos los rastros», en palabras de Manolo Bellido, se celebra cada sábado, de 9.00 a 14.00 horas, en el recinto ferial. En él, se pueden encontrar desde vinilos de Manolo Escobar a discos de Los Specials.

  • 2.- Torremolinos. Es otro de los mercadillos de segunda mano mejor valorados. Entre el centenar de puestos, en los que se vende ropa, libros o juguetes, se pueden adquirir singles a 50 céntimos cada uno o elepés a un euro. Los domingos, de 9.00 a 14.00 horas, en el recinto ferial (junto al estadio de fútbol).

  • 3.- Benalmádena. Considerado también como uno de los rastros más emblemáticos, alberga en su interior de todo libros descatalogados, discos, vinilos. En el Parque de la Paloma (recinto ferial), de 9.00 a 14.00 horas, los miércoles.

  • 4.- El Hipódromo de Mijas. Este rastro oferta títulos muy británicos, entre los que destaca Echo & the Bunnymen o Adam and the Ants. Cada domingo, de 9.00 a 14.00 horas, en Camino de la Depuradora.

  • 5.- Málaga. Ubicado en el recinto ferial del Cortijo de Torres, este mercadillo organizado el domingo, de 8.00 a 15.00 horas, ofrece una variedad ingente de objetos.

Ellos, que son más desprendidos, llegaron a Málaga y lo pusieron en práctica», desgrana Manolo Bellido, uno de los periodistas culturales más reputados de Málaga y amante de estos lugares.

Entre los objetos de culto vendidos en estos rastrillos destaca el álbum debut, editado por el extinguido sello Ópalo, de Vainica Doble. «Una copia de aquella primera y única edición cuesta hoy en día 3.000 euros», recalca Bellido, un habitual del rastro de Fuengirola y Torremolinos.

Manolo Arenas, operador de cámara, lleva acudiendo a los rastros desde que tenía 14 años. «Vendía mis vaqueros de marca y con el dinero que ganaba compraba vinilos», rememora este malagueño. Para él uno de los incentivos de comprar aquí es que el riesgo de inversión es «menor». «Mientras que en los mercadillos de segunda mano te gastas un par de euros, en una tienda tienes que llevar al menos un billete en la cartera», argumenta Arenas. A veces incluso se ha llevado una «grata sorpresa»: «Hace unos meses aparecieron en el rastro de Nerja (domingo, Calle del Mirto) discos de flamenco, jazz, clásica y música francesa pertenecientes a una emisora de radio de Marruecos a buen precio».

Sin embargo, no todo es oro lo que reluce. «Antes muchos guiris vendían sus discos y te pillabas cedés de los Jam, Madness, Beatles o Stones a precio de risa, pero ahora a esos tíos se los compran los de las tiendas o ferias de discos y los despachan 20 veces más caros», puntualiza Adolfo Díaz, el cantante de la banda local Airbag.

«Uno de los mejores puestos que hay en el rastro de Fuengirola es el de Goldisc, una tienda ubicada en la zona de los Boliches que se traslada cada sábado hasta aquí para vender discos de rock, jazz, blues o reggae», explica Díaz.

«La gente antes compraba, ahora viene a pasear», esgrime Juan José Vázquez, vendedor y consumidor en los rastros malagueños. «Ahora, con la crisis, la gente vende sus cosas por Internet o las pone a disposición de cualquiera en una página web gratuitamente», se queja Vázquez, que confirma lo que ha declarado Adolfo Díaz: «Sí, en estos mercadillos se inflan los precios».

«Contenedores de cultura»

Bellido, cliente asiduo de estos mercadillos de segundo mano, opina que éstos ejercen «el papel de grandes re-distribuidores y contenedores de la cultura». Además, para muchos amantes de los discos y los vinilos es hasta didáctico. «Gracias a ellos he tenido una idea aproximada de lo infinita que es la producción musical», confiesa este experto en cine y música rock.

Otro de los coleccionistas frecuentes en los mercadillos de Fuengirola, Benalmádena o Torremolinos es Fernando Naranjo Rodríguez. «Los rastros están de capa caída porque la gente que los monta ahora son 'emigrantes de contenedor' y no tanto la gente extranjera que hacía limpieza en su trastero hace años», argumenta este fanático de los vinilos, que tiene más de 20.000 elepés y 7.000 epés en su colección. Sin embargo, para Miguel Gómez Losada, artista cordobés afincado en la ciudad, es «cuestión de actitud». «Para artistas como yo estos rastros son una fuente de inspiración y para los demás una manera de pasar el domingo fuera de casa», expresa Losada, que aconseja una ruta: «Los miércoles Benalmádena, los sábados Fuengirola y los domingos Torremolinos».

«Hace décadas, Lonnie Donegan vino a vivir a Mijas y al final de sus días volvió a Inglaterra. Su compañera le dio su colección de discos a un vecino, y entre la colección había un disco de George Harrison firmado por el propio músico», relata entusiasmado Bellido. En la actualidad también se pueden adquirir auténticos tesoros, como es el caso que cuenta Lucas Zafra, meló mano empedernido: «La semana pasada en el rastro de Calahonda había una primera edición en buen estado de 'With the Beatles' muy por debajo de su precio de mercado». Al final, todo será cuestión de suerte y algún que otro paseíllo por los entrañables rastros malagueños.

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