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Imagen de los compromisarios andaluces ayer tarde en el congreso del PP después del acto de apertura. SUR
Juanma Moreno, su apuesta por Santamaría, las andaluzas y el reto de coser el partido

Juanma Moreno, su apuesta por Santamaría, las andaluzas y el reto de coser el partido

La división del PP regional por el congreso será un hándicap cara a unas elecciones en poco tiempo

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Sábado, 21 de julio 2018, 00:45

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Gane quien gane hoy el congreso del PP, el presidente de este partido en Andalucía, Juanma Moreno, tiene el nada fácil reto de coser el partido cara a un adelanto electoral que ayer volvió a tomar cuerpo con las declaraciones de Susana Díaz. La presidenta de la Junta admitió inestabilidad política en la comunidad que gobierna y manifestó que el adelanto «no va a depender de mí». Díaz, que respondía en realidad a la embestida de su hasta hace poco aliado Ciudadanos tras sus primarias, se coló en el congreso del PP, aunque no todos oyeron su aviso a navegantes. Juanma Moreno, parece que sí.

El presumible candidato a la Presidencia de la Junta ha apostado fuerte por Soraya Sáenz de Santamaría, a quien acompañó ayer en la entrada al hotel donde se celebra el congreso a las afueras de Madrid. Si gana la exvicepresidenta, Moreno se verá también ganador y apuntalará su liderazgo regional. Sería la situación más cómoda cara a las elecciones autonómicas. La victoria de Soraya Sáenz de Santamaría supondría, además, la incorporación de personas de su confianza en el comité ejecutivo del partido. Fuentes de su entorno insinuaron que no solo entrarían Elías Bendodo y Antonio Sanz, sino que habría más incorporaciones en puestos señalados.

Si es Casado el que gana, la situación orgánica sería distinta. Los andaluces que formarían parte de su dirección serían los que han apostado por el exvicesecretario de Comunicación, con Esperanza Oña, su coordinadora de campaña en Andalucía, como puntal importante. Ninguno sería a propuesta de Moreno, aunque fuentes del entorno de este recuerdan su buena relación con Pablo Casado. Este, según las mismas fuentes, ya ha hecho llegar a Moreno que no hará ningún movimiento en Andalucía que desestabilice al partido ante unas elecciones que también serían su primera prueba ante las urnas.

Cualquiera de los dos escenarios obliga a Moreno, a fin de cuentas al timón del partido, a buscar su unidad y la paz interna cara a las elecciones. La larga campaña de las primarias ha dejado heridas y a provincias abiertamente en clara discrepancia con la dirección regional y también en su territorio. La división no solo implica debilidad, también conflictos de intereses difíciles de reconducir a la hora de elaborar las listas electorales. Con mando en plaza, Moreno no tendría problemas. Pero con las provincias levantiscas, no dará abasto en recomponer heridas y acordar candidaturas que le sirvan de apoyo y no para segarle la hierba bajo los pies. Si Casado gana, la complejidad será máxima.

Moreno debe ser consciente de ello porque en la tarde de ayer se dedicó de alguna forma a promover cierta normalidad y actitud festiva entre las caras largas de algunos en la delegación andaluza. Logró una foto de los compromisarios andaluces con al menos todos los presidentes provinciales, incluidos los de Almería, Córdoba, Jaén, apoyos de Cospedal y puede que ahora de Casado.

La imagen de la tarde no se correspondía con los ánimos de la mañana, cuando la numerosa delegación andaluza de 519 compromisarios llegaba al hotel donde se celebra el congreso con las espadas en alto y cada facción dispuesta a jalear a su candidato y convencida de que está en el bando ganador.

Cálculos de apoyos

El reparto de apoyos sigue más o menos igual que el día anterior al cierre de esta edición: Sorayistas y casadistas admiten una ventaja de los primeros. Aparcada la guerra de cifras (60%-40% era la última versión) por la cercanía de la votación y los nervios, los compromisarios entraron en la guerra psicológica.

Los andaluces han sido los más apasionados en la contienda del PP por el liderazgo del partido y ayer fueron también los más ruidosos. Nada más comenzar el cónclave se hicieron notar. Los delegados de Málaga y Sevilla que apoyan a Soraya Sáenz de Santamaría jalearon a esta al entrar al plenario acompañada de Juanma Moreno al grito de «presidenta, presidenta».

Un gesto que algunos cospedalistas andaluces tildaron de «infantil» cuando la jornada de ayer estaba reservada a la despedida del presidente saliente, Mariano Rajoy. Entonces se produjo un efecto rebote al hacer su entrada Pablo Casado y decenas de afiliados con escapulario de votante prorrumpieron en un sonoro aplauso. El sonido visto desde fuera por la pantalla que transmite lo que ocurre en el plenario dio la sensación, posiblemente falsa, de que Casado estaba siendo recibido en olor de multitud.

La anécdota sirve para reflejar la fractura en la delegación del sur. Aún así, hubo un intento de apaciguar los ánimos. Cada provincia organizó una cena de todos, aunque la de Sevilla se dividió en dos, partidarios de Javier Arenas y de Zoido. Ninguno de los dos, fontaneros de sus respectivos candidatos en una larga noche, asistieron.

Dos visiones sobre la integración

Juanma Moreno
Juanma Moreno

Juanma Moreno. Presidente PP-A

El líder popular llegó al congreso confiado en que hubiera una lista de unidad. «No pierdo la esperanza de que finalmente se pueda llegar a un acuerdo», declaro Juanma Moreno, quien repartió elogios a los dos aspirantes. «A mí lo que me hubiera gustado y todavía no pierdo la esperanza es que haya una lista de integración. El tándem que forman Pablo Casado y Soraya es espectacular y ganador al cien por cien», dijo.

Juan Ignacio Zoido.
Juan Ignacio Zoido.

Juan Ignacio Zoido. Exministro

Zoido apoyó en la primera vuelta a María Dolores de Cospedal y ahora está con Pablo Casado. El exministro de Interior se mostró convencido de que la integración no será posible hasta después de conocer hoy los resultados. «La lista de unidad le corresponderá confeccionarla y rematarla a quien salga elegido como nuevo presidente», dijo al tiempo que pidió al nuevo líder «generosidad» para que salga un partido «unido y fuerte».

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