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El Carnaval de Málaga se ha colado en plena Semana Santa con la publicación de 'La voz alzada', un libro que muestra al lector la ... evolución de la fiesta y la propia ciudad a través de las coplas carnavalescas. Su autor es David Delfín, cronista de la fiesta y una de las personas más autorizadas para hablar de la celebración a lo largo de los últimos 41 años. Charlamos con él en la librería Pérgamo, en pleno centro de Torremolinos, en donde exige un reconocimiento a las personas que han rescatado una «cultura olvidada».
–¿Presentar un libro sobre el carnaval en plena Semana Santa es una provocación?
–No. Para mi es un privilegio y una oportunidad. Las coplas de carnaval reflejan el sentir cofrade desde hace 35-40 años, y los autores muestran desde entonces el valor lo que significa la Semana Santa para la ciudad. Creo que es algo que se puede unir y que nos da una idea de cómo el carnaval ha ocupado un espacio de normalidad en la ciudad que antes no tenía.
–¿Llegan a estar vinculadas las dos fiestas?
–Por parte de los carnavaleros, la relación siempre ha sido muy cercana porque las personas que cantan en febrero se ponen debajo de un varal, salen como nazarenos o tienen sus propias bandas de música. Sobre este asunto recojo un pasaje muy revelador en el libro: En la procesión extraordinaria que se celebró tras la Coronación de la Virgen del Rocío, en 2015, participaron todo tipo de colectivos sociales, y entre ellos estaba el carnaval. Hubo un momento en el que la comparsa de David Santiago, frente a la Tribuna de los Pobres y ante la Virgen, cantó el famoso pasodoble 'Mírala, tiene el corazón encogido', que el propio David había escrito en 1999. Para mi eso simboliza perfectamente cómo los dos se han aceptado y entienden que son parte de la propia ciudad.
–¿Qué es 'La voz alzada'?
–Es un proyecto en el que llevo trabajando desde hace desde hace muchos años. He tenido la suerte de colaborar con muchos medios a lo largo de estos 35 años, entre ellos Diario SUR, y ese trabajo me ha permitido profundizar en temas como la copla carnavalesca o el carnaval en su conjunto. Lo que yo pretendía era contar el conjunto de transformaciones de la sociedad a través de esas coplas y cómo los autores han contado nuestra propia historia. Mi deseo es que al leer este libro se pueda tener una segunda versión de lo que nos ha pasado.
–¿Por qué cree que se ha escrito tan poco de la fiesta?
–Tal vez porque la recuperación de la fiesta coincide en el tiempo con una explosión cultural en todos los ámbitos. La mejora económica y social hace que casi todo lo económico se considere cultura y se hable de la cultura del vino, la cultura gastronómica… Cuando la cultura son las ideas y las artes. De alguna manera, el carnaval llega en un momento en el que muchas cosas se llaman culturales, y eso nos ha hecho que nos cueste más alcanzar el estatus de cultura en el sentido más amplio.
–¿Por qué cree que ha costado tanto ese reconocimiento?
–Si somos autocríticos, porque el carnaval necesitaba unas bases sólidas desde el punto de vista de la creatividad, la calidad de las composiciones y propuestas. Cuando eso ha ido evolucionando, es cuando se atisba que hay elementos más allá de un mero folclore, de una mera tradición carnavalesca. Se pasa de rito a cultura porque los carnavaleros ponemos sobre la mesa propuestas de mucha más calidad. Y una vez que eso se consigue, la sociedad está mucho más preparada para aceptarlo.
–¿Cómo ha evolucionado el carnaval en estos más de 40 años?
–Hay muchas evoluciones, aunque una de las que nos debemos sentir más orgullosos es la Casa del Carnaval, que simboliza la conquista del carnaval en 40 años. Tener una casa digna es una conquista por parte de la fundación, del Ayuntamiento y del propio Estado. Eso nos proporciona una base para lo que pueda venir después, aunque haya llegado tarde. Ahora es importante incorporarla a la vida cultural del resto de la ciudad, y que si hay una Noche en Blanco se pueda estar presente. Esa casa puede significar la integración definitiva en Málaga, como puede ser un Museo Picasso o el Museo Thyssen. Eso hay que agradecérselo a la fundación, y a Rafael Acejo, a quien algún día se le dará el valor de lo que ha sido su gestión al frente del carnaval, sobre todo desde el punto de vista de saber presentar el producto carnaval al resto de la ciudad. A partir de ahora, otro salto importante sería la incorporación definitiva del Teatro Cervantes porque sería un componente motivador y creativo para los grupos.
–¿Hacia dónde debería ir el carnaval del futuro?
–Lo bueno que tiene el carnaval es que camina solo. Este año, sin ir más lejos, hemos visto un carnaval virtual que nos ha sorprendido. Está tan interiorizado como medio de expresión para una parte de la sociedad que en vez de escribir un poema o pintar un cuadro, lo utiliza para decir lo que piensa. Este año nos hemos percatado de que la copla tiene tanto valor de calidad que sirve para hacer versiones y darle un tono más artístico, como ha hecho Ángela (la gran triunfadora) en esta edición.
–¿Qué le falta a la fiesta?
–Quizás nos pueda faltar un mejor reconocimiento por parte de las administraciones. No lo digo porque los gobernantes no inviertan, sino porque parece que no tengan interés en darle protagonismo fuera de Málaga cómo sí hacen con los museos u otras celebraciones. También he echado en falta un reconocimiento a la fiesta con motivo del 40.º aniversario. No hay que olvidar que un grupo pequeño de malagueños ha rescatado una cultura que estaba olvidada y ha regalado a cuatro generaciones una forma de expresión popular.
–¿Qué es lo que más le ha sorprendido a la hora de encarar la edición del libro?
–La gran capacidad de las coplas del carnaval para contar lo que somos. Aunque ya lo conocía, cuando te pones a ordenar todo eso te das cuenta de que los carnavaleros hemos sido unos privilegiados porque los autores nos han contado la evolución de la ciudad de una forma muy certera. Eso me ha ayudado a reencontrarme con la fiesta. Por contra, lo que más me ha costado es ordenarlo todo.
–Para terminar, y aprovechando su gran conocimiento del sector turístico. ¿Tendremos carnaval en 2022?
–Ojalá. Lo importante es que la pandemia debe evolucionar lo suficiente como para que en septiembre o octubre se puedan reunir 10 ó 15 personas para ensayar.
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