Una pandemia permanente, la del dolor crónico

Sentir dolor en algún momento de nuestra vida es una prueba de que estamos vivos, de que somos seres humanos, cuando nos duele la cabeza o nos damos un golpe nuestro cuerpo reacciona con dolor para avisarnos. Sin embargo, en muchas personas ese dolor persiste en el tiempo durante meses o años, esto se denomina dolor crónico.

La Universidad de Málaga llevó a cabo el pasado miércoles un taller sobre dolor crónico a la que acudieron tanto alumnado, como profesionales sanitarios o pacientes y que contó como ponentes con la fisioterapeuta e investigadora en dolor crónico Mar Flores; el fisioterapeuta del Unicaja Baloncesto, Javier Guerra; el profesor titular de Fisioterapia de la UMA Alejandro Luque y el también profesor Ignacio Durán. El acto estuvo organizado por el Vicedecanato de Estudiantes, Cultura e Igualdad y se celebró en el salón de actos de la Facultad de Ciencias de la Salud.

A nivel mundial se calcula que el 20% de la población sufre dolor crónico o persistente y en España afecta a más de 6 millones de personas adultas, un problema que supone un gran impacto en la salud de las personas.

Esta dolencia se asocia a enfermedades crónicas (cáncer, artritis, diabetes, fibromialgia o esclerosis múltiple) o a una lesión que no se cura y puede hacer que el sistema nervioso sea más sensible al dolor con un efecto denominado sensibilización. Además, el componente psicológico es determinante, el miedo y la ansiedad suelen aparecer, lo que provoca una disminución de la producción de sustancias que rebajan la sensibilidad de las neuronas del dolor.

Pero aparte de explicar cómo se produce, ¿realmente sabemos qué es el dolor?. «Una de las principales cosas que tiene el dolor es que necesita y requiere una explicación, por eso, para comenzar tenemos que analizar de dónde venimos, para saber hacia dónde vamos», explicó Ignacio Durán. Descartes fue el primero que habló sobre el dolor en el organismo traduciéndose esto en el modelo bioquímico clásico donde siempre se ha entendido que el dolor es la consecuencia de un daño en algún tejido periférico y la información se transmite al sistema nervioso central donde se percibe el dolor.

Ahora, se ha entendido que es necesario un modelo más amplio como es el modelo biopsicosocial que surgió de la mano del psiquiatra George Engel y tiene en cuenta los factores biológicos, psicológicos y sociales de la persona a la hora de explicar, entender y afrontar un determinado estado de salud o enfermedad, discapacidad o trastorno. «El modelo biomédico es totalmente insuficiente para explicar, por ejemplo, porque un amputado siente dolor en su pie cuando ese pie ya no lo tiene. Hay situaciones como esa a las que hay que buscar otras explicaciones a por qué el ser humano sufre dolor», señaló Luque.

Buscar una causa

El ser humano siempre busca una causa a cualquier acontecimiento que pasa en su vida y en cuanto al dolor es humano buscar una causa. Las personas cuando tienen dolor esperan que los escuchen, lo entiendan y lo validen. «No hay en el mundo nadie que sepa más de dolor que la persona que lo sufre, es una oda al sanitario de por qué una persona acude porque le duele algo, creo que es la primera forma y el primer tratamiento es validar ese dolor, es decir, creer ese dolor», explicó el profesor titular.

Que el 20% de la población en el mundo sufra dolor crónico también se refleja en costes sociosanitarios, impacto directo en el consumo de fármacos y en la economía con bajas laborales, por eso, además de mejorar la vida de las personas urge actuar. Durán ha señalado que antes de esta pandemia que estamos viviendo, veníamos de una pandemia del dolor, y que las personas no son conscientes de lo que significa y de su verdadero impacto.

El dolor crónico se reconoce como la segunda causa de discapacidad a nivel mundial, las personas que lo sufren además de experimentar dolor se sienten cansadas, tienen problemas para dormir, pierden el apetito y/o gusto por la comida o pueden bajar de peso. «Los problemas de dolor persistente están aumentando, de hecho ya hay muchos autores que están hablando de un 30% de la población afectada de dolor crónico y sigue subiendo, estimando que en el 2040 pudiera a llegar incluso al 50% de la población, entonces estamos hablando de una pandemia incluso en crecimiento», afirmó Javier Guerra.

Entender el dolor

Cuando en ocasiones en las pruebas de imagen como una resonancia magnética o una ecografía no aparece un daño o algo inusual, pero hay sintomatología ocurre una confusión. «La prueba de imagen solo es uno de los factores que hay que tener en cuenta. Lo que no podemos es demonizar a la persona y si encontramos una prueba de imagen alterada justificar su dolor por esa prueba y decirle que como esa prueba de imagen no va a cambiar, como por ejemplo es la artrosis, va a ir a peor su dolor. Eso es con lo que yo no estoy de acuerdo y si conocemos cómo funciona el dolor entendemos porque eso no tiene que ser así, y porque crónico no tiene que ser para toda la vida», explicó la fisioterapeuta Mar Flores.

Para acabar con el dolor o al menos aliviarlo está demostrado que el ejercicio en la mayoría de pacientes es fundamental, así como la rehabilitación. Una enfermedad en la que se presenta el dolor crónico y que afecta a 47.000 personas en España y 2,5 millones en el mundo es la esclerosis múltiple, donde la fisioterapia es indispensable para una mejora del paciente. Se estima que alrededor del 80% de las personas con esta enfermedad experimentan dolor y en el 50% el dolor es persistente.

Desde la Fundación Héroes de Málaga, en colaboración con la Asociación Malagueña de Familiares y Afectados por la Esclerosis Múltiple, imparten sesiones de fisioterapia semanales con profesionales para aquellas personas que lo soliciten. La esclerosis múltiple es una enfermedad neurológica que afecta al Sistema Nervioso Central, formado por el cerebro y la médula espinal. El sistema inmunitario normalmente protege al cuerpo, pero en esta enfermedad ataca a la mielina de las células nerviosas (neuronas) por error. Los nervios se extienden a lo largo de todo el cuerpo, así que la esclerosis múltiple puede manifestarse en muchas partes del organismo y hacerlo de maneras muy diferentes.

Las 'mil caras'

El presidente de la asociación, David Vila, asegura no haber sentido dolor a causa de su enfermedad, pero conoce de cerca cómo le afecta al resto de su 'familia' como a él le gusta llamarla. A la esclerosis múltiple la llaman la enfermedad de las 'mil caras' porque en cada persona afecta de una manera totalmente diferente, lo mismo pasa con el dolor. «Hay pacientes que sienten el dolor de una forma más intensa y en otros es más intermitente, por ejemplo, de vez en cuando te dan como latigazos, el golpe que te puedes dar te duele muchísimo, y en otras ocasiones personas que directamente el brazo, la pierna o el pie les duele es un dolor continúo y se vuelve crónico», expresó Vila.

La fisioterapia Ana Infante, de la Fundación Héroe, trata a 16 pacientes y explica que no existe uno igual que otro, «la mayoría cuando tienen brotes es un dolor neuropático, es de los que más duelen, es un dolor super quemante, ellos sienten como un dolor que las piernas le pesan. También existe el dolor trigémino que se produce en la cara y acaban con dolor de cabeza, dolor mandibular, es uno de los dolor más intensos. los pacientes me dicen que es desesperante», afirmó.

En las sesiones de fisioterapia a los afectados de esclerosis múltiple se les realiza terapia manual con estiramientos, masajes o movilizaciones, y realizan ejercicio para que estén preparados por si se les produce un brote que no vayan a peor. «La rehabilitación es fundamental, el dolor puede llegar a ser más intenso con el tiempo si no se trata, si no les van modificando la medicación por ejemplo. Yo siempre digo que una persona no puede convivir con el dolor o no debería. Eso se tiene que tratar. En calidad de vida con la fisioterapia puede mejorar muchísimo», añadió Infante.