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MELANIE STÜBER
Martes, 24 de febrero 2015, 12:12
Hace algunas semanas Irene Castañeda, graduada en Criminología, recibió un correo electrónico con el asunto 'San Raimundo de Peñafort 2015'. La joven es de las que piensan, que los correos cuyo fin desconoce deben ser borrados y con un solo click el email fue eliminado de su bandeja de entrada. Aquel día habló con su compañero Fernando Tallón, quien minutos antes había recibido el mismo correo electrónico. «La Facultad de Derecho nos quiere rendir homenaje por tener los mejores expedientes académicos del curso 2013/2014», le explicó Tallón. La joven tardó poco en divulgar la buena noticia entre sus familiares y el pasado miércoles, coincidiendo con el día del patrón del centro, San Raimundo de Peñafort, se citó junto a Fernando Tallón y Araceli Aguilar, ambos antiguos compañeros del Grado de Criminología en la sala de Grado de la Facultad de Derecho.
Fueron llamados uno a uno para recibir su título. En momentos así a uno se le agrandan los ojos y también la sonrisa, pero estos tres jóvenes se dirigieron a los asistentes con un escueto agradecimiento para volver a sus butacas. El sombrío panorama para la primera promoción de Criminología de la UMA ha hecho que reciban esta distinción con un sabor agridulce. «Nos hemos sentido muy abandonados, aunque entendamos que la situación es complicada porque se trata de una carrera nueva», afirma Castañeda y continúa: «La vida es así. El talento no siempre tiene la recompensa deseada».
Conscientes de que desde que comenzó la crisis pocos estudiantes han tenido una opción en el mercado laboral, independientemente de los estudios que hayan cursado, piden mayor reconocimiento a la figura del criminólogo. «Las instituciones tienen que promover el papel de los criminólogos como se hace en otros países, como Inglaterra o Estados Unidos. Podemos hacer mucho para la sociedad y tenemos las herramientas, pero no el espacio donde aplicarlas», denuncia Aguilar.
Tallón, número uno de esta primera promoción ya ha tirado la toalla. El pasado mes de octubre comenzó la carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Granada. «Sé que es un cambio radical, pero me he visto forzado a optar por una profesión que tenga mayores salidas profesionales», explica y añade: «Es muy duro que tus notas sean las mejores, pero tengas que buscar nuevas alternativas», señala Tallón.
Buena cantera
Fernando, Irene y Araceli no fueron los únicos reconocidos el pasado miércoles. Seis antiguos alumnos más de Derecho, tres de la licenciatura y tres de Grado fueron igualmente reconocidos por sus excelentes expedientes. También se rindió homenaje a cuatro jubilados del centro y tres Premios Extraordinarios de Doctorado. Entre los estudiantes de Derecho se respiraba mayor optimismo. Alejandro Sánchez terminó el Grado en Derecho el pasado mes de junio y de momento se encuentra en Salamanca cursando un máster en Estudios de la UE. Tras el máster quiere hacer el doctorado para dedicarse a la investigación y a la enseñanza, aunque no descarta la Comisión Europea o el Parlamento Europeo como destinos futuros. «Bruselas y Estrasburgo son el sueño más lejano, el más cercano dar clases y la investigación», dice Sánchez.
Diego Ferro, otro de los estudiantes distinguidos, tenía claro que quería estudiar Derecho desde la ESO. Esa vocación justifica que su nota de corte haya sido un 8,99. «He pillado la carrera con ganas», bromea. Ahora está opositando para ser juez. «Sobre todo me gusta el ámbito civil, pero también los pleitos con la administración», sostiene.
Tanto talento joven se debe en parte a los profesores que acompañan a sus alumnos en el largo laberinto de la formación. María Ángeles Martín Reyes, profesora de Derecho Mercantil ya no lo hará. Ha llegado el momento de su jubilación, tras ejercer durante «41 años y cuatro meses» como docente. Asegura dejar una buena cantera de futuros profesionales del Derecho. «Dejo a un departamento y a jóvenes muy nutridos, comprometidos con su carrera, su futuro y la sociedad», asegura Martín. Actuales y futuros profesionales, que en palabras de la rectora Adelaida de la Calle «dan prestigio a las universidades públicas» y son los que tienen la responsabilidad de cambiar aquello que no funciona bien, «esas cosas que no nos gustan como van», mantuvo De la Calle durante el acto tras reiterar su felicitación a los distinguidos.
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