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Laura López, profesora del Departamento de Periodismo.

La vuelta a las aulas genera opiniones encontradas entre el profesorado de la UMA

Cinco docentes de la Universidad de Málaga hablan sobre su deseo de recuperar la presencialidad de forma segura

EVA SÁNCHEZ NAVARRO

Martes, 4 de mayo 2021, 00:03

El pasado 19 de abril, después de muchos meses de ausencia y a pesar de que quedan solo unas semanas de clase, las aulas de la Universidad de Málaga volvieron a llenarse de alumnos entusiasmados por volver a reencontrarse con sus compañeros. Pero esta situación tan positiva para los jóvenes tiene la otra cara de la moneda, la del profesorado, que también ha vuelto, pero estos han sido el único nivel educativo que ha quedado fuera del calendario de vacunación.

Aunque, a pesar de esta situación, los profesores de la UMA, en la mayoría de casos, también se encontraban ansiosos por volver a la presencialidad y a tener contacto con los alumnos. Las aulas y las medidas se han adaptado de forma diferente en cada una de las facultades o escuelas que cuentan con necesidades diferentes dependiendo del tamaño de las aulas o del número de alumnos que tienen en cada una de las asignaturas, todo se ha tenido en cuenta para que la vuelta a las clases presenciales se haga de la forma más segura posible.

Todas las aulas se han acondicionado de forma que estén ventiladas, que se mantengan las distancias de seguridad y que se pueda disponer de gel hidroalcohólico para garantizar la seguridad. Al mismo tiempo, en muchos casos también han sido necesarias medidas como cámaras y micrófonos que permitan y faciliten la bimodalidad que se ha puesto en marcha en la mayoría de los centros, en los que algunos alumnos asisten a las aulas mientras que otros continúan siguiendo las clases desde casa.

Todo para, poco a poco, ir dejando atrás esta situación excepcional y este curso que ha causado tantos estragos tanto en un profesorado que ha acabado frustrado como en los alumnos que están desmotivados y perdiendo una parte importante y muy bonita de sus años de Universidad, y, por fin, poder volver a una realidad en la que la Universidad vuelva a llenarse de vida.

Miriam Seghiri. Profesora del Departamento de Traducción e Interpretación

La profesora del Máster Erasmus Mundus en Tecnologías de la Traducción y la Interpretación Miriam Seghiri ha vuelto a las clases presenciales con el total de sus alumnos en el aula. Aunque, en su caso, la experiencia es bastante positiva, ya que imparte sus lecciones a un grupo de solo 10 estudiantes, por lo que ella misma se considera «una privilegiada». Ese número de alumnos permite garantizar las distancias de seguridad y todas las medidas. «En mi caso concreto, al tener este grupo de Máster que son tan poquitos, es un gustazo ir a clase», destacó.

«En cambio, eso no quita el miedo que todos podemos tener a que no estamos vacunados y el virus se puede extender en cualquier momento. Pero, en nuestro caso, la vuelta a las aulas era muy necesaria, sobre todo por el componente tecnológico que hace que la cercanía con el alumno sea imprescindible», comentó Seghiri.

Para ella, las sesiones 'on line' suponían numerosos problemas, ya que en cuanto uno de los alumnos se quedaba atrás era necesario paralizar la clase por completo para ayudarle a continuar al mismo nivel que sus compañeros. Ese es un problema que de forma presencial puede solucionarse en unos segundos. A pesar de ello, agradece que, durante sus sesiones a lo largo del curso, los alumnos estuviesen con sus pantallas encendidas y no le hablaba a una pantalla en negro, algo que frustra muchísimo al profesorado. Es por ello, que ella consideraba esta necesidad de volver a las aulas.

«Aunque creo que, obviamente, estamos aumentando nuestra burbuja a un nivel mucho más amplio de lo deseable», confesó Seghiri. También reconoció que los universitarios son un grupo que se expone mucho al virus, ya que son jóvenes y son los que más salen y los profesores universitarios suelen ser personas mayores, por lo que son un grupo de riesgo al que se les está exponiendo a mucho contacto.

La profesora también apuntó que en un grupo tan pequeño no le parece mal la vuelta, pero que considera que en grupos más numerosos puede ser un riesgo añadido. Aunque también hay que tener en cuenta que todos sus alumnos son extranjeros y se han encontrado en una situación muy difícil, ya que es en la Universidad donde pueden generar más contacto para no sentirse aislados o solos en un país extraño donde no conocen a mucha gente. «En definitiva, hacía falta volver, los chicos echaban de menos ir a clase y los profesores creo que también. Nos está devolviendo la alegría», concluyó la profesora

Laura López. Profesora del Departamento de Periodismo

«La presencialidad debería de haber ido en paralelo a las vacunas»

La profesora de Historia del Periodismo Laura López está encantada de poder volver a las aulas. Para ella, tener un feedback con su alumnado es imprescindible, ahora, desde las aulas puede estar atenta a las miradas de sus alumnos para ver si están entendiendo la lección. «Yo reconozco que, aunque quedaba un mes para terminar las clases, tenía muchas ganas de ver a mis alumnos. De hecho, el primer día yo estaba muy nerviosa en el sentido de emocionada», confesó.

No obstante, aunque tenía ganas de volver, la bimodalidad es complicada. Ella relató cómo en ocasiones no sabe si dirigirse a los alumnos del aula o a los de casa, porque quiere centrarse en los dos, pero es muy difícil. «Tienes que estar pendiente del chat de los alumnos de casa, yo les digo que me hablen porque para mí es muy complicado, si estoy con una presentación tengo que cerrarla, acudir al chat y ver lo que me están diciendo. Muchas veces hago cómplices a los alumnos de clase y les pido que estén pendientes del chat, otras veces alguien habla y llega un sonido de repente al aula y nos asustamos, pero bueno, un poco complicado pero divertido», relató

Pero no todos los alumnos de la carrera han vuelto a las aulas, ya que en la Facultad de Periodismo se ha establecido el modelo bimodal. «Pero hay alumnos que no son de Málaga o que viven con familiares en situación de riesgo y me han pedido que a pesar de que les toque presencial seguir las clases de forma 'on line' y me he encontrado las clases muy vacías. Pero el objetivo es terminar el curso como se pueda, y, sobre todo, siendo muy flexible, porque el profesor va a estar en la facultad el año que viene, pero los alumnos pasan por la Universidad un momento determinado de su vida y se van, y hay que comprender que pasar uno o dos años de la Universidad así es muy complicado», explicó López.

«Pero que seamos los únicos sin vacunar está bastante mal, porque hay que tener en cuenta que en los colegios y en los institutos los alumnos cumplen las normas muy seriamente, pero en la Facultad los alumnos son más mayores. Yo voy por la facultad y hay muchos contactos de personas que están sin mascarilla y sin cumplir una distancia, es un riesgo indudablemente mayor. La presencialidad debería de haber ido en paralelo a las vacunas», reclamó Laura López.

También comentó que hay muchos compañeros que no querían volver a las clases y no se les ha permitido porque no son personal de riesgo, aunque vivan con familiares que sí lo sean, y esos profesores han vuelto a las aulas sin quererlo. En su opinión, antes de hacer esta imposición se debería haber escuchado a estos profesores, sus motivos y sus situaciones.

«Por un lado, tenía ganas de volver a ver a mis alumnos, pero por otro, lo ideal hubiera sido volver a las aulas, pero de una tacada deberían haber vacunado al profesorado», resumió Laura López.

Marcos Antonio Paz Gutiérrez. Profesor asociado en la Escuela Técnica Superior en Ingenierías Industriales

«Los docentes que asistan a clase presencial lo van a hacer en condiciones de riesgo para su salud, pero los alumnos también»

El profesor de la asignatura de Ciencia de Materiales para el Grado de Ingeniería Eléctrica y los dobles grados de Ingeniería Eléctrica e Ingeniería Mecánica y en Ingeniería Electrónica Industrial e Ingeniería Eléctrica, Marcos Antonio Paz Gutiérrez, realiza las clases conjuntas para los tres grados y, finalmente, ha decidido continuar con las clases virtuales hasta final del curso. «Yo siempre prefiero la presencialidad, siempre. Pero cuando llegó la orden del rectorado para empezar el día 19 con modalidad dual entendí que iba a ser un trastorno para los alumnos, hay alumnos que viven fuera de la provincia, y creo que, dadas las circunstancias y debido a que quedan solo algunas semanas de clase, es un error hacer venir a los alumnos salvo cuestiones concretas. Así se lo comuniqué a los alumnos y ninguno ha manifestado queja», explicó Paz.

A pesar de ello, reconoce que las clases no presenciales están suponiendo una gran dificultad. Recordó como hace algunos días, durante una clase planteó una serie de preguntas a los alumnos y ninguno respondía a pesar de que había más de 50 personas conectadas. «Yo sé que ellos son reticentes a responder en clase, pero por este medio más. El hecho de que yo pueda estar en clase y dirigirme directamente a algún alumno o a otro es mucho más sencillo. Por eso prefiero la presencialidad», comentó Paz.

A pesar de esta preferencia que se repite en muchos profesores, los pocos compañeros de la Escuela de Ingeniería con los que ha tenido contacto han decidido tomar las mismas medidas, continuar con la modalidad a distancia con el fin de facilitarle la situación a los numerosos alumnos que se encuentran fuera de Málaga. «Además, aun queriendo hacer una clase presencial, no tengo un aula donde darla porque las han reducido mucho. El resto de profesores habrán visto una situación similar, como tengan más de 30 alumnos no pueden meterlos en un aula, tendrían que separarlos en grupos y sería más complicado, es muy difícil dar clase así», aclaró Paz.

Con respecto a la situación de la vacunación consideró que los alumnos se encuentran en la misma situación que el profesorado. «No solo es una cuestión de que el profesor está en contacto con los alumnos, es que los alumnos están igual y están en un grupo de edad en el que tampoco se les va a vacunar. Por lo tanto, el hecho de que el docente esté vacunado soluciona su propia salud, pero el problema siguen teniéndolo los alumnos. Es cierto que los docentes que asistan a clase presencial lo van a hacer en condiciones de riesgo para su salud, pero los alumnos también», argumentó el profesor.

Yolanda de Lucchi. Profesora de la Facultad de Derecho

«Lo que no entiendo es por qué no nos han vacunado, hubiéramos vuelto con más alegría y más tranquilidad»

«Nuestro sistema bimodal ha determinado que las asignaturas optativas siguieran siendo 'on line', independientemente del sistema. Este año imparto una asignatura en inglés que es de proceso penal y derechos fundamentales y sigue de forma virtual, pero sí he vuelto a la presencialidad en el Máster de Abogacía, que tiene un número bastante importante de alumnos», indicó Yolanda de Lucchi.

Sin embargo, gracias a la situación abierta de la Facultad de Derecho que permite una gran ventilación y que se respetan las medidas de seguridad la vuelta a las aulas no está siendo un problema. «No tengo miedo de ir a clase, estoy tranquila con mi mascarilla y me gusta volver a clase, porque las clases desde casa no te motivan tanto», afirmó De Lucchi. A pesar de ello, reconoció que esto ha supuesto grandes molestias para los alumnos que no se encontraban en Málaga.

«Lo que no entiendo es porque no nos han vacunado, hubiéramos vuelto con mucha más alegría y con mucha más tranquilidad. Pero sí sé que las circunstancias jurídicas obligaban a volver a la semipresencialidad. El marco jurídico no lo fija un profesor, ni la Universidad, sino que eso forma parte de un complejo de normas que, aunque se hayan dictado rápidamente, no podemos obviarlo. Los profesores no pueden negarse a ir a las clases presenciales porque el marco jurídico obliga la presencialidad o la semi presencialidad», añadió De Lucchi.

También resaltó que la Universidad de Málaga era la única que no había vuelto a la presencialidad y ya era hora. Ese tipo de cosas son las que provoca una crisis sanitaria como en la que nos encontramos, que todo se realiza de forma provisional y las circunstancias pueden cambiar en cualquier momento, pero desde su punto de vista, es imprescindible adaptarse a las condiciones.

En la Facultad de Derecho el problema es el gran número de alumnos que asisten a cada una de las aulas. «Yo doy clase a 60 alumnos y están divididos en dos de manera que se le dan clases a unas 45 o 50 personas y las aulas permiten que haya separación. Los alumnos también tienden a sentarse en las bancas de atrás, yo siempre les digo que no muerdo, pero bueno, el otro día no les dije nada y tenía unos metros entre ellos y yo. Además, he notado que la afluencia de alumnos es menor, hay ambiente, pero no es el ambiente normal de la presencialidad. El riesgo cero no existe, pero si los números están bajando tenemos que volver por esa sensación de recuperar la normalidad y de que los alumnos no pierdan tanto de estos años», finalizó Yolanda de Lucchi.

Laura Noriega. Profesora del Departamento de Traducción e Interpretación

«Entiendo que hay muchísimos sectores que también trabajan cara al público y que también requieren vacunarse»

La profesora de inglés en Traducción e Interpretación Laura Noriega da clase en los tres primeros cursos de este grado. Pero la situación en Filosofía y Letras es muy peculiar, debido a que, generalmente, las aulas son muy pequeñas. Por lo que el Departamento de Traducción e Interpretación decidió que lo más apropiado era que solo volvieran a la modalidad presencial los alumnos de 1º de carrera. «Lo cierto es que esta bimodalidad nos ha pillado un poco por sorpresa, aunque estaba planteado en la guía docente, pero bueno, así, de cierta manera, retomamos el contacto con los alumnos. A mí me gusta la presencialidad, tener contacto con ellos y verles las caras. En este momento de cambio en el que estamos es mucho más complicado dar clase de esta manera, pero mi experiencia en las clases bimodales es positiva», resumió Noriega.

Las aulas han sido adaptadas para mejorar tanto las medidas de seguridad como la calidad de las clases y sus grabaciones, ya que la mitad de los alumnos está de forma presencial y la otra mitad asiste desde sus casas de forma 'on line'. De esta manera, con asientos asignados y un código QR que registra las entradas y salidas de alumnos y profesores han logrado ambientar las aulas de forma que realizar las clases de forma presencial sea lo más segura posible. «En la clase pueden intervenir tanto unos como otros, y aunque es cierto que es mucho más sencillo hacerlo de forma presencial lo estamos consiguiendo dentro de este ambiente de incertidumbre en el que nos encontramos», añadió Laura Noriega.

Aunque la situación es un reto para todos los profesores, incluso para los que son jóvenes como ella que saben desenvolverse con las tecnologías. Pero, a pesar de que se encuentra cómoda en sus clases, a nivel organizativo Noriega hubiese preferido continuar con las clases 'on line', ya que después de muchos meses se habían acostumbrado y habían cogido el ritmo. No obstante, también entiende que es un paso previo y necesario para adaptarse a la situación y poco a poco ir volviendo a la normalidad. Además, cree que los profesores están desarrollando y descubriendo nuevas destrezas a la hora de dar clase, al menos ella lo está haciendo. Asimismo, también comprende que la organización de las vacunaciones está siendo complicada. «Es necesario que nos vacunen, si me llamaran para vacunarme estaría ahí la primera. Pero, de la misma forma, entiendo que hay muchísimos sectores que también trabajan cara al público y que también requieren vacunarse. Comprendo los dos puntos de vista», afirmó Noriega.

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