«Por fin tantos años de sacrificio y estudio han tenido su recompensa»
Ruth Sánchez y otros dos de los opositores que han conseguido plaza de maestro no terminan de creerse que en plena crisis vayan a dedicarse a lo que les gusta y con un puesto de trabajo fijo
M. Ángeles González
Lunes, 12 de agosto 2013, 11:30
Este año solo se han convocado 592 plazas de maestro de Educación Infantil y Primaria en toda Andalucía para unos 20.000 aspirantes. La cosa ... estaba complicada y eran muchos los que acudieron a los exámenes desanimados y con pocas esperanzas de conseguir una plaza. De los casi 3.500 que se enfrentaron a las pruebas en Málaga, un total de 128 han hecho realidad uno de sus mejores sueños. En plena crisis pueden presumir de tener garantizado su futuro profesional con un trabajo que les gusta y para el que se han sacrificado durante años pasando horas y horas delante de los libros y los apuntes.
Desde que hace dos semanas vieron sus nombres publicados en el listado de la Consejería de Educación no han podido dejar de sonreír. A sus más de 30 años, Ruth Sánchez, Salvador Cantos y Sara de Molina disfrutan de la satisfacción de haber logrado todo un reto, más cotizado que nunca en la coyuntura económica actual a pesar de los recortes. Ahora solo les queda saber en qué colegio darán clase el próximo curso, pero eso es lo de menos.
Ruth Sánchez Lobón 32 años
«Es un privilegio tener un trabajo para toda la vida»
A Ruth Sánchez Lobón la alegría le ha llegado por partida doble. Después de presentarse a las oposiciones en dos ocasiones, este año han conseguido plaza en Educación Infantil ella y su hermana Esther. Con 32 y 37 años, respectivamente, ambas se sienten afortunadas por poder dedicarse a lo que les gusta. «En los tiempos que corren, con tanta gente en el desempleo, creo que soy una privilegiada por tener un trabajo para toda la vida», señala esta malagueña que se ha pasado once años «dando tumbos» antes de conseguirlo.
En este tiempo no ha parado. Tras acabar en 2002 Magisterio en la especialidad de Educación Musical, trabajó como cajera en un supermercado. Después, «como me gustaban las cámaras y las nuevas tecnologías», hizo Comunicación Audiovisual. Además de dependienta, ha sido teleoperadora y cámara en una televisión local. Pero nunca ha dejado de ser maestra. Tras dar clases de Música unos meses en un colegio privado a niños de Primaria y ESO, decidió presentarse a las oposiciones de Infantil de 2009 porque se dio cuenta de que realmente le gustan más los niños pequeños. Repitió en 2011 y en ambas convocatorias aprobó pero no consiguió plaza, aunque desde 2010 ha trabajado como interina en varios colegios de la provincia. A partir de septiembre lo seguirá haciendo, pero de forma definitiva, como su hermana. «Por fin tantos años de sacrificio y estudio han tenido su recompensa», señala.
Salvador Cantos Leiva 31 años
«Creo que no me lo creeré hasta que esté trabajando»
En su caso, a la cuarta fue la vencida. Tras seis años estudiando sin parar y tres oposiciones, Salvador Cantos Leiva por fin ha conseguido plaza fija de maestro de Educación Infantil. «Creo que hasta que esté dando clases en septiembre no terminaré de creérmelo», afirma este malagueño de 31 años, que admite que este año se lo ha tomado «con más calma» porque estaba un poco desmotivado por las pocas plazas convocadas. «He estudiado lo mismo, pero no iba con tantas ganas como las otras veces», apunta.
Durante el curso 2010/2011 trabajó cinco meses como interino en un colegio, y desde entonces ha estado formándose. «He hecho Pedagogía y estoy acabando un máster en la Universidad de Málaga», explica este joven de Mijas que a pesar de su experiencia en este terreno, decidió apuntarse a la academia Luis Vives para ponerse al día de las novedades en los exámenes, ya que este año el procedimiento ha sido diferente.
Desde marzo hasta junio ha dedicado todos los días al estudio, dejando aparcado el máster que está haciendo. Pero el esfuerzo ha merecido la pena. «Mi amigos se extrañan porque voy sonriendo por la calle; pero es que voy a trabajar en lo que siempre he querido», dice Salvador, que se define como «persistente».
Sara de Molina Romero 34 años
«No es cuestión de suerte; he luchado mucho»
Cuando terminó Bachillerato estudió Derecho, pero no por vocación, sino porque su familia le convenció. «Me decían que tenía más salidas que Magisterio y les hice caso», recuerda Sara de Molina, que tras terminar la carrera y hacer unas oposiciones para la administración local y no conseguir plaza, decidió hacer lo que siempre había querido.
En 2010 se tituló como maestra de Educación Infantil y en 2011 se presentó por primera vez a unas oposiciones. Sacó buena nota pero no obtuvo puesto fijo, aunque trabajó como interina siete meses y cinco días en colegios de Granada y Málaga.
Este año comenzó un curso de posgrado en la UNED convencida de que no se convocarían nuevos exámenes. Pero no fue así y, aunque se presentó «con pocas esperanzas», sus horas de estudio han dado su fruto. Aunque esta malagueña de 34 años insiste en que «no es cuestión de suerte» y que ha luchado mucho para conseguir plaza y sacar la nota más alta de su tribunal, reconoce que el nuevo modelo de oposición le ha beneficiado porque «favorece a los que estudiamos más frente a los interinos que llevan muchos años trabajando y se acomodan». «El primer examen es eliminatorio y es más difícil porque hay un supuesto práctico que antes no había», cuenta Sara, para quien ha sido fundamental los ánimos y la dedicación de su preparadora en la academia Unitec, Charo Barroso.
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