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Patricia Collado posa junto a sus obras en la sala de exposición.
Hacer público lo privado a través del arte de Patricia Collado

Hacer público lo privado a través del arte de Patricia Collado

La artista presenta su nueva colección fotográfica en la sala de exposiciones de la Facultad de Bellas Artes de Málaga bajo el título 'Despliegues: De mi ventana al horizonte'

NOELIA PLAZA CANTERO

Martes, 22 de febrero 2022, 10:40

Puertas que se abren para dar paso al futuro, puertas que se cierran para acabar con el pasado y una ventana para disfrutar del presente e inmortalizarlo en todos los tiempos verbales. Una cortina negra se descorre para revelar una fotografía. Una ventana enmarca la imagen y hace la función de diafragma. Una apertura perfecta para el encuadre paisajístico y personal que lleva disfrutando 24 años la artista de esta exposición, Patricia Collado. Al principio del proyecto todo giraba en torno a la ventana que hacía esa función de diafragma, encargada de dejar pasar la luz hacia el espectador. «Tengo mucho cariño a ese paisaje, por eso es mi ventana, la ventana de mi cuarto y no cualquier otra ventana», destacó Patricia Collado.

El pasado jueves 17 tuvo lugar la inauguración de la exposición 'Despliegues: De mi ventana al horizonte', de la artista Patricia Collado, en la sala de exposiciones de la Facultad de Bellas Artes de Málaga. La inauguración también contó con la presencia del comisario, artista y profesor de esta misma facultad, Javier Artero, y el coordinador de sala, Carlos Miranda. La exposición podrá visitarse hasta el 18 de marzo en horario de 09.00 a 14.30 horas y de 16.00 a 20.30 horas, de lunes a viernes.

De una explosión en el espacio surgieron partículas que la artista iba recopilando en su memoria y en sus libretas. Una explosión que tuvo lugar en el momento idóneo y que le llevó a crear su obra mediante instalaciones, libretas y fotografías de gran tamaño. El título de la exposición, 'Despliegues: De mi ventana al horizonte', lo que quiere decir es que la artista, principalmente, a lo largo de toda la investigación que ha estado realizando durante años, ha estado trabajando con los despliegues y recortes de sus libretas, jugando con el encuadre de cada fotografía representada en ellas. «Esta exposición ha sido como el momento en el que mi trabajo ha explotado», aseguró Patricia Collado. Con este título, la artista también pretendía acercar al público a un proyecto íntimo realizado desde su habitación. «Era más que nada por meterle una parte personal al título», añadió.

Patricia Collado: «Me puedo tirar más de media hora observando a través de la ventana»

Sin nada premeditado, observando a través de la ventana durante cuatro meses y dejando que la inspiración llegase en su momento adecuado. Cuatro meses centrados únicamente en el resultado ya expuesto en la sala de exposición de Bellas Artes. La fisicidad de la fotografía, una manera de reivindicar su esencia a través de un tránsito del cuerpo expandido en el espacio. Tanteando con una cámara réflex hasta topar con una polaroid y el deseo de fotografiar el mar.

Un laboratorio fotográfico portátil que revela la imagen en un marco blanco. Cada vez que Collado pulsaba el botón de su polaroid esta se exponía a la luz que entraba por la ventana fotografiando lo que segundos más tardes acabaría expulsando por medio de una hoja, dejando salir esos rayos de luz de su contenedor y dando paso al proceso de revelado instantáneo. «Al final me hice con una cantidad de fotografías que, cuando las tenía delante, pensé: '¿qué hago con todo esto?'», comentó. Fue entonces cuando comenzó a desarrollar este proyecto. Escaneó las fotos, las imprimió en gran tamaño y, una vez las tenía en físico. empezó a jugar con el espacio que le otorgaba la pared. Pensó en cómo podría trasladarlo también al formato libreta y cómo podría hacer una instalación con todas esas fotografías y con la arquitectura de la ventana, también muy importante en este entorno.

Contando historias a través de viñetas figuradas, sin textos más que los que pasan por la cabeza del espectador. Configurando la instalación como un cómic, como el encuadre de una fotografía o como una pantalla de proyección. «Todos esos juegos han llegado a mí a partir de la fotografía y de estar en mi ventana», expresó la artista.

Dos encuadres, tres visiones

Vida pública, toda actividad social que ocurre en espacios abiertos y cotidianos. Vida privada, el ámbito reservado de la vida de las personas. La visión del artista, que organiza en su cabeza lo que quiere captar; la visión de la cámara, que congela lo que acontece, y la visión del espectador en una sala repleta de fotografías enmarcadas. Lo interesante de la obra de Patricia Collado es ese punto de encuentro entre la arquitectura y su visión personal del paisaje y de su habitación.

Entrar a la sala de exposiciones era como entrar en la vida de Patricia, una artista que, sin querer, ha conseguido que el espectador vea lo que ella ve. «Esa sala es ahora una extensión de mi cuarto», aclaró. Una extensión del lugar en el que todos los días, la artista se prepara un café y se sienta a relajarse observando qué ocurre en las vidas de los demás. «Me puedo tirar más de media hora observando a través de la ventana. Lo considero una forma de reflexionar, es algo personal», aseguró.

Como en 'La ventana indiscreta', de Alfred Hitchcock, la artista pretende que el espectador vea lo que ve la cámara. En este caso, haciendo uso de un teleobjetivo rudimentario como son unos prismáticos que colocaba delante de la lente. «Empecé a utilizar estos prismáticos porque la polaroid no tiene ningún tipo de objetivo», explicó. Una presión muy fuerte por querer fotografiar el mar desde su ventana, cosa que pudo realizar al colocar estos prismáticos sobre la lente jugando, a su vez, en una especie de azar a la hora de tomar la foto. «Me pareció super interesante que lo que fotografiaba nunca sabía cómo iba a salir, ya que el visor y el objetivo no es el mismo».

Rozando la obsesión por fragmentar el espacio a partir de pequeños recortes para construir una panorámica que rodea la ventana. A la hora de realizar cada foto, descorrer la cortina era usar el diafragma para conseguir la imagen en la que los prismáticos hacían la función de objetivo y la mente de la artista de obturador en el momento indicado. El hecho de usar una polaroid comenzó de forma azarosa, ya que la ventana de su cuarto, al igual que sus fotos, también es perfectamente cuadrada. «Así la propia imagen cuando se revela ya viene enmarcada además de por la propia ventana de mi cuarto. Fue una coincidencia, pero una bastante importante en el proyecto», explicó Collado.

Analógico frente a digital

La elección de lo analógico frente a lo digital, más en concreto de lo instantáneo, viene del interés que produce en la artista el proceso de revelado de la fotografía. Esperar cómo ante tus ojos se descubre una imagen nítida llena de colores con la magia superpuesta de no saber qué ha fotografiado de manera exacta. «Puedo intuir lo que quiero fotografiar, pero nunca, nuca, sale como yo quiero que salga. De hecho, puede salir cualquier cosa que no he planteado en el espacio». De la fascinación por la espera que no tiene la fotografía digital, de ahí procede su interés en capturar y esperar para ver el resultado.

De fragmentos descontextualizados y la presencia de diversos puntos de vista que conforman imágenes únicas. De asomarse a un marco esperando que algo ocurra. De la relación entre la propia fotografía y la ventana. De ahí surge la exposición de esta artista, graduada en Bellas Artes por la Universidad de Málaga en 2020, donde también realizó el Máster en Producción Artística Interdisciplinar, que crea una serie de cruces y recortes espaciotemporales entre la intimidad de la arquitectura del hogar y la sala de exposiciones.

«Llevo varios días muy reflexiva, aunque también estoy muy agotada, no sé cómo estoy viviendo esto, es muy intenso», confesó. Exponer en la facultad donde se formó era para ella un sueño a alcanzar que le hacía mucha ilusión. «Da un poco de vértigo, pero a la misma vez estoy muy contenta», dijo haciendo alusión al conjunto de su obra.

Sin seguir un mismo método en cada proyecto, cada uno de ellos lo empieza de manera diferente a través de un proceso que la artista denomina como «difuso». En este caso, su inspiración vino de esa pulsión que le entró por fotografiar el mar. «Encuentro la inspiración en cosas tan banales y simples como el mar», aseguró. Entre fotografías que parecían salirse del marco y proyecciones que llenaban de luz las paredes, hojas blancas se pasaban una a una hasta acabar con la sombra. Libretas escalonadas sobre la pared como las notas en un pentagrama y una cortina negra que se abre al paso de cada nuevo espectador. «Es muy importante apoyar el arte emergente en Málaga. Los artistas necesitamos el apoyo no solamente de nosotros mismos, sino de otros colectivos para que el arte siga funcionando», concluyó.

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