Los 'Impulsos' de Daniel Blacksmith

Quedaban cinco minutos para que se abriesen las puertas. Desde el exterior del Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga ya se escuchaban algunos acordes. Durante la espera, los presentes aprovechaban para conversar y pedir su consumición, mientras abrigos y bufandas formaban el escenario de esa tarde fría de enero. Sus 'Impulsos' estaban listos para empezar a sonar. Así es cómo se titula su primer disco, una colección de canciones instrumentales. En silencio. Como si nadie estuviera dentro de la sala. La guitarra fue la primera en llegar a sus manos, que bailaban solas por las cuerdas. La mirada de los presentes se concentró en los movimientos que el artista iba realizando con su música. Daniel Blacksmith (Jaén, 1989) comenzó a crear una atmósfera única e íntima que captó la curiosidad de quienes asistieron.

Ante un fondo de color azul se diferenciaba su figura junto a unas letras que destacaban en color blanco: «Daniel Blacksmith, Impulsos». Su nombre es Daniel Herrera, pero la búsqueda de originalidad y de una seña de identidad le llevó a traducir su apellido al inglés, lo que le condujo al seudónimo Blacksmith. En el escenario se repartían diversos instrumentos junto al sintetizador. Lo que parecía que era el escenario preparado para una banda, resultó ser su propio espacio, ya que fue él quien iba tocando cada uno de los instrumentos. En algunas de sus canciones, otro multiinstrumentista, Paco García, le acompañó para hacer música entre los dos.

Entre canción y canción, los aplausos hacían eco en las paredes negras del contenedor. Junto con el piano vino el cambio de color del fondo. Del azul al rosa. Con un tubo de aire blanco y un sonido similar al de una gaita escocesa, la luz se centró en los movimientos que iba realizando al ritmo de la melodía que iba sonando.

Seis filas de asientos a cada lado, más bajas en la parte delantera y más altas en la trasera. La concentración de los asistentes se centraba en cada uno de los acordes. Cambiando de instrumentos fueron desgranándose las canciones de 'Impulsos', así como algunas antiguas y otras que lo hicieron por primera vez. 'Vals II', 'Blanco y negro' o 'Destino' fueron algunas de las que sonaron. El color del fondo seguía cambiando de color según la canción. Un tic tac parecido al de un reloj llegó a la sala. Así como el resto de canciones y algunas voces angelicales. En las paredes negras se reflejaban los colores que iban cambiando. 'Aguacero', 'Aire en la cueva', 'Sedimento' o 'Torcal' fueron otros de los títulos que se escucharon.

Al terminar, los aplausos inundaron el recinto, con un público de pie y un entorno marcado por la intensidad. «Todo esto es muy endogámico, pero estamos muy felices», reconoció Blacksmith, entre risas, al terminar el concierto una vez que los aplausos cesaron. «Me gustaría agradecer a los que habéis venido vuestra paciencia y esperamos que para los siguientes conciertos existan menos espacios entre las canciones para que os vayáis todavía más intensos de los conciertos», aclaró, a lo que el público reaccionó con más aplausos y miradas cómplices.

Blacksmith lleva casi 13 años viviendo en Málaga, por lo que él mismo se define como «casi malagueño». Este disco ha sido, para él, una gran oportunidad para expresar sus emociones «más intensas y pasionales», reconoce. Desde su adolescencia, la guitarra, la batería y el bajo habían sido grandes acompañantes para él y su creatividad. Sus comienzos como productor e ingeniero de sonido le llevaron a componer y producir para otras bandas. Si algo destaca en su aprendizaje es que siempre fue autodidacta: «Me empecé a formar como músico por mi cuenta».

El piano llegó hace unos años a sus manos y, desde entonces, el movimiento de sus dedos bailan sobre las teclas casi por inercia. Asimismo comienza 'Impulsos' y su single 'Torcal', con una melodía a piano que viaja hasta que las guitarras eléctricas aterrizan en la canción. Este tema, inspirado en el famoso Torcal de Antequera habla de un espacio temporal más que físico. «Antes de grabar este single estuve en el Torcal, pero realmente el tema trata de un momento de mi vida marcado por muchos cambios vitales en el que decidí, al despertarme de un sueño, que debía guardarlo en forma de melodía».

Su modo de trabajar es particular. Él mismo considera que como técnico y productor es una persona «extremadamente pulcra, limpia y con una forma de trabajar muy obsesiva». Cada día, ocupa casi dos horas de su tiempo componiendo. El lugar no es lo más importante para él. En su casa, en un estudio o incluso en la calle. Con instrumentos o con su propia mente creando melodías. En cuanto a su estilo de música, el artista «casi malagueño» lo define como una especie de música «cinematográfica, pero con influencias de la electrónica y el post-rock». Su música es capaz de crear un entorno de introspección. «No es que te haga bailar, pero sí te hace pensar en cómo te encuentras», explica.

La grabación de 'Impulsos' es un gran recuerdo para él. El título se debe a esa «expulsión creativa e impulsiva» que el artista experimenta cuando crea. El productor Paco Loco fue su cómplice para la grabación desde su estudio del Puerto de Santa María. «En un solo día grabamos el disco porque no quisimos darle muchas vueltas a retocar», añade Blacksmith. Este disco es una recopilación de canciones que surgieron de la mano de la espontaneidad, con la creatividad que, en momentos de prueba y ensayos, acabaron siendo canciones. «Para mí, trabajar con Paco Loco fue caótico, pero muy inspirador», expresa el joven artista, quien agradece haber podido dejarse llevar con la aportación profesional de otra persona a su creación.