«Los territorios del interior son los más resistentes al Covid-19»
Investigadores del Instituto de Geomorfología y Suelos de la Universidad de Málaga han desarrollado el proyecto nacional 'Incidencia del cambio global en paisajes mediterráneos contrastados'
CLAUDIA ARANDA
Martes, 10 de noviembre 2020, 00:04
«Si conseguimos una buena conectividad tanto digital como física para poder teletrabajar y vivir en el campo, esto puede suponer un cambio respecto al ... reto demográfico». El catedrático de Geografía Física de la Universidad de Málaga, José Damián Ruiz Sinoga, junto a siete compañeros, han desarrollado el proyecto nacional en I+D+i 'Incidencia del cambio global en paisajes mediterráneos contrastados'. En esta investigación se analiza cómo ha afectado el cambio climático y la crisis sanitaria a dos paisajes mediterráneos claramente contrastados: la Sierra de las Nieves y la zona de los Montes de Málaga-Axarquía.
La segunda de estas cuestiones, la crisis sanitaria, ha sido sobrevenida en este proyecto, que comenzó hace tres años. Ruiz Sinoga cuenta cómo los investigadores, en cuanto tuvieron la primera oportunidad de desconfinarse, solicitaron un certificado que les permitiese ir al campo a comprobar cómo había afectado allí el Covid-19. «Llegamos y nos dimos cuenta de que en el campo el Covid-19 se había vivido de una forma muy distinta a las ciudades», asegura. «La gente nos decía: Cuando oí que nos podían confinar le dije a mi familia que nos fuésemos a la finca, aquí no ha habido ni un caso de Covid».
Para la investigación, se seleccionaron dos zonas: por un lado, la zona más húmeda de la provincia de Málaga, todo el entorno de la Sierra de las Nieves, en concreto la zona de la cabecera de río Grande; y por otro, una zona seca, justo al otro lado, en los Montes de Málaga, concretamente la cabecera del río Benamargosa. «Si hablamos en términos climáticos podríamos hablar de un área de mediterráneo subhúmedo húmedo y otra zona de mediterráneo seco semiárido», explica Ruiz Sinoga.
El catedrático cuenta cómo antes del Covid había una serie de territorios que se marcaban como teóricamente vulnerables, toda la zona del interior; y otros, en cambio, eran reconocidos como resistentes. «El área de costa, el litoral, con el turismo, las aglomeraciones, las grandes carreteras, el dinamismo y la gran economía, se marcaban como territorios teóricamente resistentes», señala. Con el Covid-19 este concepto ha cambiado. Las zonas vulnerables han sido las más favorecidas y las grandes ciudades se han sumergido en una gran crisis económica.
Otra de las cuestiones que ha sido determinante en la sociedad post-Covid es el teletrabajo. Para Ruiz Sinoga, la tan sonada afirmación «el teletrabajo ha venido para quedarse» es cierta. Esto puede tener una importante incidencia en el mundo rural: si se consigue una buena conectividad tanto física como digital en las zonas del interior, las personas podrán vivir y teletrabajar desde el campo. «Que yo pueda teletrabajar, en vez de mirando al bloque de enfrente, mirando a la Sierra de las Nieves, respirando aire de primerísima calidad y moviéndome en un ambiente mucho más relajado desde el punto de vista de densidad de población, es un lujo», expone el catedrático.

Además, es muy importante la disponibilidad de servicios. Para explicar esto, Ruiz Sinoga lo ejemplifica: «Si me pongo malo y vivo en La Malagueta, tengo que ir a Carlos de Haya, ¿cuánto tardo? 15 minutos. ¿Cuánto se tarda en ir de Yunquera a Alozaina? 10 minutos». Por tanto, pequeñas agrupaciones de municipios podrían compartir servicios educativos y sanitarios. «Es un concepto que hay que repensarlo. No hace falta que cada ayuntamiento cuente con un colegio y un ambulatorio, si cada cuatro o cinco ayuntamientos hay un buen colegio y un centro de salud con asistencia 24 horas, no habría problema», explica.
Gobernanza
Para ello es esencial el papel de la gente. «Hay otro concepto del que también se está hablando mucho, la gobernanza, yo también creo que ese concepto ha venido para quedarse. Se nos va a preguntar cada vez más a la ciudadanía qué queremos», afirma Ruiz Sinoga. La conectividad digital en zonas como la Serranía de Ronda o algunas áreas de los Montes baja mucho, lo que supone un problema. «Eso no es difícil de conseguir, y con el 5G menos. Por eso creo que la apuesta debe ir más hacia la conexión física», señala.
Ya sea a través de buenas carreteras o conexión ferroviaria, que el desplazamiento entre Tolox y Marbella no sea complicado, por ejemplo, es clave. «Si estás viviendo en Tolox y tu trabajo está en Marbella, que puedas estar tres días teletrabajando en Tolox con una magnífica conexión digital y, si tienes que bajar dos días a trabajar a Marbella, que tengas una buena conexión», propone Sinoga. De esta forma, se estaría dinamizando un territorio y equilibrándolo. «Si cogemos ahora un mapa de Málaga vemos que el litoral es una mancha oscura y después está todo lo demás», expone.
El catedrático asegura que hay que sacar lecturas positivas del Covid-19. «Las malas están claras», afirma. El aumento de venta de casas rurales debe ser una buena noticia. «Cuando tú tomas la decisión de que te vas de Torremolinos o de Rincón de la Victoria hacia el interior, quiere decir que te has mentalizado de que quizá vas a vivir mejor allí».
El cambio climático
Respecto a cómo ha afectado el cambio climático a estas zonas, la investigación muestra una serie de resultados. José Antonio Sillero Medina, doctorando del proyecto, explica que se ha detectado un cambio en el patrón pluviométrico, es decir, en las precipitaciones. «Hemos comprobado que en los últimos años unas precipitaciones de poca duración tienen una gran incidencia sobre el territorio: cortes en carreteras, deslizamientos, inundaciones...», desarrolla. «Estas consecuencias se corresponden con un umbral, que hemos llamado 'umbral de torrencialidad'».
«La gente me pregunta: ¿llueve más o llueve menos?», cuenta Ruiz Sinoga. Respecto a esto, el catedrático explica que, si se miran los datos anuales, llueve prácticamente lo mismo. ¿Dónde está la diferencia? Si se analiza el número de días que llueve al año, lo que llueve cada día y, especialmente, lo que llueve los diez días en los que hay más precipitaciones; se empiezan a detectar las diferencias. «Los diez días donde llueve más ahora tienen un porcentaje mucho más alto que los diez días que llovía más hace 30 o 40 años. Es decir, la lluvia es más agresiva», afirma.
La segunda de las cuestiones es el verano fenológico. El suelo se encuentra en una humedad todo el año, y esa humedad va oscilando. «Hemos comprobado cómo actualmente, con respecto a hace 30 o 40 años, el suelo se encuentra por debajo de lo que se conoce por 'punto de marchitez'», explica José Antonio Sillero. Se considera 'punto de marchitez' ese punto de humedad del suelo en el que las plantas no pueden acceder al agua y, por tanto, se mueren. «La tendencia es que, cada año, hay un mayor número de días en los que las plantas no pueden acceder a esa agua, por lo tanto, puede haber pérdida de biodiversidad», afirma el doctorando.
Desde el punto de vista agrícola, cuenta el catedrático, es un concepto fundamental. «Si yo, como agricultor, no riego como necesito, los cultivos que haya encima de ese suelo se pierden. Me van a obligar a hacer la cosecha antes o a gastar dinero en poner regadío, productos fitosanitarios o herbicidas», señala. Estos serían los costos del cambio climático en agricultores y propietarios.
Una tercera variable sería lo que se ha determinado como Índice de Calidad del Suelo. A partir de 400 muestras de suelo que se han recogido entre las dos cuencas, se ha establecido un límite de calidad, extrapolable a toda la red hidrográfica del sur -la cuenca sur del Mediterráneo-. «Hemos querido ver las zonas que presentan una mayor sensibilidad a la erosión, a perder suelo y calidad del mismo», comenta Sillero. Las zonas que tienden a degradarse más -tanto por cambios de uso, por abandono o por mecanización del propio territorio- presentan un suelo más empobrecido y tienen más dificultades para seguir el desarrollo sostenible.
Este índice puso de manifiesto los problemas de protección del suelo que presenta buena parte de la zona de los Montes de Málaga-Axarquía; y, por otro lado, demostró la existencia de unidades paisajísticas con valores óptimos de calidad y salud, más resistentes a los efectos del cambio climático (excepto en determinadas condiciones ecogeomorfológicas).
El proyecto
José Damián Ruiz Sinoga asegura que proyectos como este necesitan a una persona que se encargue de estructurar toda la investigación y que esté trabajando en directo. «Normalmente es una persona que suele sacar una tesis doctoral y se encarga de organizarlo todo», explica. En este caso esta persona es José Antonio Sillero Medina, que ya se encuentra terminando la tesis.
«Con independencia de todos los artículos que hemos publicado al respecto de este proyecto, José Antonio se dedica a estructurarlo todo», explica José Damián Ruiz Sinoga. Además, el estudio también ha contado con la participación de Eugenia Pérez González (Universidad Complutense de Madrid), Juan Francisco Martínez Murillo y Paloma Hueso Gonzales (Universidad de Málaga), Ricardo Remond Noa (Universidad de La Habana), Julián Molina Luque (Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, UMA) y Marina López Claros (Departamento de Química Analítica de la Facultad de Ciencias, UMA).
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