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La casa de María Barrabino
Así es la casa que Torremolinos quiere comprar

Así es la casa que Torremolinos quiere comprar

El Ayuntamiento prevé adquirir la antigua vivienda de María Barrabino, un inmueble construido en el siglo XIX cuyo proyecto de integración ha sido encargado a Salvador Moreno Peralta

Alberto Gómez

Sábado, 3 de junio 2017, 01:01

Abandonada desde hace dos décadas, la casa de María Barrabino se erige en pleno corazón de Torremolinos como uno de los edificios olvidados con mayor valor arquitectónico de la Costa del Sol. Este inmueble, deshabitado desde la muerte de su última inquilina, fue construido en 1862 y refleja los gustos de la burguesía decimonónica malagueña. Se trata de una de las pocas casas de la época que aún conserva su decoración y estructura iniciales, deterioradas por el paso del tiempo y la desmemoria pero igualmente representativas del patrimonio del siglo XIX. El Ayuntamiento quiere ahora comprar la villa para restaurarla y otorgarle un uso cultural, una iniciativa contemplada en los presupuestos municipales, aún pendientes de su aprobación.

El mal estado de la casa ha propiciado actos vandálicos que han acabado con los azulejos de la cocina, decorados a mano, y con los pasamanos de las escaleras, rematados con leones tallados en madera. Las deficiencias en la cubierta y las humedades interiores terminan de complicar las labores de remodelación, aunque desde el Consistorio están convencidos de la necesidad de integrar el inmueble en la estrategia urbana del centro de Torremolinos, que incluye la peatonalización de la plaza Costa del Sol, un enclave íntimamente ligado a la historia de María Barrabino, que heredó de su tía, María Melgar, la hacienda San Miguel, nombre que recibía la vivienda, y otros terrenos cercanos.

La mayor parte de la plaza Costa del Sol, igual que la entrada de la avenida de Los Manantiales y la plaza de la Independencia, pertenecía a la finca de la que era propietaria, aunque desde comienzos del siglo XX fue desprendiéndose de terrenos que cedía, por lo general al Ayuntamiento, por precios simbólicos. Barrabino, cordobesa de nacimiento, se estableció en Torremolinos de forma definitiva tras haber pasado allí parte de su infancia y juventud. Aunque no hay muchos datos sobre su biografía, se sabe que contrajo matrimonio con Rafael Sanz, con quien tuvo dos hijas. En los terrenos que cedió en 1940 pudo construirse la Iglesia Madre del Buen Consejo.

El Ayuntamiento de Málaga, del que Torremolinos formaba parte por entonces, expropió la plaza Costa del Sol por una deuda de 15.000 pesetas, según Antonio Ruiz. Acomodada económicamente, Barrabino dedicó su vida a realizar obras de caridad, entre ellas el reparto de comida entre las clases más desfavorecidas. Su casa entronca con los comienzos de Torremolinos como localidad pionera en impulsar el turismo residencial en la zona.

El arquitecto malagueño Salvador Moreno Peralta, encargado de diseñar el proyecto de peatonalización de la plaza Costa del Sol, visitó la casa de María Barrabino en marzo y aseguró que «es un elemento de indudable valor que permite descubrir el origen de Torremolinos», además de adelantar que su recuperación «tendrá un carácter simbólico muy superior» al simple acondicionamiento: «Sus salones y suelos, los baldosines hidráulicos, los frescos en las paredes y sus techos soberbios te trasladan a otra época. Sería retornar a un pasado fantástico, glorioso, que ya no volverá pero que ofrece su recuerdo vivo».

También José Luis Cabrera y Lutz Petry, que desde hace lustros luchan por reivindicar el patrimonio olvidado de Torremolinos, sostienen en Salvemos Barrabino que la recuperación de la casa de María Barrabino «honraría el pasado» de la localidad malagueña y sitúan el inmueble entre otros emblemáticos monumentos y espacios singulares como el molino de la Bóveda, la villa Santa Teresa o el entorno de la Torre Pimentel.

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