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Alba la Merced, durante una actuación en las instalaciones del Contenedor el pasado 8M. noelia plaza cantero

El Contenedor Cultural como punto de partida para la música

Cultura. Tras actuar en el espacio universitario, la malagueña Alba la Merced presentó su nuevo sencillo, 'Ego', la semana pasada y dará su primer concierto en Madrid el viernes 8 de abril

NOELIA PLAZA CANTERO

Martes, 5 de abril 2022, 00:09

Recuerdos. Una voz sin eco que persiste en la memoria. Una guitarra que suena como un llanto de alegría y un canto a la libertad. Recuerdos. Tan nítidos que parecen haber sido inventados. Para sentir la música no se requiere el habla. «Mi abuela cuenta que cantaba fandangos antes de hablar. Ella cantaba siempre y yo la imitaba», contó Alba la Merced al recordar sus inicios en el mundo de la música, siempre presente a lo largo de su vida.

El Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga fue un punto de partida para su música. El pasado 8 de marzo, con el motivo del Día Internacional de la Mujer, Alba la Merced acudió para representar 'Femenino Plural', un teatro feminista donde los personajes femeninos de Federico García Lorca son los protagonistas. Llenas de miedo, pasiones e ilusiones. Mujeres que deciden revelarse. La unión del desenfreno interno y las pasiones ocultas. Esta no era la primera vez que acudía a la Universidad de Málaga a presentar algunas de sus obras, ya lo hizo en otra fecha también muy señalada, el pasado 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con el espectáculo 'Superviviente'. Un espectáculo que habla de la lacra de la prostitución en España a través de la música.

Alba la Merced nació en Málaga y empezó a formarse académicamente en la música cuando apenas tenía 8 años. «Entré al conservatorio y allí empecé a cantar un poco y tal», expresó. Además de ello, con esa misma edad comenzó a tocar la guitarra, instrumento que le enseñó su padre, quien tocaba la guitarra desde muy joven. Alba la Merced continuó en el conservatorio y fue entonces cuando se adentró en el mundo de la composición gracias, en gran parte, a la compañía 'Ted Teatro', de la que ella era la encargada de componer las canciones que formarían la banda sonora de esas obras.

Su nuevo sencillo, 'Ego', está dedicado a los miedos y a la ansiedad para dejar atrás una fachada

Actualmente estudia en el Conservatorio Superior de Canto de Córdoba, que también lo compagina con Interpretación Textual en Arte Dramático en la ESAD y una carrera 'on line' sobre cine. «Entre todo eso voy lanzando mis propias canciones, que en un primer momento lo hice bajo el nombre de Flavia, que era un proyecto musical que desarrollé a través de un grupo y del cual acabé desvinculándome», comentó. Alba la Merced sacó dos canciones bajo ese nombre artístico hasta que decidió volver a sus orígenes y recuperar su nombre, Alba. «Lo de la segunda parte de 'la Merced' viene porque yo me he criado en la Plaza de la Merced y he vivido allí prácticamente toda mi vida».

Pasado y futuro

Sabina diría que allá donde se cruzan los caminos. Donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo. «Pongamos que hablo de Madrid». Ciudad de estrellas y de oportunidades para disfrutar y brillar. El 8 de abril, Alba la Merced estará por la capital en su primer concierto en solitario en una sala, además de ser a su vez su primer concierto en Madrid. El 30 de marzo, coincidiendo con su vigésimo primer cumpleaños, estrenó su primer o tercer lanzamiento, depende de como se mire «porque como hice el cambio de nombre artístico», dijo entre risas. Su nuevo sencillo, 'Ego', está dedicado a los miedos y a la ansiedad como una forma de dejar atrás una fachada con la que la Merced no se sentía identificada. «Ese ser no era yo, esa persona que fui creando y que me acompañó estos últimos años no la sentía como propia, por eso elegí 'Ego' como título para la canción».

«Es una sensación de liberación total, de ganas de seguir buscando nuevas melodías y acordes»

A veces somos niebla espesa hasta que aparece un faro como guía. La música es ese faro para muchos. Manos que piensan por sí mismas. En la guitarra, la izquierda guarda el conocimiento de todo aquello que sabes y la derecha muestra quién eres. «Es una sensación de liberación total, de ganas de seguir buscando nuevas melodías, nuevos acordes y, sobre todo, muchísima liberación».

En el piano, el corazón encuentra su manera de escapar y hacerse escuchar a través de la descoordinación. Dos manos que van por libres. Cada una en un pentagrama, pero que conviven en perfecta armonía bajo un mismo compás. La música es la taquigrafía de la emoción, decía León Tolstoy. Un temblor que recorre la espalda, una sensación cálida y romántica o un escalofrío en la cabeza. La música es una sensación universal que evade cuerpos y mentes de las preocupaciones. «A veces siento que es una sensación que he practicado tanto, que la tengo interiorizada, que está tan dentro de mí que la siento como algo rutinario», expresó.

De Madrid al Contenedor, de la trompeta de Chet Baker a la voz de Ella Fitzgerald y del piano a la guitarra. Midiendo todas las palabras para cantar un mensaje con algo que expresar. Guardando todos los recuerdos en las cuerdas de una guitarra que ahora, cada vez que suena, canta en su cabeza la voz de su abuela y reproduce como un tocadiscos la libertad de los dedos de su padre en un punteo que admiraba y le hizo aprender a sentir el flamenco. Ahora, si pudiera arrancar por el final y agitarlo todo como un huracán, lo haría desde la mirada de la realidad.

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