Fuente de emociones en el Rectorado
Cultura.Teté Vargas-Machuca y María Eloy-García, madre e hija, han conseguido crear una vida a través del arte que ha ocupado la sala de exposiciones de la UMA
EVA SÁNCHEZ NAVARRO
Martes, 23 de febrero 2021, 00:03
La cultura es una fuente de emociones que ha estado dormida en las calles de Málaga debido a las restricciones. Pero tras dos semanas del cierre de la actividad no esencial, el arte ha vuelto a la ciudad y a la Universidad. El pasado jueves se inauguró en el Rectorado la exposición 'El Legado de Federico E.G.', una creación de la artista plástica Teté Vargas-Machuca y la poetisa María Eloy-García, madre e hija y grandes creadoras del espectro malagueño, que han continuado una rutina de que padres e hijos compartan espacios en las exposiciones de la UMA.
La obra tiene como hilo conductor la vida del médico general, investigador, inventor, filósofo y científico Federico E.G., el cual dedicó su vida al estudio de las enfermedades espirituales. Incluso descubrió un aparato para medir la tristeza, el cuitómetro, ya que quería adentrarse en la investigación sobre cuanta pena puede soportar una persona y, finalmente, encontró la estética en la melancolía.
EXPOSICIÓN EN EL RECTORADO
-
Título 'El legado de Federico E. G.'.
-
Artistas Teté Vargas-Machuca y María Eloy-García.
-
Comisaria María Bueno.
-
Fecha Hasta el 25 de marzo.
-
Horario De lunes a viernes, de 10.00 a 18.00. Entrada gratuita.
Este personaje ha sido creado por ambas a partir de la foto en un medallón comprado en el rastro. Este ha supuesto un homenaje a la amargura, a los defectos, pero principalmente a sobrevivir con ellos. «La obra es una referencia a que la belleza está en el interior y en lo que llevamos dentro», aclaró la poeta María Eloy-García.
Este punto de vista de la amargura puede ser comparado con la situación en la que nos encontramos. Estamos en tiempos de crisis, de pandemia y de restricciones, en algunos casos, aislados y centrados en la retrospectiva de nuestro interior. La obra te muestra que aquello que nos asfixia y nos atormenta también puede ser arte, puede tener belleza y, en muchos casos, sacarlo al exterior también nos reconforta. «A partir de la ficción, de la vida de un señor, aparentemente, llamado Federico se puede montar una exposición y eso es gracias a la magia que puede producir el arte. Y por eso hay que reivindicar y defender la cultura, especialmente, en la situación en la que nos encontramos. Por eso, esta exposición es un homenaje a la crisis y al malestar», comentó la comisaria María Bueno.
El recorrido por la sala consigue que el público se impregne de una biografía que parte de los supuestos objetos de la vida cotidiana de Federico E.G y fotografías y recuerdos del mismo, todo presentado de una forma extraordinaria. A estos, los acompañan las palabras de María Eloy-García, que relata esta vida rodeada de amargura con un toque humorístico, haciendo que, al igual que el protagonista de la exposición, el público encuentre la paz y belleza dentro de la agonía.
Pero este no es el único personaje que conocemos a lo largo de la exposición, ya que, al hacer el recorrido, no solo conocemos su vida, sino a quién se topó en ella, quién afectó de una forma considerable, como pueden ser una prima, un compañero o pacientes con quienes realizó sus estudios, todos con historias singulares.
Proceso creativo
Teté Vargas-Machuca y María Eloy-García han estado rodeadas de arte desde que eran pequeñas, cada una de ellas en una rama, ambas muy distintas, pero con la misma pasión. «La idea empezó hace muchísimo tiempo, pero ha ido evolucionando y cambiando», afirmó María Eloy-García.
Ambas se sentían muy atraídas por la idea de crear algo juntas y puestas a ello han creado una vida, aunque este proceso también ha sido largo. «Yo llevo muchos años con él, Federico ha estado en mi casa desde que tenía 14 o 15 años, al menos su imagen», explicó María Eloy-García. «Bueno, no era Federico como tal, era un ente que ha ido evolucionando y ahora tiene una historia propia. Su proceso de creación final ha sido prácticamente en dos meses», continuó Teté Vargas-Machuca.

Madre e hija disciernen en múltiples cuestiones, aunque no dudan en defender el trabajo tanto de la otra como el resultado que han obtenido en equipo gracias a un gran trabajo y minuciosidad. «Al principio no nos poníamos de acuerdo. A mi madre le gustaba mucho una época, porque ella es súper plástica, lo mira todo desde un punto de vista estético. Sin embargo, yo lo miro desde el guion, la idea de vertebrar históricamente los hechos y no nos poníamos de acuerdo. A mí me gusta el siglo XIX y a ella el principio del XX, entonces no fue nada fácil ponerse de acuerdo, pero poco a poco hemos ido adaptándonos», apuntó María Eloy-García.
Esa mezcla de ideas entre la poesía y las artes plásticas ha ido evolucionando y encajando perfectamente en un momento exacto que le daba sentido a la historia. «Yo iba encauzando el guion y mi madre tenía que ir haciendo los objetos suyos, incluso personajes que se fueron incorporando, pero siempre con una finalidad estética, que también estaba en el texto, ya que era más importante que la coherencia de la historia», relató la poetisa.
María Bueno: «Hay que reivindicar y defender la cultura, especialmente, en la situación en la que nos encontramos»
El proceso ha sido arduo, ya que las medidas impuestas por el Covid-19 han retrasado la inauguración y ha plagado el camino de incertidumbres. «Se ha retrasado, pero eso también nos ha dado más tiempo para trabajar. Y en parte nos ha ayudado porque hay cosas que se tienen que hacer en soledad», añadió Eloy-García. Y finalmente, gracias a un excelente trabajo en equipo han obtenido un resultado que te envuelve desde el principio al fin del recorrido.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.